El octavo vicio de Javier Tolentino: un homenaje al cine iraní en 'Un Blues para Teherán'

El periodista radiofónico y agitador cinéfilo Javier Tolentino debuta en el largometraje con un viaje a través de la música iraní: ‘Un blues para Teherán’ es el retrato triste pero esperanzado de un país apasionante
'Un blues para Teherán', de Javier Tolentino
'Un blues para Teherán', de Javier Tolentino
'Un blues para Teherán', de Javier Tolentino

El estreno de su primer largometraje (cierra ahora también una trilogía de cortos, Entretelas) coincide con la despedida de un clásico de las ondas y del cine, que Javier Tolentino ha dirigido desde hace 22 años: El séptimo vicio, en Radio 3, que ha llenado muchas tardes de la cinefilia en España con otra forma de entender la información cinematográfica, llena de personalidad y de música. Del vínculo de este periodista convertido en cineasta con la música a través de su trabajo en la radio y de su querencia por el cine iraní que a partir de finales de los 80 revolucionó los festivales de cine del mundo surge este proyecto producido por Lluís Miñarro y Alejandra Mora.

“Después de varios talleres y experiencias con Kiarostami y Farhadi, donde empezó a crecer esa pulsión por dirigir algo vinculado a Irán y su cine, recuerdo que le comenté a Asghar Farhadi en su casa cómo sería un retrato del país desde el punto de vista de alguien no iraní. Le resultó interesante y empecé a darle vueltas”. Así nació la idea de buscar músicos a través de anuncios en las escuelas y conservatorios que pudiesen mostrar el panorama musical y de seguir a un cronista cinematográfico (Erfan, que iba a ser su ayudante de dirección y se convierte en uno de los protagonistas) que viaja por el Kurdistán investigando sobre la música tradicional.

Todo ello sirve de punto de partida para mostrar la realidad de un país en el que la creación artística está en peligro: “Los artistas peligran en cualquier país, también en Occidente por la acción del mercado, pero en Irán es el propio estado el que lo limita, y es una pena porque es un lugar sofisticado y culto en música, poesía, cine... ¡incluso haciendo alfombras se nota esa impronta riquísima!”.

Tolentino, que ya prepara un segundo largo que rodará en Catalunya, “en la misma línea de cine de lo real”, ha conocido la experiencia cinematográfica desde el lado periodístico y ahora la ve desde el otro lado: “El periodismo es ingrato, no está muy reconocida la tarea de hablar de la obra de los demás, y tiene mucho mérito. Pero hablar de lo que tú haces, de lo que llevas dentro es muy especial. Es difícil que vuelva a hacer periodismo, es el momento para ver si puedo seguir este nuevo camino”. El blues nocturno que abre el filme a la despedida no quiere caer en la tristeza: “Un país sin libertades, con las mujeres reprimidas, con pena de muerte... es triste, pero va avanzando poco a poco. La injerencia de EE UU no ayuda, pero yo no voy a juzgar un país, yo quería saber cosas sin que me las contasen otros, y mostrarlo en plano fijo”.

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