El cine de animación español, ¿una escuela de profesionales desaprovechada?

  • En plena celebración del triunfo de Alberto Mielgo en los Oscar, hablamos con Enrique Gato ('Tadeo Jones'), Jaime Maestro ('Animal Crackers') y Santiago López Jover ('Chico mocoso').
El cine de animación español, ¿una escuela de profesionales desaprovechada?
El cine de animación español, ¿una escuela de profesionales desaprovechada?
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El cine de animación español, ¿una escuela de profesionales desaprovechada?

La victoria de Alberto Mielgo y Leo Sánchez en los Oscar 2022 ha demostrado una vez más el buen estado de la industria de la animación en España. El director y el productor recibían la estatuilla dorada al mejor cortometraje de animación en la 94ª edición por El limpiapabrisas. Un nuevo hito para estos profesionales, que aún luchan por escapar de los estereotipos sobre el cine infantil y buscan su propio lugar en el sector cinematográfico. 

En CINEMANÍA, analizamos algunas de las claves de la animación española, que durante décadas dejó escapar a algunos de sus mejores talentos. Los directores y animadores Enrique Gato (Las aventuras de Tadeo Jones), Jaime Maestro (Animal Crackers) y Santiago López (Chico mocoso) nos cuentan los secretos detrás de esta bonita y antiquísima profesión. 

¿Una escuela realmente desaprovechada?

Con verdaderos artistas españoles trabajando en estudios icónicos como Disney, Pixar o  Toei Animation, el panorama patrio ha resultado una gran fuente de profesionales para el mercado internacional. Un talento que el cine español no supo absorber, pero cuya fuga de cerebros se ha conseguido frenar. 

"Hace dos décadas era impensable dedicarte a la animación en España y ahora es posible, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Se trata de un sector fuerte a nivel de talento, pero no tanto al industrial", destaca sobre la situación actual Enrique Gato

El cineasta y animador vallisoletano está detrás de una de las películas de animación patrias más taquilleras: Las aventuras de Tadeo Jones (su tercera entrega estrenaba un nuevo avance estos días). El claro ejemplo de que el cine de animación español también puede ser ambicioso y taquillero. 

"Falta consolidación y un suficiente volumen de proyectos de manera continuada para que se sostenga. Pero, desde luego, somos uno de los países del mundo que más cantidad produce y de mayor calidad". El realizador representa así el futuro de una prometedora industria aún en pañales, por la que apuesta a través de su propio estudio y la escuela Lightbox.

Esa sobresaliente calidad y el lenguaje universal han logrado que España se convierta en uno de los países de mayor exportación de animación. Unas características que han llevado a un incremento de las coproducciones internacionales, pese a que los profesionales patrios siguen encontrándose numerosas puertas cerradas aquí. Un motivo por el cual han seguido surgiendo numerosos estudios, productoras y escuelas de animación, que tienen a los propios animadores al frente. 

"Si quieres dirigir en España te ves obligado a ser productor o empresario, creo que les pasa hasta a profesionales como Sergio Pablos (Klaus). Somos emprendedores por obligación. Levantar una película cuesta más que hacerla, porque igual han pasado hasta 7 u 8 años cuando la terminas", revela Jaime Maestro, quien arrasaba sorprendentemente en la taquilla china con Animal Crackers y montaba con ella la compañía La Tribu Animation. "Lo más fácil para muchos habría sido salir de España. No porque fuéramos buenos, sino porque antes éramos poquitos. Quedarnos también ha sido un ejercicio de valentía".

Los grandes hitos de la animación española

Considerado como uno de los padres del cine de animación por personalidades de la talla de Walt Disney, Segundo de Chomón ya mostraba en sus trazos el arte de esta profesión a principios del siglo XX. Como consecuencia nacerían joyas como El hotel eléctrico (1908). El cine de animación español seguía esta estela vanguardista en las décadas siguientes con hitos como Garbancito de la Mancha (1945), primer largometraje de animación en color de toda Europa, y El bosque animado (2001), primera película de animación 3D en el viejo continente.

Un sector en el que también destacaban importantes títulos como El Cid, la leyenda (2003), Los reyes magos (2003), Arrugas (2011), Planet 51 (2009), Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo (2014), Psiconautas, los niños olvidados (2015), Un día más con vida (2018) o Buñuel en el laberinto de las tortugas (2020), entre otros muchos trabajos.

Durante las últimas décadas hasta cuatro proyectos de animación españoles han recibido nominaciones en los Oscar (los cortometrajes La dama y la muerte y El limpiaparabrisas, y los largometrajes Klaus y Chico & Rita). A esto también se suman los numerosos reconocimientos en certámenes de prestigio mundial como los Annie o el festival de Annecy. Un buen hacer del talento español que se ha visto reflejado a nivel global, y no tanto así en nuestro país. 

El talento fuera de España

"Yo soy un claro ejemplo de un profesional español que lleva más tiempo trabajando fuera de España que dentro", reconoce el cineasta Santiago López Jover (Niño mocoso). El animador y realizador trabaja en la actualidad en Cartoon Saloon, donde participaba en el pasado en proyectos como la célebre La canción del mar. Un reconocido estudio situado en Irlanda, que está repleto de españoles. "Es un esfuerzo titánico trabajar en España porque no hay un reconocimiento social. Aquí todavía se asocia la animación al cine infantil. La animación no es un género, sino que es una técnica". 

En negociaciones para su retorno a España, Jover también incide en la dificultad de encadenar trabajos en nuestro país. "Soy consciente de que seguiré trabajando fuera de momento, pero la forma de apoyar a los animadores españoles es sobre todo desde las instituciones. Debería haber una concienciación social hacia la cultura, que, de momento, no está sucediendo. Tenemos partidos políticos que creen que el mundo del cómic, de los videojuegos y del cine de animación no es parte de la cultura".

Un apoyo al cine de animación que países como Japón, Francia, Irlanda o Estados Unidos han abrazado en las últimas décadas, demostrando que la firme apuesta (con una financiación ambiciosa y adecuada) supone grandes cifras de recaudación, así como las alabanzas del público y la temporada de premios. 

'Garbancito de la Mancha'
'Garbancito de la Mancha'
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La pandemia: una nueva forma de hacer cine

En los últimos dos años, el coronavirus también ha afectado de raíz a la industria del cine, que era obligada a adaptarse a las circunstancias que nos dejaban los confinamientos y los cierres de las salas. Una transformación que introducía de lleno el teletrabajo en España y el aumento de las propuestas internacionales para los animadores seniors, sin tener que abandonar su hogar en nuestro país. Un panorama que, a la par, creaba un nuevo conflicto: la imposibilidad de los proyectos nacionales para competir contra los sueldos de los internacionales. 

"Para los cineastas que estamos aquí esta externalización del trabajo ha puesto aun más difícil contar con talento senior, ante las propuestas que reciben tan buenas. Con presupuestos de aquí es muy difícil alcanzar sus sueldos", añade Maestro. "Y al mismo tiempo la gente que sale de las escuelas muchas veces se ve obligada a rendir como si fuesen seniors sin que hayan podido evolucionar todavía como artistas en proyectos de menos exigencia. Hay una necesidad de equilibrar el fragil ecosistema nacional". 

De hecho, muchos jóvenes desconocen a día de hoy las diversas salidas laborales que ofrece la animación, que supone hasta entre 15 y 20 áreas diferenciadas: pasando de departamentos como el layout o el rigging, a otros como los efectos especiales o la iluminación. Una falta de conocimiento sobre un sector que a veces se encuentra en aprietos incluso para encontrar gente en tareas más específicas. 

Entre los grandes retos ahora se encuentra también afianzar y atraer a las producciones patrias a esos jóvenes talentos, para que no se vean obligados a buscar oportunidades en el extranjero. Un camino marcado por la victoria de Klaus, Tadeo Jones o Buñuel en el laberinto en las tortugas, que visibilizan que aquí también se realiza una animación extraordinaria. 

Los problemas de la animación en España

Todos los caminos conducen a Roma. Los mayores conflictos de la animación en España parten de un mal endémico: la falta de financiación. A medio camino entre el sector cinematográfico y el de los videojuegos, estos trabajos conllevan el doble de coste de una producción de acción real y el doble de tiempo. 

"Aunque lo que producimos son películas, no deberíamos estar dentro del audiovisual habitual. Tenemos muchísimo más que ver con un estudio de videojuegos que con una productora de imagen real, pero para todo estamos con la imagen real: para las ayudas, las subvenciones, los premios, a veces incluso para los convenios. No me sirve de nada un convenio basado en producciones de 30 o 60 días, cuando una película de animación dura 2 o 3 años", destaca Maestro.

Los tiempos de preproducción (story board, financiación, layouts, animatics...), producción (modelaje, textura, animación...) y postproducción (edición) se dilatan hasta duplicar incluso el tiempo de vida de una película de acción real. Esto aumenta naturalmente el gasto y el tiempo de trabajo. Un conflicto sumado a los desaires de las organizaciones gubernamentales y la falta de profesionales intermedios.

'Chico & Rita'
'Chico & Rita'
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Un paso inevitable: el futuro en las plataformas

Pese a todo, el futuro se presenta esperanzador para los animadores, quienes ahora cuentan también con las plataformas de video on demand para poder llegar a una audiencia mucho mayor. Algunas compañías como Netflix rompen incluso con los contenidos de animación dirigidos tan solo para el público infantil, con una gran gama de producciones también para los adultos. 

"Las plataformas han abierto esta brecha para que el cine de animación ya no sea solo familiar, sino que puedan abordar todo el abanico de géneros que también se ve en acción real. Creo que estamos en un punto en el que aquí la gente ya ha visto tanta animación infantil, que les empieza a pedir el cuerpo otra cosa", apunta Gato sobre esta apertura. 

Ahora, el problema es luchar por la compra de proyectos en base al algoritmo de búsqueda de los espectadores y la propia producción de la plataforma, que en ocasiones absorbe a los mejores profesionales de cada país. Nuevos problemas en un nuevo entorno digital, que, pese a todo, supone un aire fresco para la búsqueda de financiación de los proyectos más ambiciosos y que nos ha demostrado que puede tener un gran éxito gracias a Klaus

Mientras las producciones incrementan en España y hay un mayor número de profesionales especializados en cada apartado, el auge de las plataformas y el mayor reconocimiento de las compañías tradicionales podrían ser las claves finalmente para situar a la animación española en el lugar que merece. Es la hora de apostar más que nunca por el talento patrio.  

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