Entrevista

C. Tangana presenta 'Esta ambición desmedida': "Ahora siento por el cine la pasión que a los 20 sentía por la música"

Hablamos con el artista y los directores de su documental sobre su futuro en el cine, la gira que casi lo arruina y su fijación con Penélope Cruz y Javier Bardem. 
C. Tangana se desnuda en el documental 'Esa ambición desmedida'.
C. Tangana se desnuda en el documental 'Esa ambición desmedida'.
C. Tangana se desnuda en el documental 'Esa ambición desmedida'.
C. Tangana se desnuda en el documental 'Esa ambición desmedida'.
Cinemanía

Toda película que comienza en Las Vegas acaban siendo una comedia disparatada o una tragedia existencialista. La película documental Esta ambición desmedida (llega hoy, 26 de octubre, a los cines, antes de aterrizar en Movistar Plus+) también tiene su origen en esa ciudad de casinos y perdición situada en el desierto de Nevada, escenario privilegiado de los dilemas de Nicolas Cage o Johnny Depp en pantalla. 

"Nuestra historia tuvo bastante de tragedia y de épica, se escribirán cosas. Ahí surgió el trifásico", nos cuenta C. Tangana. Los Grammy Latinos unieron al artista con Santos Bacana y Rogelio González, a quienes después se sumaría Cris Trenas. Los cuatro hablan relajados y sonrientes en el patio de entrada al Hotel María Cristina durante el Festival de San Sebastián, donde presentan el documental Esta ambición desmedida. Bromean cómplices, ajenos a las miradas de un grupo de jóvenes atentas a Pucho. 

Así se refieren los directores a su amigo Antón Álvarez, o C. Tangan, cuyos últimos cuatro años de carrera llevan a la pantalla, con el sello de su productora, LittleSpain. Desde la génesis del disco El madrileño en Cuba hasta el desarrollo de su revolucionaria gira, el filme nos adentra en las negociaciones, los ensayos, la ruina financiera, las celebraciones íntimas y la vorágine de los conciertos por toda España y Latinoamérica.

Una serie de ruinosas desdichas

Como decíamos, esta película arrancó en Las Vegas, durante unos Grammy Latinos, una experiencia que Bacana define como una sucesión de "hitos". Semanas después, el trío artístico se consolidó en Los Ángeles, pero fue Cuba la que reforzó su colaboración. "Cuba era una obsesión de Santos", cuenta Pucho: "Cuando le hablaba sobre el vínculo entre la música latinoamericana y la española a través de la copla, él me decía: 'Todo eso es Cuba. Lo que te gusta de la bachata, eso es medio bolero".

Hubo dos Cubas. En la primera, el rodaje del videoclip Para repartir, se les unió Cris Trenas. En la segunda, "la siguiente Las Vegas", dicen los protagonistas, formaron su equipo creativo y empezó a generarse "una sensación más familiar", asegura Santos. Esta ambición desmedida arranca con imágenes de esa segunda Cuba, aunque, inicialmente, no había planes para un filme. 

"Solo queríamos documentar eso tan mágico que vivimos, como ir a grabar al estudio con miembros de Buena Vista Social Club. Pucho tenía en mente meterse en el estudio con Calamaro, Jorge Drexler, gente de regional mexicano", rememora Bacana. "Me vacilan porque siempre hay una copa delante, una bolsa de fotocasión, el paquete del jamón... Lo iba siguiendo", explica Trenas de aquellos planos que grabó sin un fin. 

Fue después del lanzamiento de El madrileño y la preparación de la gira Sin cantar ni afinar tour cuando empezó a rondar la idea de hacer un documental. Aunque, durante los primeros ensayos de la gira, la presencia de Bacana, Trenas y González no fue tan bien recibida. "Un día llegué a casa muy triste porque el director de escena nos había dicho: 'Los del Behind the Scenes, ¡quitaos de en medio!", recuerda Santos entre risas, a lo que Cris añade: "Todo el mundo nos odiaba. Éramos un incordio". 

Era un momento especialmente tenso, con el equipo enfocado en sacar adelante la gira más ambiciosa jamás llevada a los escenarios. "Lo del show fue un desquicio", admite el propio Tangana: "En los días de ensayo, había muy poco tiempo porque costaba mucho dinero meter a toda esa peña con todo el equipo. Los ensayos eran jornadas de 10 horas en las que te pasabas cantando 5 o tocando 8 horas, y era un día tras otro, con sábados y domingos, porque no llegábamos". 

El motivo principal por el que el protagonista accedió a hacer un documental pese al estrés fue por el coste económico que estaba acarreando la gira. "Parecía que nos iba a arruinar", asegura: "También lo quería grabar porque me encantaba lo que estábamos haciendo, aunque en ese momento todos pensábamos que podía ser una chapuza, pero sobre todo, siendo honesto, lo hicimos por la parte: 'Me voy a arruinar".

Así, Esta ambición desmedida nació para rentabilizar el costoso tour, pero, tal y como cuentan sus creadores, se convirtió en otra ruina "porque por el camino casi arruinamos a la empresa", recuerda Trenas. "Es como una tragedia", vuelve a apuntar Tangan, una tragedia que, sin embargo, ha tenido final feliz en el Zinemaldi: "Desde que empezó la gira, que se empaquetó con el documental, todo era tensión, fricción y la sensación de que todo se iba a ir a la mierda, y ver ahora a estos tres en el María Cristina de entrevistas me llena el corazón".

¿Y ahora qué?

En Esta ambición desmedida, queda en el aire la pregunta: ¿Qué viene ahora para C. Tangana? LittleSpain se expande en tres direcciones: el cine de ficción y no ficción; la publicidad y los videoclips; y la parte creativa, trabajando con artistas y marcas que les inspiran. Aunque "la ambición es poder hacerlo todo", dice Santos, el cine es su prioridad. Entre sus proyectos, está el documental de C. Tangana sobre el guitarrista flamenco Yerai Cortés, ya en fase de postproducción.

Bacana, Trenas y González confían en el talento de Pucho detrás de las cámaras. "Yo he producido a Pucho director y tiene las cosas increíblemente claras", asegura Trenas, recordado cómo ha compaginado el documental de la gira con su propio proyecto sobre Cortés: "Durante el fin de semana era una rockstar en un hotel de 5 estrellas y al día siguiente estábamos con un documental indie, en un hotel barato, comiendo paella en un chino, y le vacilábamos diciéndole que era su proyecto de fin de carrera por las ganas y el entusiasmo que le ponía". 

Sin duda, la música de Tangana tiene algo intrínsecamente cinematográfico, un lenguaje visual potente. Lo mismo pasa con su gira, Sin cantar ni afinar tour. Antón se lo atribuye a la gente que lo rodea y que sabe de cine, y asegura que a él aún le queda, aunque proclama su "amor" y "fascinación" por el Séptimo Arte: "Me cuesta mucho sentir que el universo va a cambiar haciendo música, me he acostumbrado. Pero siento por el cine esa pasión que sentía con 20 años por la música". 

Entre sus inspiraciones cinéfilas, reconoce haber tenido "momentos de fijación muy fuertes" con Penélope Cruz y Javier Bardem, y recalca que Bigas Luna ha sido el artista que más le ha influido en su vida. Tampoco olvida a Paolo Sorrentino, del que se ha "enamorado" ya de adulto en su búsqueda de referentes, y en quien ha encontrado a alguien que "habla de todas las cosas de las que yo hablaría". 

"Me he dado cuenta de que no es lo mismo lo que te gusta y lo que te ha influenciado. Me hubiera gustado ser más sofisticado, pero al final Huevos de oro es lo que me he visto siete veces, me ha entrado dentro", nos cuenta. 

C. Tangana mira con energía renovada pero la misma ambición a un futuro en pantalla. Esta ambición desmedida es un punto y final que le sabe a "gloria absoluta, con un nuevo mundo a partir de ahora". Es un cierre "por todo lo alto", como apunta Bacana, a El madrileño, pero también a la primera etapa de una colaboración que empezó en Las Vegas. Una comedia loca pasada por tragedia existencialista que, aseguran, les ha preparado para todo lo que se viene. 

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