'Dune': ¿Por qué ha cambiado Denis Villeneuve este diálogo mítico de la novela?

Mientras su estreno se acerca a toda velocidad, cual gusano gigante a cosechadora de Especia, la Dune de Denis Villeneuve nos ha permitido ver un clip con una de las escenas más emblemáticas de la novela original. Además de ver lo en serio que se toman Josh Brolin y Timothée Chalamet sus escenas de esgrima, este momento nos revela que el cineasta ha cambiado una línea de diálogo muy sonora, y muy citada por los fans del libro. 

Como el clip está disponible en exclusiva en la web de Vanity Fair, nos permitimos hacerte un resumen. El joven Paul Atreides (Chalamet) está realizando, de mala gana, una práctica de combate frente a su mentor Gurney Halleck (Josh Brolin). Poniendo su mejor expresión de jovencito sensible, Paul trata de escaquearse del ejercicio diciendo "Hoy no estoy de humor"…

…Y aquí es donde viene el cambio. Porque, en la versión de Villeneuve, lo que responde el airado maestro es "¡Uno lucha cuando surge la necesidad, no cuando está de humor!". 

Sin embargo, como llevan citando los fans de Dune desde 1965, la contestación original de Gurney es: "Uno combate cuando es necesario, no cuando está de humor. El humor es para el ganado, o para hacer el amor, o para tocar el baliset. ¡No para combatir!" (según la traducción al castellano de Domingo Santos).

Si queréis escuchar (o recordar) como suenan estas palabras en la voz de Patrick Stewart, aquí tenéis la escena tal y como fue recreada por David Lynch en su adaptación de 1984.

Llamadnos tiquismiquis, pero el cambio nos parece significativo. ¿Ha decidido Villeneuve prescindir de una línea que podría haber sonado sexista? ¿Prefiere darle un tono más serio a Gurney, un personaje cuyo original literario es extremadamente divertido y badass a la vez? 

Cualquiera sabe, y habrá que esperar al 17 de septiembre para tenerlo claro. Por ahora, podemos decir que el resto de la escena transcurre según lo esperado: los escudos de energía brillan bajo las estocadas, el maestro hace sudar la gota gorda a su discípulo… y, finalmente, le enseña una lección sobre cómo no estar nunca seguro de una victoria. Fintas en las fintas de las fintas, ya se sabe.