La noche del 12 de marzo, mientras esperábamos a que empezase la 95ª edición de los Oscar, Blanca Portillo recogía el premio Málaga - Sur a su carrera cinematográfica en la 26ª edición del Festival de Málaga. Arropada por sus compañeros Gracia Querejeta, Paula Ortiz y Asier Etxeandia, y en contraste con el desfile de vestidos y trajes de la noche más glamurosa de Hollywood, la actriz española lo hacía vestida con una simple camiseta blanca, zapatillas y vaqueros.
"Os estaréis preguntando qué hace vestida así esta mamarracha en una noche de lujo y esplendor", comenzaba su discurso Portillo, frase tras la cual mostraba al público su outfit y afirmaba que había sido una decisión "muy pensada". Al tratarse de un premio dedicado a "poner en valor el trabajo de casi 40 años dedicados casi de forma enfermiza a la interpretación", la actriz quiso recogerlo "como persona, no como actriz".
"Esto es sencilla y llanamente lo que soy, Blanca, una persona", continuaba la madrileña. "Una mujer de 59 años que la mayor parte del tiempo tiene miedo y frío y que necesita desesperadamente cariño y apoyo; que prefiere los vaqueros a los trajes de noche, las cañas con los amigos al champán de las fiestas, que prefiere el amor a la admiración".
Tras estas afirmación, Portillo se comparaba con Brad Pitt, lo que suscitaba las risas de los allí presentes. "¿Qué? Tenemos algunas cosas en común". Después de hacer bromas sobre su edad, sus similitudes físicas y la lástima de que no hubiese nacido en Burgos para poder haber vivido una historia de amor con él, la actriz terminaba hablando de uno de los grandes tabúes en la industria cinematográfica: la apariencia física.
"Ambos hemos tenido que luchar contra nuestro físico para que se valoraran nuestras capacidades actorales... solo que al revés", afirmaba con una sonrisa. "Él ha luchado contra su belleza para demostrar que es más que un cuerpo y un rostro hermosos y yo, contra mi falta de belleza para demostrar que sin ella también se puede ser actriz".
Para acabar, Portillo quiso aprovechar su discurso para lanzar un mensaje de esperanza a todos aquellos que hayan sentido alguna vez que su físico era un impedimento para lograr dedicarse a esta profesión, afirmando que lo que realmente se necesita son cualidades como la valentía, el conocimiento de la cultura y el respeto. "Todo eso aumenta con los años y con la práctica, todo lo demás se lo lleva el tiempo", finalizaba.
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