¿Cuántas películas de Netflix eres capaz de recordar?

La plataforma de streaming quiere tu suscripción mensual, no tu memoria.
¿Sabrías decir los títulos de estas tres películas de Netflix?
¿Sabrías decir los títulos de estas tres películas de Netflix?
Cinemanía
¿Sabrías decir los títulos de estas tres películas de Netflix?

Antes de que acabe el verano, Netflix habrá estrenado más de 100 películas originales en 2021; aproximadamente un 20% serán documentales, el resto son nuevos largometrajes de ficción producidos o adquiridos en exclusiva por la plataforma. 

Es una cifra tremenda, fruto del crecimiento estratosférico en la cantidad de largometrajes producidos anualmente por la compañía desde que en 2015 se lanzaron a la creación de contenido propio para su plataforma. 

Mucho ha cambiado en un lustro y pico: el ecosistema del streaming, a día de hoy el campo de batalla más fiero del negocio audiovisual, se organiza en torno a la adquisición y retención de nuevos suscriptores. Finalidad para la que Netflix, y otras plataformas pujantes como Disney+, HBO Max, Amazon Prime Video, etc. apuestan decididamente por la producción y lanzamiento de nuevo contenido a la cara de los espectadores. 

Los planes de Paramount+ de cara a 2022 suponen estrenar una nueva película a la semana; suena a locura, pero Netflix a día de hoy supera ese ritmo. La cuestión es qué tipo de películas se estrenan dentro de una dinámica donde la cantidad y la novedad (o, al menos, su apariencia dentro de unos carriles cerrados de identificación y reconocimiento de marcas) parecen ser características mucho más valoradas que la calidad.

Corrientes de indiferencia

Un estudio encargado por The Wall Street Journal y publicado esta semana afirma que Netflix es el estudio que actualmente produce más películas de todo Hollywood. Pero en la tradicional balanza entre cantidad y calidad, la compañía de Los Gatos no sale muy bien parada en las métricas empleadas por Ampere Analysis: por un lado valoraciones de la crítica sacadas de Metacritic y Rotten Tomatoes; por otro, valoraciones del público basadas en diversos agregadores de opinión online.

Las conclusiones son bastante fulminantes (un 5,4/10 de nota media entre la crítica, un 5,9/10 entre el público) para un estudio que ha producido a cineastas tan aclamados como Martin Scorsese, David Fincher, Alfonso Cuarón, Bong Joon-ho, Noah Baumbach o los hermanos Coen. 

No obstante, hay otros datos que puede ser más preocupantes que el del resultado final de las apuestas de Netflix. Por ejemplo, la facilidad con la que el público parece olvidarse de sus películas y pasar a otra cosa. Ese límite difuminado entre lo que es una película y cualquier contenido en vídeo; la devaluación del arte cinematográfico que tanto preocupa a Scorsese.

Según los resultados de Ampere Analysis, ni uno solo de los títulos propios estrenados por Netflix entre enero de 2016 y marzo de 2020 aguantó en la conversación pública cinco meses después de su estreno. 

En el gráfico con los porcentajes de películas que se mantuvieron en el imaginario colectivo destacan con diferencia las producciones de Disney, el estudio que más ha reducido su número total de películas para centrarse en las vinculadas a sagas y propiedades (Marvel, Star Wars, Pixar, sus propios clásicos de animación) precisamente ya consolidadas entre el público. En este caso, lo raro sería que pasaran cinco meses sin que la gente mencionara cosas del Universo Marvel o de Star Wars.

Una Netflix sin franquicias

Aunque siga sin estar relacionado con la calidad (en su momento se habló muchísimo de Star Wars: El ascenso de Skywalker, pero nada bueno), este dato puede ser fundamental si Netflix quiere que se sus apuestas más comerciales logren permanecer lo suficiente en la mente del público para que sus posibles secuelas, spin-offs, universos compartidos y formas de explotación habituales en el Hollywood de las franquicias se consideren lo bastante atractivas como para atraer o retener suscriptores.

En cambio, todos los intentos de Netflix por transitar la vía de los blockbusters se han dado de bruces con diversos muros de indiferencia, por muy exitosos que hayan sido vendidos sus estrenos según los criterios de la plataforma (que alguien vea al menos dos minutos del metraje). 

Bright, A ciegas, Spenser: Confidencial, Tyler Rake, La vieja guardia o Ejército de los muertos son algunas de las últimas grandes superproducciones de Netflix pensadas para generar sus propias continuaciones. Muchas veces, con secuelas anunciadas por la propia plataforma. Buena suerte para quien se acuerde a estas alturas de Bright. Solo Tyler Rake y Ejército de los muertos parecen encarriladas para seguir replicándose, igual que la secuela de Enola Holmes, pero quizás sea solo porque estamos más cercanos a su estreno.

Por lo tanto, la capacidad de calar en el imaginario colectivo no es algo que afecte exclusivamente a proyectos de prestigio como Roma, El irlandés, Historia de un matrimonio o Estoy pensando en dejarlo. Se puede imaginar que en los planes de la plataforma que alguien quiera suscribirse porque disponen de Al otro lado del viento, de Orson Welles, o películas fundamentales de directores como Tamara Jenkins, Jeremy Saulnier o Steven Soderbergh, sea una nota a pie de página; pero la huella de sus grandes producciones seguro que merece más consideración por su parte.

Si no, la imagen de Netflix quedará, como ya ha lamentado recientemente alguno de los creadores que han pasado por sus despachos como Kenya Barris (Black-ish), indistinguible de un canal de televisión tradicional al que los espectadores se enchufan para ver lo que sale nuevo en ese momento, y lo olvida de inmediato. Vinculada a nada más que no sea la indiferencia. Y, si esa saturación de sabor vainilla sigue atrayendo suscriptores, así seguirá.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento