La magia de Bulle Ogier: cae en el hechizo de la actriz más especial de la Nouvelle Vague

Protagonizó siete títulos de Jacques Rivette y Margurite Duras dijo que ella era la "ola absoluta" del cine francés.
Bulle Ogier en 'L'Amour fou', de Jacques Rivette
Bulle Ogier en 'L'Amour fou', de Jacques Rivette
Atalante
Bulle Ogier en 'L'Amour fou', de Jacques Rivette

Hay muchísimas formas de aproximarse al trabajo de un actor o de una actriz. El más obvio es la biografía, aunque también el menos satisfactorio si tenemos por delante la misión de trazar la singular e influyente trayectoria de Bulle Ogier, la gran actriz de Jacques Rivette y, casi por extensión, de la Nouvelle Vague. 

El pasado 9 de mayo se estrenó por primera vez en las salas españolas L’amour fou (1969), en el marco del ciclo Hechizo de Bulle Ogier, que también incluye las películas Los locos viajes de Céline y Julie y Le pont du Nord. Se trata de la primera colaboración de las siete entre Ogier y Rivette, y puerta de entrada de un universo cinematográfico muy particular, definido por un trabajo experimental con los actores que se convertiría en el modelo de puesta en escena del cineasta. 

Para Ogier, nacida en Boulogne-Billancourt en 1939 como Marie-France Ogier, el encuentro de Rivette sería decisivo. Madre a los 18 años y empleada en Chanel, una amiga la empujó a probar en el teatro experimental. A los seis meses se sumó a la troupe de Marc'O y ahí conocería a Pierre Clémenti, Jean-Pierre Kalfon y a Rivette. Al poco comenzaron el proyecto de L’amour fou. 

Ahora que llega por primera vez a las salas españolas esta monumental película que unió a Ogier y Rivette, proponemos abordar la trayectoria de la actriz a través de 15 de sus interpretaciones para comprobar si, como dijo de ella la escritora y cineasta Marguerite Duras, "Ogier no es la nueva ola, es la ola absoluta". 

'L'amour fou' (1967), de Jacques Rivette

Bulle Ogier en 'L'Amour fou'
Bulle Ogier en 'L'Amour fou'
Atalante

Esta tremenda película que narra el derrumbe de la relación de un director, Sébastien Gracq (Jean-Pierre Kalfon), que supervisa los ensayos de la obra de teatro Andrómaca, de Racine, y Claire, su compañera y actriz (Bulle Ogier), contiene muchas de las inquietudes del cine de Rivette: las diferencias y similitudes entre teatro y vida, el trabajo con los actores, la reflexión sobre el espacio escénico y el montaje, la idea de una película como proceso. 

Es también el rol que nos presentó el poderío interpretativo de Ogier, tan maleable como brillante, tras debutar en el largo junto a Kalfon en Les idoles (Marc'O, 1968). Serge Daney hablaba de ella en estos términos: "Claire-Bulle Ogier es la mujer. Todo se le escapa: su rol en la pieza, su rol en la vida, su deseo, su identidad. Ella inventa para nosotros inicios de rituales, de experiencias, de "acting-out". 

"En cada escena, en cada plano, en el interior de cada imagen, su rostro cambia, toma una luz diferente: está bella, después banal, después aterrada, es una pequeña vieja, después una niña. Genial", detalla el legendario crítico de cine. "Sola en su apartamento, mientras su marido piensa gravemente en el teatro, ella hace "su cine", rehace todo el cine".

Por su parte, Ogier recordaba en Film Comment cómo en los meses previos al rodaje, que ocupó julio y agosto de 1967, todos habían roto con sus parejas: "Rivette y Marilù Parolini acababan de romper [...] yo acababa de terminar una relación importante con el padre de mi hija [...] y Jean-Pierre también. Pudimos recurrir a nuestra propia experiencia personal para plasmarla en nuestro trabajo, así que eso fue lo que nos permitió trabajar tan bien juntos. ] Por eso pudo ser tan fuerte e intensa. De hecho, esa película sigue siendo mi favorita". 

'Out 1. Noli me tangere' (1971), de Jacques Rivette

Al otro lado del espejo de 'Out 1' con Bulle Ogier
Al otro lado del espejo de 'Out 1' con Bulle Ogier
Cinemanía

En una entrevista en Polyester de 2019, Ogier decía que el proyecto de Out 1. Noli me tangere, la película de trece horas de Rivette sobre una sociedad secreta, dos jóvenes que vagabundean por París y una compañía de teatro que ensaya obras de Esquilo, "fue un verdadero acto de fe". 

En esa cinta, la actriz interpreta el doble papel de Pauline, propietaria de una boutique, y de Emilie, perteneciente a la sociedad secreta. Ogier rememoraba que, en tanto que adaptación muy libre de Historia de los trece, de Balzac, su personaje era más o menos una transposición de la duquesa de Langeais, que forma parte de esa obra. 

"La duquesa de Langeais no puede desprenderse de su amor, y yo acababa de rodar L'amour fou con Jean-Pierre Kalfon para Rivette, y lo último que quería era repetirme", señalaba. "Siempre tienes la misma voz, las mismas expresiones faciales, los mismos tics, te guste o no, sobre todo cuando improvisas. Me resistía tanto a la repetición que, al final, mi historia de amor nunca tuvo lugar en la pantalla".

'La salamandra' (1971), de Alain Tanner

'La salamandra', de Alain Tanner
'La salamandra', de Alain Tanner
Cinemanía

La película que dio origen a la denominada Nueva Ola Suiza es también la que catapultó a Ogier hasta la alfombra roja de los Oscar cuando el filme de Alain Tanner logró una nominación a la mejor película extranjera. 

La salamandra es "el retrato imposible de una mujer que se escapa sin cesar", como la definió Anne Diatkine. Ogier interpretra a Rosemonde, una joven que trabaja en una zapatería a quien van a conocer Pierre, un periodista de Ginebra, y su amigo escritor Paul. ¿El motivo? Un encargo de la televisión suiza para escribir un guion sobre un extraño suceso alrededor de la muerte del tío de Rosemonde. ¿El resultado? Una reflexión revolucionaria sobre los desmanes de la Suiza capitalista y tecnocrática del momento. 

"Lo único que me interesaba [del viaje a los Oscar] era conocer a Jacques Tati, que se había refugiado en Los Ángeles y ya no hacía películas", rememoraba Ogier sobre la experiencia de estar nominada a los Premios de la Academia. 

"Cuando me encontré en el lugar, no estaba realmente preparada", confesaba. "Conocí a periodistas que me decían que me parecía a Giuletta Masina. No sabía si era un cumplido o no: no veía mucho en común entre ella y yo; quizá sí lo había para ellos porque yo llevaba el pelo corto y no iba muy bien vestida".

'El discreto encanto de la burguesía' (1972), de Luis Buñuel

Ogier
Ogier,Stéphane Audran y Delphine Seyrig
Cinemanía

"Buñuel inventa cosas. Le divierte hacerlo. Se divierte enormemente con su trabajo. Bulle Ogier, una de las actrices del momento, tiene en El discreto encanto... un papel prácticamente mudo. Pero Buñuel, sobre la marcha, le añade frases y gestos". Así describía Diego Galán en la revista Triunfo el ambiente en el rodaje de esa película y la buena relación de Ogier y el de Calanda. 

A su vez, Ogier recordaba de este modo al director aragonés: "En El discreto encanto de la burguesía no tuve mucho que hacer. Buñuel amaba a los actores como seres humanos y los trataba con amabilidad, pero era completamente indiferente a ellos como actores: quién interpretaba qué, quién era yo... Lo que le importaba era que la película reflejara el guion, porque él siempre quiso ser escritor. Había que representar exactamente lo que él había escrito. No podías desviarte".

El discreto encanto de la burguesía, genialidad de Buñuel sobre un grupo de amigos burgueses que intentan reunirse en diversas ocasiones y son interrumpidos por diferentes situaciones surrealista, llevó a Ogier, y al resto del equipo, a pisar de nuevo la alfombra roja de los Oscar, ya que la cinta fue nominada como mejor película extranjera. 

'Los locos viajes de Céline y Julie' (1974), de Jacques Rivette

Ogier, una aparición espectral en 'Los locos viajes de Celine y Julie'
Ogier, una aparición espectral en 'Los locos viajes de Celine y Julie'
Cinemanía

Una mañana de primavera Céline (Juliet Berto) va a una biblioteca. Al marcharse, Julie, la bibliotecaria (Dominique Labourier), comienza a perseguirla y entablan un juego que acabará en una férrea amistad y con un viaje al otro lado del espejo. Para Mary Wiles, en Los locos viajes de Celine y Julie estamos ante “la expresión más exuberante e inquietante de la amistad femenina en la historia del cine” y la película es sin duda de los retratos femeninos más paradigmáticos de Rivette. 

Entre Lewis Caroll y Henry James, Ogier también aparece en el que es uno de los trabajos más celebrados de Rivette, en un papel secundario pero primordial como una de las dos mujeres que viven en la mansión de la 7 bis, rue du Nadir-aux-Pommes. 

Ogier siempre explica que se incorporaron porque Rivette decidió que sería una buena idea hacer una película dentro de una película. Así que se sumaron a la aventura cuando ya estaba en marcha: "Tuvimos que desarrollar y retomar parte del guion que ya había sido concebido. Eso es lo que hicimos, reinventar nuestra propia historia y nuestros personajes". 

Sobre su personaje, Ogier lo recordaba así: "El día que fui a ver a Rivette, llevaba un vestido gris muy bonito. Me dijo: 'Deberías llevar ese vestido en la película'. Para mí, todo empezó con ese vestido. Si hubiera llegado en vaqueros, todo habría sido muy distinto. [...] Jacques dijo: 'Estás hecha de crepe de Chine y te encantan las flores... Y serás hemofílica'. Una enfermedad que me parecía muy fotogénica. Todos estos factores - la ligereza, la sofisticación, las orquídeas, la hemofilia - recordaban a La Dama de las Camelias. [...] Lo que me gustaba de este personaje era que apelaba a la coquetería y a la frivolidad, a todo lo que era artificial y ya no se atrevía a serlo en la época de la Nouvelle Vague".

'Duelle (une quarantaine)' (1976), de Jacques Rivette

Ogier en la hija del sol en 'Duelle'
Ogier es la Hija del Sol en 'Duelle'
Cinemanía

El proyecto de las Las hijas del fuego de Rivette, que pasaría a denominarse con el tiempo Escenas de la vida paralela, son una serie de películas que exploran la relación entre mujeres y mitología a partir de una particular reinterpretación de los géneros cinematográficos. 

En la primera de las obras que se estrenó, Duelle (1976), un trabajo con un pie en el cine fantástico y otro en el film noir, se cuenta la batalla entre las descendientes de la luna y del sol a lo largo de los cuarenta días de Carnaval en la Tierra, y está protagonizado, cómo no, por Bulle Ogier en el rol de la Hija del Sol. Duelle, así, es pura magia y Leni (Juliet Berto) y Viva, sus hechiceras, divas que transitan el mundo de los humanos en busca de un misterioso anillo que les ha de permitir permanecer en nuestro planeta más allá del período de carnaval. 

A pesar de que la cinta no logró una buena acogida en su día, la crítica actual está resituando Duelle en el panteón rivettiano ocupado por Los locos viajes de Celine y Julie y Out 1. Sin duda es una obra majestuosa y repleta de fantasía, dos características del Rivette más juguetón. 

'Amante, querida, p…' (Maîtresse)' (1976), de Barbet Schroeder

Ogier y Depardieu, alto voltaje en 'Maîtresse'
Ogier y Depardieu, alto voltaje en 'Maîtresse'
Cinemanía

Con Barbet Schroeder, su pareja desde hace años, realizó tres películas, La Vallée (1972), Amante, querida, p… (Maîtresse) (1975) y Tricheurs (1984). La segunda de ellas, un atrevido retrato del BDSM, fue especialmente polémica en Francia, no solo por el tema que trata, sino porque incluye escenas sexuales explícitas guiadas, de hecho, por una verdadera dominatrix. 

Ogier se transforma por completo en esta película al interpretar a una ama, Ariane, a cuya vida llega Olivier, un fornido joven sin hogar ni lugar con la presencia de Gérard Depardieu, de quien se enamora. Gélida y escurridiza, la actriz demuestra su versatilidad para llenar de calidez un universo sexual desconocido y estigmatizado. Si bien es cierto que la película se benefició de la participación de clientes reales, que pagaron incluso por aparecer en plena sesión BDSM, la presencia y naturalidad de Ogier es una de las virtudes del filme. 

"Me gustaría decir que es la película más feliz que he hecho nunca. Estaba llena de alegría", recordaba la actriz en 2021. "En primer lugar, porque los participantes estaban muy contentos de ser filmados; en segundo lugar, porque Néstor Almendros a veces se tapaba la cara y no podía mirar a la cámara; en tercer lugar, porque Gérard no paraba de reírse... En resumen, ¡fue alegre! Cuesta creerlo cuando ves la película..."

'Le Navire Night' (1979), de Marguerite Duras

Ogier en 'Le Navire night', de Marguerite Duras
Ogier y compañeros en 'Le Navire night', de Marguerite Duras
Cinemanía

A menudo asociamos el nombre de Ogier con grandes directores, por lo que vale la pena recordar que también ha trabajado a las órdenes de mujeres cineastas, entre ellas, la legendaria Marguerite Duras. 

La Navire Night es una de sus obras más paradigmáticas, en la que exploró otro tipo de relaciones entre sonido, imagen y narración a partir de las personas que usaban las líneas telefónicas en desuso empleadas durante la ocupación alemana para comunicarse entre ellas. El filme se construye, precisamente, mediante las voces de Duras y Benoît Jacquot describiendo un romance telefónico, representado en pantalla por Dominique Sanda, Bulle Ogier y Mathieu Carrière.

"Cada noche en París", escribía Duras, "cientos de hombres y mujeres utilizan el anonimato de las líneas telefónicas en desuso que datan de la ocupación alemana para hablarse, para amarse. Estas personas, estos supervivientes del naufragio del amor, se mueren por amar, por salir del abismo de la soledad. Estas personas que gritan por la noche al abismo hacen planes para encontrarse. Estos encuentros nunca llegan a fructificar. Basta con que se hagan". 

'La tercera generación' (1979), de R.W. Fassbinder

Un primer plano 'fassbenderiano' de Ogier
Un primer plano 'fassbenderiano' de Ogier
Cinemanía

El incombustible R. W. Fassbinder rodó esta obra sobre el terrorismo de izquierdas alemán después del éxito de El matrimonio de Maria Braun y En un año con trece lunas, cuyo título alude a la facción que quedó operativa tras la desarticulación de la RAF. Ogier, acompañada de la tropa fassbinderiana habitual, interpretaba a Hilde, una profesora de historia que se suma al grupo de militantes armados.

Cuando en 1978 le preguntaron por el significado del título de la película, Fassbinder respondió: "Hace referencia a las tres generaciones del terrorismo, un tema que desgraciadamente está muy de moda. La primera generación fue la del 68. Idealistas que querían cambiar el mundo y se decían a sí mismos que podían hacerlo con palabras y manifestaciones".

"La segunda, la del grupo Baader-Meinhof, pasó de la legalidad a la lucha armada y a la criminalidad total", proseguía el cineasta. "El tercero es el de hoy, que simplemente actúa sin pensar, que no tiene ni ideología ni política y que, sin saberlo, se deja controlar por otros como un manojo de marionetas".

'Le pont du Nord' (1981), de Jacques Rivette

Pascale y Bulle Ogier, hija y madre, en 'Le Pont du nord'
Pascale y Bulle Ogier, hija y madre, en 'Le Pont du nord'
Cinemanía

"Yo estaba haciendo una película en Suiza, le envié una postal [a Rivette], una con un pequeño gato en el frente. Le pregunté: 'Jacques, ¿cuándo haremos otra película?'. Acababa de trabajar en La tercera generación con Fassbinder, en la que acababa de salir de la cárcel por terrorista. Y cuando volví a mi país, le sugerí que podría ser el principio de una película, como lo es ahora Le Pont du Nord. A Jacques le sedujo esa idea".

Así recordaba Bulle Ogier para Film Comment el origen de su quinta colaboración con Rivette, la historia de dos mujeres que vagabundean por un París en obras y convertido en tablero de juego. Producida por Schroeder, el presupuesto fue tan exiguo que solo podía rodarse en exteriores, pero esas limitaciones se convirtieron en virtudes para una cinta que, como dijo Serge Daney, "es la primera película francesa de los años 80". 

También la primera y única que unió en pantalla a Ogier y a su hija, Pascale Ogier, así como coguionistas. Juntas ejercen de duo quijotesco con la misión de destapar un extraño complot alrededor de un maletín. La aventura le sirve a Rivette para reflexionar sobre la resaca del sesentayochismo en un momento de cambio de paradigma: "Todos estábamos deprimidos. Y estaban todos los escándalos de la época... Le Pont du Nord estaba lleno de las desilusiones causadas por esos escándalos, de toda esa gente que quería y seguía esperando cambiar el mundo", contaba la actriz.

'Agatha et les lectures illimitées' (1981), de Marguerite Duras

Ogier existencialista, según Duras
Ogier melancólica, según Marguerite Duras
Cinemanía

Marguerite Duras dijo de Agatha et les lectures illimitées que era "la primera película que he escrito sobre la felicidad". Se trata de una melancólica historia inspirada en la autobiografía de la escritora y en los sentimientos que brotaron cuando se enteró de la muerte de su hermano en la guerra de Indochina con Japón. 

La película sigue a dos hermanos que se dan cita en un hotel para recordar el amor prohibido que un día los unió y ahora los separa. A Ogier le asustaba más de lo habitual su papel para la película, pero también estaba emocionada de volver a rodar con Duras, como reflejarían las memorias de la cineasta. Como curiosidad, el emplazamiento real del filme era un hotel abandonado que fue refugio de la Belle Époque de Claude Monet, Gustave Flaubert y Marcel Proust.

'La banda de las cuatro' (1989), de Jacques Rivette

Ogier es nuestra profesora de teatro favorita en 'Le Bande des quatre'
Ogier es nuestra profesora de teatro favorita en 'Le Bande des quatre'
Cinemanía

Tras la muerte de Pascale Ogier a causa de una sobredosis, el ritmo de trabajo de su madre se ralentizó. En 1989 rodó su penúltima película con Rivette, interpretando a una exigente profesora de interpretación en La Banda des quatre

Se trata de la historia de cuatro estudiantes de artes escénicas, una conspiración desconcertante, una comedia de disfraces y romances del siglo XVIII, La double inconstance de Marivaux, como obra de teatro que se ensaya dentro de la película, y una sucesión de guiños a las diferentes colaboraciones entre actriz y cineasta. La quintaesencia del relato rivettiano en una cinta que la crítica considera de las más accesibles y encantadoras del director. 

'Irma Vep' (1996), de Olivier Assayas

Ogier sujeta a Natalie Richard en 'Irma Vep'
Ogier sujeta a Natalie Richard en 'Irma Vep'
Cinemanía

En Irma Vep, Olivier Assayas celebraba el centenario del cine poniendo en escena a un director de la Nouvelle Vague (Jean-Pierre Léaud) que ficha a la estrella del cine de acción de Hong Kong Maggie Cheung para el remake del serial Les vampires, de Louis Feuillade, que está preparando. No hace falta decir que todo ese proyecto saltará por los aires, pero lo interesante de la propuesta no es tanto el rodaje de ese filme sino la manera en que Assayas retrata los bastidores de una película. 

De ahí la presencia de Ogier como Mireille, cuyo cameo y su frase sobre lo mucho que le gusta el látex en su charla con Zoé (Nathalie Richard) alude de manera evidente al papel de la actriz como dominatrix en Amante, querida, p… (Maîtresse). Chistes internos, guiños cinéfilos y reflexiones metacinematográficas con los que recuperar a una leyenda del cine francés.

'Venus, salón de belleza' (1999), de Tonie Marshall

Bulle Ogier, diva de la belleza en esta película de Tonie Marshall
Bulle Ogier, diva de la belleza en esta película de Tonie Marshall
Cinemanía

Dos generaciones de actrices francesas, Nathalie Baye, Emmanuelle Riva, Mathilde Seigner, Audrey Tautou, Brigitte Roúan, Edith Scoob, Marie Rivière y Bulle Ogier, se reunieron en esta película a cargo de Tonie Marshall que tiene en un centro de estética su escenario principal, punto neurálgico de un grupo de mujeres dispares en busca del amor verdadero. 

Historia coral de camaradería entre las esteticistas del establecimiento y sus clientas al tiempo que comedia que aborda el deseo femenino, Venus, salón de belleza fue de los mayores éxitos comerciales de Ogier. De hecho, le valió una nominación a los premios César del cine francés de las varias que recibió la película. Finalmente, el filme sí se llevó el César a la mejor película, directora y guion. 

'Belle toujours' (2006), de Manoel de Oliveira

Cena de genios y amigos: Bulle Ogier, Michel Piccoli y Oliveira
Una velada perfecta: Bulle Ogier, Michel Piccoli y Oliveira
Cinemanía

Cuatro décadas después de Belle de jour, de Luis Buñuel, los protagonistas de aquella historia se reencuentran en Belle toujours gracias a la magia de Manoel de Oliveira. En esta obra crepuscular y melancólica, Bulle Ogier encarna el papel de Séverine, que en su día interpretó Catherine Deneuve, y Michel Piccoli retoma el rol de Henri Husson, el amigo libertino del marido de Séverine, quien sigue todavía obsesionado por ella. 

Henri persigue a Séverine por todo París. Ella intenta todo lo posible para evitarlo, pero él la asedia hasta que consigue captar su atención mediante la promesa de revelarle un secreto que solo él conoce. El escenario para tal revelación será una cena final en la que rendirán cuentas del pasado.  

El trabajo de Ogier en la cinta de Oliveira podría parecer la carta de despedida de la actriz, pero la intérprete ha continuado actuando en diversos papeles secundarios hasta ahora, ya sea bajo las órdenes de Rivette (La duquesa de Langeais, 2007), Luc Bondy (Les fausses confidences, 2016), Jeanne Balibar (Merveilles à Montfermeil, 2019) o Claire Denis (Fuego, 2022). Más de 50 años de trayectoria de una actriz absoluta. 

¿Quieres recibir todos los viernes en tu correo las mejores recomendaciones de cine y series? Apúntate a nuestra Newsletter.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento