Gotas y chispas: así se convirtió 'Elemental' en uno de los grandes éxitos de 2023 después de que todos dijeran que era un fracaso

Tuvo una proyección poco halagüeña en Cannes, y se asumió que no levantaría cabeza desde ahí.
'Elemental'
Fotograma de 'Elemental'
Disney
'Elemental'

La imagen de prestigio que Pixar se había ido labrando durante algo más de dos décadas quedó manchada irremisiblemente por la pandemia. Hasta entonces, y sobre todo desde que fue absorbido por The Walt Disney Company en 2006, había saltado periódicamente la alarma sobre una posible decadencia en sus producciones, pero el escenario COVID-19 fue mucho más devastador. Ahí era lo de menos que tal película hubiera salido mejor o peor, pues su recibimiento dependía de la exhibición.

Y esta exhibición era la que había dictaminado Bob Chapek como CEO de la Casa del Ratón. Con el pretexto de la emergencia sanitaria y la clausura de salas a las que había conducido, se optó por llevar Soul a Disney+ en la Navidad de 2020. Sin coste adicional: un privilegio que por ejemplo sí había ostentado el remake de Mulan. El statement que lanzaba Disney con respecto a Pixar, voluntaria o involuntariamente, pasaba a ser que no respetaba su reputación lo suficiente como para arriesgarse a llevar su película a salas, dándole preponderancia a Marvel o a las producciones de Walt Disney Animation. Sufrieron el mismo trato Luca y Red.

No así Lightyear. Que sí llegó a cines, y tuvo una recaudación mediocre. Dolió porque la marca Toy Story resultaba no ser infalible después de todo, y porque la escueta taquilla parecía dar la razón a Disney: Pixar no merecía la ventana tradicional de exhibición. Para Peter Docter, como líder de Pixar, se trataba sin embargo de una profecía autocumplida: la falta de confianza inicial de Disney se había contagiado al público, y este había empezado a percibir la marca como algo que era mejor disfrutar desde casa. Docter estaba tan frustrado con eso que justificó lo ocurrido más tarde con Elemental recurriendo a ese argumento.

Elemental acababa de estrenarse en los cines estadounidenses, y las previsiones no eran buenas. De tal modo que Docter se apresuró a decir que la culpa era de Disney, por devaluar la imagen de Pixar y acostumbrar al público a ver sus películas en streaming. Docter, entonces, se estaba apresurando al asumir la derrota. Meses después Elemental, que acaba de llegar a Disney+, resultaba ser un éxito.

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Un inicio decepcionante

Durante aquella entrevista con Variety Docter estaba siendo especialmente pesimista, pero quién podía culparle. El estudio que heredó de John Lasseter nunca había dejado de trabajar con vistas a un gran estreno en salas, estimulando los avances técnicos y creativos en aras de seguir ensanchando la leyenda de Pixar. Disney había escupido sobre esa leyenda, dándole el mismo valor que un telefilm o una serie de Star Wars, y había rebajado notablemente los ánimos con respecto a la acogida de Elemental. La crítica de Cannes también tuvo culpa.

Elemental había acudido a clausurar el festival francés. Más allá de la ovación por defecto que desató, los críticos internacionales la despacharon con especial saña, asegurando que era uno de los puntos más bajos de Pixar además de ser un cúmulo de topicazos originarios de la tradición del estudio. Este film de Peter Sohn (El viaje de Arlo) indagaba en el racismo y la experiencia migrante a través de una ciudad poblada por elementos (tierra, agua, fuego y aire), segregados a su vez por barrios. El argumento se centraba particularmente en el romance de una chica de fuego, Candela, con un chico de agua, Nilo.

Las críticas no fueron buenas. Y cundió el desánimo. Tenía previsto estrenarse en EE.UU. el 16 de junio (acompañado de La cita de Carl, corto con personajes de Up que a su vez, y al venir de la serie Dug y Carl, incrementaba la sensación de ver contenido streaming), y las previsiones apuntaban a una recaudación en el primer fin de semana entre 35 y 40 millones de dólares. No era una perspectiva halagüeña, y Elemental hizo incluso menos. 29.5 millones de dólares recaudó este fin de semana en EE.UU. La segunda menor apertura de la historia de Pixar.

También había sido menor que la de Lightyear, considerada holgadamente un fracaso, así que se asumió que la película se la iba a pegar. Elemental tenía todas las papeletas para unirse a la ristra de blockbusters que en 2023 han ido estrellándose en el box office, por una combinación de desinterés y de presupuestos exorbitados. Este año, y más allá de las contundentes alegrías que ha traído el Barbenheimer, está siendo realmente fatídico para las majors de Hollywood. Indiana Jones y el dial del destino, Transformers, la totalidad de la producción de DC… todas han tenido unos números muy mejorables, en tanto a ser incapaces de vislumbrar beneficios partiendo del presupuesto.

Que esa es otra. Todos estos films son carísimos (¿injustificadamente?), y Elemental no es una excepción. Su presupuesto asciende a 200 millones, más unos 100 en márketing, así que recaudar menos de 30 en el primer fin de semana indicaba que el fiasco iba a ser de órdago. Así lo asumió Docter, corriendo a culpar a Disney de la debacle, y así lo asumieron los analistas de la taquilla. También se dijo entonces que parte de la culpa había sido de la competencia de Elemental en aquel fin de semana, coincidiendo con Flash (otra apertura mediocre) y teniendo aún en carteleras Spider-Man: Cruzando el multiverso. Otra película animada que estaba teniendo bastante éxito, y quizá era competencia directa.

'Lightyear'
Fotograma de 'Lightyear'
Disney

La fiebre del primer fin de semana

Llegados a este punto hay que valorar la importancia que a nivel industrial se le suele dar al fin de semana de apertura. Es una costumbre que proviene de finales de los 70, cuando el blockbuster tal y como lo conocemos se asentó, y básicamente se asentó porque acuñó tanto un modelo productivo como de exhibición. Superproducciones había habido siempre: la diferencia con El padrino, Tiburón o Star Wars es que no se daba un desembarco tan masivo de copias, ni un aparato promocional tan ambicioso, ni un cálculo tan estricto de cuáles eran las mejores temporadas para estrenar cada rompetaquillas.

La economía blockbuster se basa en llegar y arrasar, pues depende de la administración del hype y la omnipresencia mediática. En los primeros años del blockbuster esta lógica de la rapidez ya se percibía, pero el arraigo de Internet hubo de acelerarlo todo de forma que los primeros días de presencia en taquilla hubieran de dictaminar cómo sería el recorrido posterior. No es casualidad, pues, que la etiqueta sleeper surja en contraposición al término blockbuster. Un sleeper puede ganar el mismo dinero, o incluso más, que cualquier blockbuster. Lo que les distingue no es la taquilla o el presupuesto, sino que el sleeper se queda tranquilamente en cartelera. Sumando espectadores por goteo.

No es como Hollywood se siente tranquilo funcionando. En mayo de 2002 Spider-Man ganó 100 millones de dólares en su primer fin de semana, y desde entonces se convirtió en un estándar para confiar en que x película daría beneficios ostensibles. Los 100 millones de dólares, al igual que los 1.000 millones, son en cómputos estadounidenses un signo de que todo va bien: si ganas 100 millones en tu primer fin de semana es que vas a triunfar, si superas los 1.000 millones es que eres un triunfo que marca época (en 2023 esto ha pasado con Barbie y Super Mario).

Sam Raimi en el rodaje de 'Spider-Man'
Sam Raimi en el rodaje de 'Spider-Man'
Sony

Diez años después de Spider-Man, Los Vengadores amplió el tiro a 200 millones de dólares en su fin de semana de apertura. Y así quedaron, más o menos, las expectativas desde entonces. No importaba que otras películas como Avatar o Titanic tuvieran un recorrido más escalonado, sin brillar especialmente en su opening: si una película de gran presupuesto no alcanza una suma concreta durante los primeros días, es que lo lleva crudo. Y lo lleva crudo, volviendo al pobre Docter, porque todo es una profecía autocumplida: si no gana lo suficiente los medios se harán eco de ello, y el público asumirá que la película no vale la pena.

La cuestión es que Hollywood se ha encerrado a sí mismo en una lógica tan autocombustible como dañina, que alineándose con la urgencia informativa conduce a que las grandes producciones apenas tengan margen de ir encontrando su público con el boca oreja. Los rígidos estándares fuerzan a sentenciar el destino de una película cuando apenas han transcurrido 24 horas de su llegada a cines, aun cuando se puedan valorar otras variables. Por ejemplo lo que ocurra internacionalmente o, sobre todo, la evolución de cara al segundo fin de semana.

Bajo este último supuesto se considera que si la taquilla de una película baja en una semana entre un 30 y un 40% sigue siendo buena señal: el interés del público continúa, el dinero va a seguir llegando. Es lo que ocurrió con Elemental. A su segunda semana había recaudado 18.4 millones de dólares más. La taquilla había caído un 38%, pero aún así medios como The Wrap se obcecaron en ser cenizos: “Se necesitaría un aguante de proporciones históricas para que la película fuera rentable”. Pues bien, Elemental es rentable

Lo que nos enseña 'Elemental'

La industria está empeñada en que si una película no obtiene un tercio de su recaudación doméstica en el fin de semana de estreno, no va a cuajar. Pero Elemental ha cerrado su recorrido con 484.201.610 dólares. Ha dado beneficios de sobra, ha superado incluso la recaudación de Spider-Man: Cruzando el multiverso, y se ha colado entre las diez películas más taquilleras del año al superar a Ant-Man y la Avispa: Quantumanía. También ha sido todo un logro en el marco de Disney y Pixar.

Ha ganado mucho más que Lightyear en efecto (que se quedó en 226 millones), pero también más que Encanto (que cerró con 256 millones antes de conectar de verdad con el público en Disney+) y más que Mundo extraño. Lo de Mundo extraño, último largometraje de Disney Animation hasta la fecha, fue especialmente catastrófico: sus 73 millones de dólares en todo el mundo lo erigían como el mayor fracaso de la Casa del Ratón en vísperas de celebrar su 100 aniversario. Un titular terrible, que al menos Elemental ha venido a enderezar e incluso a proporcionar buenas vibraciones antes de Wish: el próximo largometraje de Disney, consagrado al siglo de la compañía, que se estrena este 22 de noviembre.

Disney tiene motivos para estarle agradecido a Elemental. Tony Chambers, vicepresidente ejecutivo de distribución, ha admitido que se apresuraron al asumir la derrota. “Después de un primer fin de semana decepcionante, estamos muy contentos de que el público haya ido descubriendo la gran película que es”, declara el ejecutivo. Porque, en efecto, es lo que ha ocurrido. El público ha ido conociendo poco a poco Elemental, el boca oreja ha funcionado, y a través de recomendaciones la taquilla del film se ha mantenido estable durante semanas.

A España Elemental llegó el 14 de julio, cuando el desánimo seguía presente. Todo el aparato mediático insistía en calificar Elemental como un fracaso, pero más o menos por entonces se empezó a registrar una remontada insólita. Las semanas transcurrieron, Elemental sobrevivía tanto al Barbenheimer como a Megalodón 2: La fosa o Misión Imposible: Sentencia mortal - Parte 1, y el dinero no dejaba de llegar a un ritmo constante y plácido. Los medios empezaron a hacerse eco, y se celebró especialmente lo ocurrido en Corea del Sur.

'Elemental'
Otro fotograma de 'Elemental'
Pixar

Internacionalmente, Elemental ha cerrado recorrido con 330.014.981 dólares. De esos más de 300 millones, 48 pertenecen al mercado surcoreano, donde Elemental ha arrasado. Una de cada ocho habitantes de Corea del Sur ha visto la película, lo que es encantador porque además resulta que Sohn, director de Elemental, tiene ascendencia coreana, y este vínculo ha contribuido a ensamblar el argumento.

En conclusión. Elemental ha llegado al streaming, pero luego de que resulte que el streaming no era su hogar primordial como Disney se había empeñado en creer. La película ha quintuplicado la taquilla que hizo en su estreno, y hay muchas razones para celebrarlo. También para asumir que la importancia desmedida que se le concede al fin de semana de apertura debería ser puesta en cuarentena, y no apresurarse en querer influir con titulares el resultado de un determinado título. Hollywood, en fin, necesita tomarse las cosas con calmaElemental es la prueba.

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