Inma Cuesta ('El páramo'): "Me parecía muy necesario hablar de las enfermedades mentales"

Conversamos con Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores sobre la nueva película de terror de Netflix, donde una bestia hace peligrar la vida de sus protagonistas.
'El páramo'
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Cinemanía
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“La bestia adopta la forma que te da más miedo. Ataca tus puntos débiles para llevar ventaja e intenta acabar contigo”, revela con una gran madurez el pequeño Asier Flores en su nueva incursión en el cine después de su debut en Dolor y Gloria. Entre el terror psicológico y el wéstern, El páramo se ambienta en una España del siglo XIX enfrentada a los horrores de la guerra, donde una familia se ve obligada a confinarse en su hogar en un árido terreno. Un lugar aparentemente apacible que pronto es perturbado por la presencia de una criatura y pone en jaque la salud mental de los personajes.

Al frente del elenco se sitúan también Inma Cuesta y Roberto Álamo. Un filme que supone un grato recuerdo del pasado en común de los protagonistas, como bromea la propia actriz. “Parecía un remake de Margarita y Juan en Águila Roja, que se torció en el tiempo y se acabaron reencontrando”.

Tras El desorden que dejas, El páramo es una nueva colaboración de Cuesta con la plataforma, que llega el 6 de enero a más de 190 países. "Estoy muy contenta de que esta película pueda viajar por el mundo, eso siempre es emocionante y sorprendente. Cuando estrenamos El desorden que dejas  era algo extrañísimo conocer que podía ser número 1 en Dubai", revela la actriz sobre el éxito de esta ficción. "Que esta película pueda tener la posibilidad de viajar por el mundo, después de tanto esfuerzo y trabajo por parte de David y del resto de guionistas, me parece impresionante. Bendita sea Netflix y todas las plataformas". 

Hablamos con el cineasta catalán David Casademunt sobre su ópera prima, que está protagonizada por Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores.
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Un monstruo real en el set de rodaje

"Había una bestia por allí... ¡un señor que medía dos metros! Él estaba para asustarnos. El trabajo de efectos era impresionante, y sí que aparecía por allí en algún momento necesario para crear esa sombra y su atmósfera, pero luego prácticamente no sale en pantalla", confiesa Cuesta sobre este monstruo que atemorizaba al pequeño Asier. 

"En una de las escenas finales me pusieron música para que me diera más miedo. Daba un poco de cague la verdad", destaca por su parte la joven promesa. Un miedo que visibilizaba aún más la tierna relación maternofilial entre ambos, que también está presente fuera de los focos. Además, los dos comparten también otros trucos para entrar en situación, como las "grabaciones terroríficas, un poco satánicas" que oían de sonido de fondo. Una actuación de método. 

De igual forma, Cuesta ha entregado todo de sí en estas secuencias, donde bien podría haber encontrado una nueva pasión: la apnea. En una de las escenas más asfixiantes, la actriz debía mantener la respiración sumergida en la bañera, algo que acababa asustando a su vástago en el filme. "Yo no salía del agua. Aguanté 45 segundos. Asier se asustó mucho porque creía que me había pasado algo. Después salí y estaba como ahogada", revela divertida Cuesta ante un perplejo Álamo, quien "pensaba que todo estaba trucado".

El miedo ante el reflejo de la salud mental

El guion enamoraba desde el primer momento a Inma Cuesta, quien reconocía sus propias "heridas" vitales en las páginas creadas por Casademunt (junto a Martí Lucas y Fran Menchón). Algo que "creó un vínculo muy bonito" entre director y protagonista. No obstante, el abordaje de la locura infundía un gran respeto a esta, dentro de este cuento metafórico sobre bestias, humanos y miedos. "Me daba mucho vértigo entrar ahí, porque para mí la locura es una de las cosas que más vértigo me da y era todo un reto hablar sobre las enfermedades mentales, pero me parecía muy necesario."

La visión del aislamiento aportada por El páramo nos traslada a la plena actualidad en la era Covid, pese a lo cual el guion era concebido previamente a la pandemia. De hecho, el proyecto recibía luz verde durante los primeros días de cuarentena y tomaba así una nueva dimensión más cercana. “Se trata de una historia que en mayor o menor medida nos ha pasado a todos, independientemente del continente o la clase social a la que pertenezcamos. La idea de la soledad. No es una película de terror al uso. Es una película de miedo emocional o psicológico”, incide Álamo sobre el filme original de Netflix. 

En plena época en la que la salud mental cada vez copa más titulares, El páramo llega para visibilizar algunos de los problemas sociales más acuciantes en la actualidad. Ninguno estamos exentos de que una nueva bestia aparezca ante nuestras narices. 

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