Cuando el cine habla de amor, pasiones y volcanes: un recorrido por relaciones en erupción

'Fire of Love' es una película sobre dos tipos que se aman y aman a los volcanes… ¿Funciona un amor sin el otro?
Un fotograma de 'Fire of love'
Un fotograma de 'Fire of love'
Cinemanía
Un fotograma de 'Fire of love'

Katia y Maurice Krafft, física ella y geólogo él, los dos locos por los volcanes en erupción, murieron en 1991 atrapados por el flujo piroclástico del Monte Unzen en Japón. Su muerte se romantizó en la televisión de su país, Francia. ¿Pero cómo no romantizar algo así? Sara Dosa define su película, Fire of Love, como un amor con tres vértices, que son ellos dos y los volcanes.

En el cine hay historias de amor, historias de pasiones que acaban por arrasarlo todo y también hay muchos volcanes.

En Dentro del volcán, Werner Herzog, que es un absoluto loco, un tipo temerario que eligió ser director de cine porque ya no era época de aventureros -lo demostró intentando subir un barco por una montaña en mitad del Amazonas- recorre en este documental varios volcanes activos alrededor del mundo junto al especialista Clive Oppenheimer

Ambos viajan por Indonesia, Etiopía, Islandia y Corea del Norte relacionándose con indígenas de la zona para escuchar los mitos autóctonos que explican la antigua conexión entre humanos y estas poderosas maravillas de la naturaleza.

Imposible no verse envuelto en la belleza del magma y la lava bajo la montaña. Uno entiende perfectamente que los Krafft necesitaran ese otro vértice en su relación, también hay que estar locos, claro. 

Un fotograma de 'El señor de los anillos: El retorno del rey'
Un fotograma de 'El señor de los anillos: El retorno del rey'
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Los volcanes en el cine siempre han sido objetos de una fuerza inmensa y han significado el principio y el final de las cosas. Por ejemplo, en la trilogía de El señor de los anillos, Tolkien pensó en el Monte del Destino como un volcán en constante erupción como el comienzo de todo. 

La creación de los anillos de poder y por tanto de la maldición que poco a poco se cierne sobre la Tierra Media y que veremos en la nueva serie de Amazon, El señor de los anillos: Los anillos de poder. Y el Monte del Destino es también el final, el sitio al que Frodo tiene que viajar para tirar el anillo único y acabar con el infierno en el que se está convirtiendo su continente.

La subida al Monte del Destino con Sam aupando a Frodo es una de las imágenes más bellas y mesiánicas de toda la trilogía. El poder del fuego, la atracción del anillo, el sacrificio de los dos hobbits…

También hay volcanes que sirven como la base de los malos, por supuesto, como en la cinta de James Bond, Solo se vive dos veces (1967).

Solo se vive dos veces
Solo se vive dos veces
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Un volcán puede ser la metáfora perfecta, entrar en erupción como un revivir a la vida y a la pasión como en Joe contra el volcán, donde ese Tom Hanks hastiado de vivir, maniático y triste decide dar un empuje a su existencia cuando le dicen que le quedan cinco meses de vida y al final acaba viviendo una historia de amor peligrosa y romántica como un volcán, como la vida de los Krafft.

Tenemos los volcanes. Ahora toca la pasión

Nadie describe la pasión, las pasiones, como Guillermo Francella (interpretando a Pablo Sandoval) en El secreto de sus ojos

Los Krafft sabían que podrían morir siendo engullidos por un volcán en cualquier momento. Pero no podían cambiar de pasión. Y además eran conscientes de que su historia de amor se podía tambalear sin ese peligroso ingrediente. La pareja se compenetraba cuando se trataba de los volcanes, se retaban entre ellos y a la sociedad, sobre todo ella, Katia, que no quiso tener hijos porque prefirió viajar por todo el mundo jugándose la vida.

¿Es posible engancharse a una pasión que pueda matarte?

En el documental Free Solo queda bastante claro que sí. Alex Honnold escala El Capitán en el Parque Nacional Yosemite, de unos 900 metros de altura sin ningún tipo de ayuda y nosotros somos testigos de ese proceso suicida. Hay una parte muy esclarecedora de lo que pesan las pasiones dentro de una relación… 

La pareja de Alex le recrimina que si de verdad la quiere no entiende cómo es capaz de jugarse la vida de esa manera y a él le da igual esa advertencia porque no puede vivir sin eso, es su pasión…

Un fotograma de 'Free Solo'
Un fotograma de 'Free Solo'
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Y al final queda claro que la escalada sin cuerda es una parte inamovible de su vida porque nada funciona sin esa afición suicida. La diferencia entre Alex Honnold y los Krafft es que en este caso esa pasión no es compartida por ambos. Aunque sea llamar a su novia la primera cosa que haga cuando llegue a la cima.

Pero en el cine hay varias parejas con pasiones igual de peligrosas que los Krafft, y basadas también en la vida real.

Bonnie y Clyde es, a parte de la película que lo cambió todo, que cambió el cine clásico para llevar el séptimo arte hacia el Nuevo Hollywood, una adaptación al cine de la historia real de la pareja formada por Bonnie Parker y Clyde Barrow. 

Un fotograma de 'Bonnie y Clyde'
Un fotograma de 'Bonnie y Clyde'
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Estos dos jóvenes que se conocieron en la época de la Gran Depresión decidieron montar una banda y recorrer los Estados Unidos asaltando bancos. Lo hacían al estilo Robin Hood, repartiendo a los pobres y ridiculizando a las autoridades. Una historia de amor y de pasión entre Bonnie, Clyde y los bancos. 

Al final murieron agujereados por los disparos de la policía. Esta épica y violenta escena con Warren Beatty y Faye Dunaway interpretando a los antihéroes tiene las mismas dosis de romanticismo y fatalidad que la muerte de los Krafft.

Y hay otra pareja de la vida real llevada a la pantalla que aunque también compartían una pasión peligrosa consiguieron llegar a viejos.

Ellos son Ed y Lorraine Warren y la pasión que compartían era el demonio, o los demonios. El cine ha sacado de las historias de los Warren una trilogía con los casos más famosos de estos reputados demonólogos y varios Spin-off. James Wan lo inauguró con Expediente Warren: The Conjuring y a esta le han seguido siete películas y dos más por llegar. 

Un fotograma de 'Expediente Warren: The Conjuring'
Un fotograma de 'Expediente Warren: The Conjuring'
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Exorcismos, posesiones, casas encantadas, psicópatas, muñecas endemoniadas e incluso un hombre lobo han sido los volcanes de esta pareja. Él era demonólogo profesional, de los pocos fuera del clero que podían hacer exorcismos, y ella era médium y clarividente. El genio era ella pero ambos se complementaban a la perfección para resolver las investigaciones que les encargaban.

Se conocieron con 16 años y se hicieron los mejores amigos, después comenzaron a desarrollar juntos esta pasión por ayudar a la gente con problemas del otro mundo que acabó por unirles para toda la vida.

Igual que los Krafft, los Warren y Bonnie y Clyde construyeron su historia de amor utilizando una pasión como tercer vértice. Una pasión peligrosa, hasta suicida… Pero el amor también es peligroso y hasta suicida, ¿no?

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