Netflix se enfrenta a su peor bestia: 'El páramo', la nueva película española de terror de la plataforma

Hablamos con el cineasta catalán David Casademunt sobre su ópera prima, que está protagonizada por Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores. 
'El páramo'
David Casademunt y Asier Flores
NETFLIX
'El páramo'

En marzo de 2020, mientras los españoles afrontábamos con tesón la cuarentena por el avance del covid, el director catalán David Casademunt recibía una de las mejores noticias de su vida: Netflix daba luz verde a su primer filme, El páramo"Me salvó del aislamiento que todos vivimos, porque fue una situación muy extraña. El mundo se iba al carajo y yo estaba feliz porque al fin se iba a hacer la peli".

La alegría de Casademunt era fruto de una amplia trayectoria laboral en el ámbito publicitario y el mundo de los vídeos musicales- trabajando con artistas como Pablo Alborán-, y más de cinco años desarrollando su ópera prima. Un trabajo que supuso un soplo de aire fresco al cineasta, después de que otras cuatro ideas anteriores fueran descartadas. "Cada vez que un proyecto no sale es una colleja de la vida muy, muy dura"

Hablamos con el cineasta catalán David Casademunt sobre su ópera prima, que está protagonizada por Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores.

El páramo encerraba así entre cuatro paredes a una familia compuesta por Inma Cuesta, Roberto Álamo y Asier Flores, quienes viven en un terreno árido español en el conflictivo siglo XIX. La aparición de una bestia, que refleja las propias heridas del pasado del realizador, se convertía en un látigo contra los protagonistas. "Nos dimos cuenta que para contar lo que yo quería, que eran cositas que tenía aquí adentro, lo ideal era una historia de terror".

Un relato metafórico en el que Casademunt muestra sus cicatrices, en un libreto que firma junto a Martí Lucas y Fran Menchón. “Nos gustaría que tuviera varias capas de lectura. ¿Qué es ese horizonte que es tan importante en la película y qué hay más allá? ¿Es el presente? ¿Qué heredamos de esa España no tan lejana? ¿Cómo somos nosotros, los hijos de esa gente con miedo?”.

Su cercanía a la realidad actual: la era del covid 

Pese a sus similitudes con la plena actualidad (el encierro, los conflictos con la salud mental...), el filme era concebido previamente al confinamiento. "Qué infeliz casualidad. Es que es muy fuerte lo que ha pasado. Esto es un guion que comienza en 2014. Es una película que puede leerse como una alegoría del aislamiento y del covid. Pero nunca lo fue, al menos en la fase del guion, porque no había ocurrido la pandemia", señala Casademunt.

"Quiero pensar que de una forma mística haber planificado la película estando encerrado, cuando es una película que habla de gente confinada, ha provocado que la película tenga una verdad única en cuanto a ese tema". Un filme asfixiante catalogado como 'película de terror', pese a que bebe de las influencias del thriller psicológico, el wéstern y el drama, como él mismo admite. 

La importancia del costumbrismo español

El páramo también supone un reflejo relevante del folclore español, donde encontramos en sus diálogos canciones que han sonado en el patio de cualquier colegio (Veo Veo, Don Federico...). Un amor por las costumbres españolas que veíamos en otras producciones patrias de la plataforma, como La casa de papel.

"Que la película suceda en España es importante para nosotros. A pesar de que es una peli de contexto local, yo creo que viaja de manera universal muy fácilmente,  porque el drama de los personajes es muy reconocible a nivel universal. Me gusta que pueda tener una capa de lectura un poco política". Una época que además rememora el pasado y "aleja la historia de la tecnología para hablar de una forma poética sobre el aislamiento".

La lucha contra nuestras bestias

"Para trabajar la evolución del personaje de Inma [Cuesta] tuvimos como referencia la depresión que deriva a psicótica. Hablamos con un psiquiatra y tratamos cómo sería su comportamiento, cómo habla, cómo mira...", revela Casademunt, quien también expresa el "reto mayúsculo" que supuso crear a la bestia que aterroriza a los personajes. 

La criatura era concebida como el atisbo de una sombra en el guion, que después era trasladada a las imágenes en una apuesta valiente. Una plasmación cuyo significado va mucho más allá de lo visual, como confiesa el propia Casademunt. "La peor bestia con la que he tenido que luchar el último año haciendo la peli he sido yo mismo, mis miedos, las expectativas de que yo tenía sobre lo que significaba hacer una película y lo que luego ha sido de verdad. Y bueno el síndrome del impostor, las inseguridades". Nuestras bestias siguen más vivas que nunca, ahora es tiempo de enfrentarnos a ellas.

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