La retirada de Bruce Willis ha causado profunda tristeza entre los aficionados. El actor, con un legado integrado por películas y momentos memorables, forma parte de nuestra cultura cinéfila. Por esa misma razón, desde fuera no terminaba de entenderse la deriva interpretativa en la que había caído.
La revelación de su enfermedad ha alterado la perspectiva respecto a esa continua acumulación de filmes de perfil bajo, antes asociada a lo puramente alimenticio, además de hacer pensar en los puntos oscuros de los entornos y del funcionamiento de la industria.
Su adiós escénico lleva aparejado un interés natural en profundizar en su trayectoria, y este bien puede extenderse, por efecto de la curiosidad, a algunos de sus trabajos recientes, los de la devaluación. Aunque en los años previos ya hubo ejemplos (Setup, Situación límite, Fuego cruzado) puede decirse que esta comenzó en 2014 con The prince y quedó ya fijada con excepciones como El justiciero, el remake a cargo de Eli Roth, la notable Glass, el cierre de la singular trilogía de M. Night Shyamalan, y Huérfanos de Brooklyn, de Edward Norton.
CINEMANÍA se detiene en Sobrevive esta noche (2020), Mercenarios de élite (2020), En tierras peligrosas (2021) y en Sin escapatoria (2021), cuatro producciones de la Emmett Furla Oasis bastante representativas de su última etapa, todas ellas disponibles en plataformas en España. Aunque en sentido estricto casi habría que hablar de penúltima etapa, ya que Willis aun tiene pendientes de estreno ocho largometrajes.
Esta fase exhibe rasgos comunes como su participación como reclamo, carteles que sugieren su protagonismo cuando en realidad sus intervenciones se adscriben a lo secundario, el desalentador rango medio de las propuestas (en su mayoría thrillers) y los repartos compuestos por actores conocidos en época de rodar lo que les ofrezcan y otros directamente de quinta fila.
'Sin escapatoria' (Mike Burns, 2021)
De serie B no tiene nada (sería un insulto para la verdadera serie B) y más bien se trata de un thriller sumido en una marcadísima mediocridad y sobre todo reiterativo, pobre y aburrido. Bruce Willis, cansado y poco suelto salvo por alguna frase aislada hacia el final, sale a ratos, una costumbre en los filmes de la Emmett Furla Oasis.
Interpreta a un policía retirado y viudo que se traslada una temporada a la casa de su sobrina en un lago, donde ayuda a una mujer (Jaime King) en el punto de mira de un sheriff corrupto, aspirante a alcalde, y sus ayudantes tras ser testigo de cómo una agente asesina a un traficante con el que hacían negocios.
Sin escapatoria (Out of Death) busca articular una de esas historias acerca de estar en el momento y lugar equivocados mientras remite a las corruptelas en el entorno rural y a las complicaciones y a la supervivencia en la naturaleza, pero fracasa. Nace vieja de partida por los caducos recursos formales por los que se decanta el director Mike Burns (cuando sigue la trayectoria de la bala saliendo de la pistola hasta que impacta en la cabeza del traficante), matiz luego instalado por su perfil y dinámica.
Desde el principio transparenta su condición de película mala, y el desarrollo lo corrobora: la horrenda música, las actuaciones en esa línea, su lentitud narrativa para rellenar, su en el fondo escasa acción, las imágenes de los paisajes… La espantosa lluvia digital del comienzo constituía un serio aviso.
'En tierras peligrosas' (James Cullen Bressack, 2021)
En todo momento late la sensación de que Willis no pinta nada con lo de alrededor. En tierras peligrosas, título español de Survive the Game, thriller de policías contra criminales, enfrentamiento que se desarrolla en gran medida en los terrenos de una granja (espacio que más bien parece un latifundio en la selva), la estrella da vida a un agente veterano sin miedo alguno a la muerte, a un tipo duro.
Cuando se pensaba que su presencia iba a limitarse a un par de minutos al inicio porque enseguida disparan a su personaje, en realidad resulta herido y se convierte en rehén de la banda, que mientras intenta eliminar a su joven compañero y al granjero que se ve implicado en la situación. Un exsoldado sumido en el dolor por la muerte de su mujer y de su hija en un accidente de tráfico, rol a cargo de un Chad Michael Murray que aporta algo de dignidad al conjunto.
Los créditos quieren aparentar que la propuesta va a caracterizarse por un cierto estilo, pero pronto se comprueba que en absoluto. Aunque de primeras resulta un poco más entretenida que Sin escapatoria, el filme de James Cullen Bressack se eterniza e incurre en detalles lamentables, reflejados en las peleas y en una persecución en coche de las que dan risa. Volviendo a Willis, en una de las escenas se nota bastante que el icono y el otro actor involucrado, uno de los esbirros, han rodado sus partes por separado y que luego se han juntado en el montaje, así como que en el enfrentamiento el que se mueve y lucha es un doble.
En el ámbito de lo anecdótico, cabe apuntar que salen una irreconocible Donna D’Errico (Los vigilantes de la playa) y Zack Ward, en su momento actor fetiche de Uwe Boll (Postal).
'Mercenarios de élite' (Matt Eskandari, 2020)
En Mercenarios de élite (Hard Kill) nos encontramos con un thriller ya más decente y cercano a lo que se entiende por serie B. Una mejora que sin duda reposa en el oficio de Matt Eskandari, autor de la curiosilla A 3 metros y medio, que a diferencia de los directores anteriores sabe sacar provecho de los actores, con el esforzado Jesse Metcalfe (el jardinero de Mujeres desesperadas) al frente. También se palpa que la fotografía y la edición resultan más cuidadas.
Mercenarios y terroristas se enfrentan en un enorme almacén abandonado en una trama con un código de un peligroso sistema de inteligencia artificial y una mujer secuestrada, la hija del millonario encarnado por Willis, un exsoldado que de primeras no cuenta la verdad al equipo que contrata. Dentro de lo secundario, de lo formulario y del factor de los ratos sueltos, en su presencia quiere asomar su perfil de antaño. Aunque el largometraje va decayendo, al menos se mueve en unos parámetros aceptables.
'Sobrevive esta noche' (Matt Eskandari, 2020)
La mejor película de las cuatro seleccionadas para ilustrar la última etapa de Bruce Willis es Sobrevive esta noche (Survive the Night), no por casualidad firmada por el mencionado Matt Eskandari. El espectador halla una home invasion modesta y con ecos de telefilme pero apañada en la que dos hermanos ladrones irrumpen de noche para que un médico (de nuevo aparece Chad Michael Murray) salve la vida a uno de ellos, herido de gravedad.
Willis, en el papel del padre del protagonista, un sheriff retirado, ofrece una actuación más que salvable (quizá por la entrada en escena de lo dramático) y, evidentes distancias al margen, hace recordar en parte su imagen de antes.
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