Crítica de 'Apaiz Kartzela (La cárcel de curas)'

La cárcel de curas comienza con una voz que habla sobre la preocupación por el apoyo absoluto que la Iglesia española presta a un régimen totalitario. Antes de que comience esta secuencia-prólogo, un narrador en off explica que el que habla es un cura vasco, cuyo rostro no se puede mostrar y por eso la cámara se fija exclusivamente en una de sus manos que gesticula nerviosa. 

Estamos en pleno franquismo y algunos sacerdotes denuncian, sin resignarse, la distancia que les separa de las almas a las que se les ha encomendado cuidar. Esta imagen en blanco y negro da paso a un plano en color actual de unas manos, esta vez cruzadas y en reposo, de un hombre que canta una canción en euskera frente a una tumba. La letra habla de un hombre que estuvo preso en Zamora, donde casi se volvió loco. La imagen emociona aún sin saber lo que significa.

Ese hombre ahora vuelve a visitar la cárcel donde fue privado de libertad durante la dictadura. En total fueron 53 sacerdotes los que estuvieron en prisión por denunciar en sus homilías la dictadura, la represión de los derechos humanos y de las libertades. Fue en la cárcel de curas de Zamora –dentro de un módulo propio-, que funcionó entre 1968 y 1976 y que Franco creó valiéndose del Concordato firmado con el Vaticano. Había una complicidad entre la jerarquía de la Iglesia y el franquismo, como se apunta en el film que firman Oier Aranzabal, Ritxi Lizartza y David Pallarés. 

Esa transición del color al blanco y negro revela el verdadero espíritu del film y habla, en forma de elipsis temporal, sobre la necesidad de recuperar la memoria de esas personas, condenadas al olvido después de haber sufrido las represalias del régimen franquista.

Cinemanía

Se trata de un documental de testimonios, basado en las valiosas declaraciones de los protagonistas de aquellos hechos -junto con imágenes de archivo, recortes de prensa y algunos pasajes de animación que sirven para ilustrar los flashback que recuerdan las personas entrevistadas-, que también plantea un doble viaje: en el tiempo hasta el pasado y en el presente, cuando se documenta la vuelta de cuatro de aquellos presos al lugar donde estuvieron años encarcelados por reclamar las libertades sociales que se habían suspendido sin fecha de vuelta. 

La cárcel deshumaniza al ser humano y lo aniquila, y según el derecho canónico un cura no iba a la cárcel, sino que se le retiraba a un convento. Pero el franquismo concluyó, con la connivencia de la propia Iglesia, que esta era la mejor solución para frenar el activismo de aquellos sacerdotes díscolos.

Los cineastas componen un ejercicio que amolda su propuesta narrativa a la condición de denuncia que poseen sus imágenes y, sobre todo, a esos testimonios que habían permanecido durante años silenciados y durante otro tiempo no se habían podido escuchar. De este modo, La cárcel de los curas se erige en un valioso documento histórico que acierta con su montaje y disposición fílmica hasta encauzar ese mensaje que pretende subrayar desde su propio título. No se trata de una venganza contra el pasado, sino de obligar a recordar. Y en ese empeño, el film encuentra su verdadera materialidad y también su razón de ser.

FICHA TÉCNICA

Apaiz Kartzela (La cárcel de curas)

• Director:

  Oier Aranzabal, Ritxi Lizartza, David Pallarès

• Género:

  Documental

• País:

  España

• Sinopsis:

  Durante el régimen dictatorial en España, Francisco Franco utilizó el Concordato firmado con el Vaticano para crear la Cárcel Concordataria, la única del mundo para personas religiosas. En ella estuvieron cuatro sacerdotes presos entre 1969 y 1975 por hacer apología contra el régimen en sus misas, y ahora se reúnen para recordarlo.

• Guion: Jon Mikel Aldanondo, Mielanjel Elustondo, Martín Etxeberría, Xabier Etxeberría

• Duración: 85 min.

• Veredicto: Un documental contra el olvido que plantea un valioso testimonio sobre la represión franquista.

• Distribuidora: Syldavia

• Estreno: 10/12/2021