14 westerns nevados para rostros pálidos

Cabalgamos bajo la nieve por las películas más destacadas de uno de los subgéneros más vistosos del western.
14 ‘snow westerns’ para rostros pálidos
Los odiosos ocho
14 ‘snow westerns’ para rostros pálidos

“Puedo decir de manera definitiva que, a pesar de lo desoladora que es, hemos hecho el western navado más divertido que se ha filmado jamás. Más divertido que El gran silencio, que El día de los forajidos. Más divertido incluso que Los vividores”. Así promocionaba Quentin Tarantino Los odiosos ocho en una entrevista en Entertainment Weekly, ¿te acuerdas? 

Es importante recordar esas palabras porque Tarantino citaba tres de las películas más importantes del subgénero de vaqueros bajo la nieve, una variación del western que emergió con el éxtasis del CinemaScope de los años 50 pero que hizo realmente fortuna hacia el final de los años 60 y durante la década siguiente gracias a la creatividad del spaghetti western y a los largometrajes de corte revisionista.

No son muy abundantes los trabajos que han cambiado el polvo de Texas o Colorado por las blancas estepas de Nevada y Wyoming, pero todos ellos nos han dejado estampas de una frontera aún más inhóspita y salvaje, de personajes presos de una naturaleza implacable y de duelos que acaban manchando la nieve de rojo. Compruébalo con estas otras 14 películas que, como Los odiosos ocho, realzan el valor del snow western.

'El rastro de la pantera' (William A. Wellman, 1954)

Robert Mitchum es uno de los tres hijos de la severa matriarca Ma Bridges (Beulah Bondi) a quien se le ha encomendado la misión de acabar con una pantera que devora al ganado familiar durante un duro invierno en las montañas. Western psicológico en CinemaScope que contiene una de las fotografías más exquisitas de la época: Wellman se empeñó en hacer una película en blanco y negro de color, y por el cegador contraste de algunos de los paisajes filmados podemos decir que (casi) lo consiguió. También logró secuencias de un riesgo formal como la que nos muestra el entierro de uno de los Bridges desde el agujero del féretro en la tierra. Masterclass.

'Tierras lejanas' (Anthony Mann, 1954)

Anthony Mann dirigió hasta en cinco westerns a James Stewart y hay que agradecerle que uno de ellos estuviera ambientado en la gélida Klondike, Alaska. Stewart interpreta a Jeff Webster, un aventurero de oscuro pasado que no necesita a nadie, dedicado a surtir de carne de vacuno los asentamientos de buscadores de oro de la zona y no sin las consecuentes tensiones que nacerán al abrigo de la ambición de los nuevos colonos. Paisaje repleto de obstáculos, de cimas nevadas a ríos impenetrables, y, por supuesto, de mucha violencia.

'Los implacables' (Raoul Walsh, 1955)

Aunque no es un snow western en el sentido estricto, el arranque de Los implacables es meritorio de ser incluido en esta lista: tras los créditos vemos a Clark Gable y Cameron Mitchell cruzando a caballo las nevadas montañas de Montana cuando se encuentran con un tipo ahorcado, y entonces Gable dice “parece que hemos llegado a la civilización”. Además de esos parajes de infarto, Walsh también contaba con la presencia taquicárdica de Jane Russell.

'El día de los forajidos' (André de Toth, 1959)

El último western de los once que filmó el cineasta de origen húngaro André de Toth es otro trabajo cuyos créditos son tan parcos como impecables, y enseguida nos introducen en el conflicto que mantienen Blaise (Robert Ryan) y Hal (Alan Marshal), interrumpido cuando la banda de los forajidos de Jack Bruhn irrumpe en la pequeña localidad de Bitters, aislada por la nieve. El tono amenazador de la historia se ve beneficiado por ese paisaje nevado que cubre el horizonte, así como también por el estupendo uso de un blanco y el negro rozando lo fúnebre. Un verdadero infierno blanco.

'El gran silencio' (Sergio Corbucci, 1968)

El western nevado por excelencia está rodado en la sierra de los Dolomitas, norte de Italia, y lo firma Sergio Corbucci, el otro grande del spaghetti western junto a Sergio Leone. En ninguna otra película la nieve ha ahogado tanto a los personajes de la trama como en esta cinta a la que insufla algo de aire la maravillosa banda sonora de Morricone: Jean-Louis Trintignant es Silencio y Klaus Kinski, Trigero; justiciero y caza recompensas sin escrúpulos que se batirán en ese microcosmos del vicio que es Snow Hill. Corbucci contaba que las muertes de iconos políticos como el Ché y Malcolm X le habían inspirado esta desolada fábula sobre el mal, y ese tono rendido atraviesa la película como un yugo. Presionado por su productor, el director filmó un final alternativo que, por fortuna y coherencia, no llegó a incluirse.

'Los vividores' (Robert Altman, 1971)

Proxeneta y meretriz, McCabe (Warren Beatty) y Miller (Julie Christie), se asocian para montar el que será el burdel más próspero de la Presbyterian Church, un pequeño pueblo minero del noroeste nevado de Estados Unidos, hasta que los mafiosos de turno pretenden hacerse dueños y señores de la zona. Fue el único western que rodó Robert Altman y cabe señalar que supo escoger a su equipo con mimo: además de contar con la pareja del momento (Beatty y Christie), la banda sonora la firmó Leonard Cohen.  

'El hombre de una tierra salvaje' (Richard C. Sarafian, 1971)

El precedente de El renacido de Iñárritu es este trabajo protagonizado por Richard Harris y John Huston en los papeles que hoy reproducen Leonardo Di Caprio y Tom Hardy. Western, survival y relato revisionista sobre la historia de un hombre que se repuso del ataque (casi) mortal de un oso para vengarse de un colono, símbolo de los invasores que saquearon el nuevo continente. Harris, protagonista el año anterior de Un hombre llamado caballo (Elliot Silverstein, 1970), tenía todos los números para ser el inmejorable protagonista.

'Las aventuras de Jeremiah Johnson' (Sydney Pollack, 1972)

Robert Redford se encontraba en la cima de su carrera pero no dudó en escalar otras cumbres más inhóspitas con este western crepuscular a cargo de su colega Sydney Pollack, en la segunda de las siete ocasiones en que colaborarían estrella y director. Aquí seguimos a un aventurero que decide aislarse del mundo en las montañas buscando conectar con la naturaleza en un canto que resume el incipiente fervor ecologista que dominaría la década de los 70. Survival eco.

'Nevada express' (Tom Gries, 1975)

Un tren es uno de los más excitantes escenarios que ha dado el cine y, si además la locomotora en cuestión cruza vertiginosas montañas cubiertas de nieve, se transforma en este maravilloso western de serie B, adaptación de una novela de Alistair MacLean. El rudo y varonil Charles Bronson interpreta a un agente del gobierno que investigará una serie de repentinas y misteriosas muertes entre los pasajeros y sabotajes en el interior de varios convoyes. Western policíaco teñido de blanco.

'El desafío del búfalo blanco' (J. Lee Thompson, 1977)

Charles Bronson también protagoniza este snow western que intentaron vender como otra nueva película sobre una criatura gigante que amenaza a la civilización (a rebufo del King Kong de Guillermin y de Tiburón) y que se mueve entre el western y el cine de terror/fantasía para las delicias de los seguidores de uno u otro género. Mucho antes que el oso de El renacido, este búfalo blanco era el terror del invernal medio oeste, y sólo el impertérrito Bronson era el hombre capaz de enfrentarse a una criatura de tal envergadura y salir victorioso, aunque magullado, todo sea dicho, del desafío.

'El jinete pálido' (Clint Eastwood, 1985)

El predicador, misterioso justiciero o fantasma en busca de venganza en una pequeña colonia minera en las montañas, también es uno de los personajes más memorables de la historia del western y de la filmografía de Clint Eastwood, que en este remake inconfeso de Raíces profundas (George Stevens, 1953) (o al menos así lo señala buena parte de la crítica) ejercía de actor, director y co-guionista. Todo un reto para uno de los emblemas del spaghetti, que, como su apocalíptico personaje, no le teme a nada ni a nadie.

'Enfrentados' (David Von Ancken, 2006)

Morsman Carver (Liam Neeson) y Gideon (Pierce Brosnan) son dos hombres a la caza: antiguo coronel confederado y ex capitán federal, se persiguen por las rocosas y nevadas montañas hasta los paisajes desérticos del oeste a lo largo de un filme que hasta casi su último tramo no nos explica los motivos que han llevado a los dos hombres al enfrentamiento. Una persecución sin aliento en un filme que se busca en el canon y parece querer sumar todo lo bueno del género. 

'Sukiyaki Western Django' (Takashi Miike, 2007)

Nada que ver con lo canónico el western alucinado de Takashi Miike que por meter, metía de todo sin miedo a que se le tildara de abigarrado, barroco y excesivo. Son tres adjetivos que, de hecho, definen el cine del nipón y no podían faltar en la gran fiesta que propone en Sukiyaki; cinta que hasta cuenta con Tarantino como secundario de lujo y con una de las mejores escenas de western en la nieve que ha dado el cine reciente: el duelo de un pistolero contra un samurái y una mancha roja que se expande en la pradera blanca como la sombra de la muerte.

'The Dark Valley' (Andreas Prochaska, 2014)

¿Pueden convertirse las cumbres austríacas en un temible e invernal escenario fronterizo típico del western? Aunque suena a broma, también los Alpes pueden erigirse en terreno adecuado para gélidas historias de traiciones y disparos por la espalda. El artífice de este cambio (cultural y continental) es Andreas Prochaska, que nos propone en su aventura seguir a Greider, un misterioso forastero que a mediados del siglo XIX regresa del oeste al este y llega a un pequeño pueblo alpino donde la violencia es el aire que se respira cada día. ¿Aprueba o no?

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