[BCN Film Fest] Oliver Stone vuelve a la carga con ‘JFK : Caso revisado’: ¿de verdad Oswald no mató a Kennedy?

30 años después de su magistral ‘J.F.K: Caso abierto’, Oliver Stone regresa al lugar del magnicidio con un documental que busca exonerar al presunto asesino
JFK: Caso revisado
JFK: Caso revisado
Cinemanía
JFK: Caso revisado

El asesinato de J.F.K en aquella aciaga tarde de Dallas es la gran tragedia americana, la obsesión que no cesa, e historia del cine. La huella que Oliver Stone ha dejado en nuestros cinéfilos corazones no sería tan relevante si no fuera por J.F.K: Caso abierto (1991), la película que, en efecto, puso sobre la mesa la necesidad de desclasificar documentos ultrasecretos. 

Muchos de ellos salieron a la luz, aunque parece vana la idea de que, en algún fondo de archivo de la CIA, exista un memorando con los nombres y apellidos de los que participaron en la presunta conspiración. Hasta donde me alcanza la memoria, antes incluso del estreno de J.F.K: Caso abierto, diría que la versión oficial, apuntalada por la comisión Warren y todavía defendida por los principales medios estadounidenses, nunca gozó de gran aceptación popular.

JFK: Caso revisado prácticamente santifica a JFK. Es difícil saber si fue realmente un presidente tan obsesionado con la paz mundial como nos lo pinta Stone. Lo que sí es cierto es que sus sucesores no han ido por ese camino, quizás porque presintieron el magnicidio como una advertencia. 

JFK y Stone: una cuestión personal

En la indisimulada admiración por JFK de Stone, que también ha dedicado admirativos documentales a Fidel Castro, Hugo Chávez y Vladimir Putin (sic), influye sin duda el hecho de que el director de Platoon (1986) y Nacido el 4 de julio (1989) aterrizó como voluntario en Vietnam en 1967, en medio de una escalada bélica por la que muy probablemente JFK no estaba interesado. 

Aunque ferviente anticomunista, parece lógico pensar que, tras la crisis de los misiles cubanos, que puso al mundo al borde de la Tercera Guerra Mundial, JFK decidiera dar marcha atrás y pacificar los ánimos beligerantes de sus compatriotas.

A sabiendas de que las armas son el mayor negocio mundial, y de que necesitan de guerras para su buen funcionamiento, no parece ninguna locura pensar que cualquier amago de prudencia pueda costarle la vida incluso al presidente de Estados Unidos. 

Kevin Costner junto a Oliver Stone rodando 'JFK: Caso abierto'
Kevin Costner junto a Oliver Stone rodando 'JFK: Caso abierto'
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El Jim Garrison encarnado por Kevin Costner ya insinuó la posibilidad de una conspiración en la que pudieron participar desde Lyndon B. Johnson a la mafia, pasando por los anticastristas de Miami, y una retahíla de los más oscuros miembros de agencias gubernamentales. Extraña que no participara también el KKK, aunque en el documental se menta de paso hasta al partido nazi americano.

Desmontando teorías

Oliver Stone vuelve a desmontar la teoría de la bala mágica, con una insistencia casi maníaca, para demostrar que hubo más de un tirador. Pero va más lejos, pintando a Lee Harvey Oswald como un muñeco de paja que los conspiradores colocaron ahí para cargar con el muerto. El problema es que no somos expertos en balística, y que resulta muy fácil convencernos de que la bala entró por la garganta del presidente, volándole literalmente la tapa de los sesos y produciendo esa trágica imagen de Jackie encaramándose a la parte de atrás del Lincoln para recuperar una parte del cerebro de su marido. 

JFK: Caso revisado
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Si la trayectoria inversa de la bala demostrase, tal y como insiste Stone, la existencia de otro tirador, queda por ver el grado de participación de Oswald, y ahí el cineasta se muestra mucho menos convincente. Las supuestas pruebas que aporta, sobre el tipo de fusil, que varía según las fotografías, o el timing de Oswald durante el atentado, están muy lejos de resultar tan persuasivas como su deconstrucción de la llamada “bala mágica”. 

¡El fusil no es el mismo! ¡La secretaria no le vio bajando por la escalera! Eso sí, aporta datos interesantes: la supuesta existencia de otros dos atentados fallidos en Tampa (Florida) y Chicago (Illinois), que siguen el mismo patrón: varios tiradores y el sospechoso ideal en el lugar indicado.

Conclusiones provisionales

La impresión que deja JFK: Caso revisado es que, independientemente del discutible grado de participación de Lee Harvey Oswald, y de la existencia o no de la supuesta conspiración, el caso seguirá fascinando mientras dure la Tierra. La insatisfacción que produce la versión oficial, llena de agujeros (sic), las enormes dosis de misterio irresoluto, y todas las apasionantes posibilidades que arroja, así como la inquietante galería de personajes, continúan formando un coctel tan adictivo como para seguir alimentando la más perdurable de las obsesiones. 

Una obsesión que sirve para todo, incluso para ligar y hasta para justo lo contrario: ahí está el freak encarnado por John Slate en la seminal Slacker (Richard Linklater, 1990), que un año antes del estreno de JFK: Caso abierto utilizaba la conspiración para tratar, en vano, de seducir a una chica en la sección True Crime de una librería de Austin, o el Alvy Singer de Annie Hall (Woody Allen, 1977), que usaba la madre de todas las conspiraciones para evitar tener sexo con Carol Kane. 

A punto de cumplirse el 60 años de la más siniestra tragedia americana, y todavía no podemos estar seguros de nada. Esa inquietud es el el estremecimiento que nos convierte en público cautivo de JFK: Caso abierto, JFK: Caso revisado, y los que vengan.

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