Wes Anderson no se acaba nunca
La maravillosa historia de Henry Sugar, en Netflix
Wes Anderson vuelve a demostrar que su mundo no se acaba nunca con La maravillosa historia de Henry Sugar, carta de presentación de los cuatro cortometrajes basados en obras de Roald Dhal que Netflix estrena a lo largo de este fin de semana: El cisne, El desratizador y Veneno.
Desafiando a la lógica de la IA y a la de cualquiera de sus imitadores, La maravillosa historia de Henry Sugar y el resto de cuentos exploran el mundo más siniestro y adulto de Roald Dahl a partir de su libro Historias extraordinarias. Las piezas son, evidentemente, de un diseño de producción extraordinario, pero sobre todo continuan con la actual deriva del cineasta de poner la palabra en primer término, mostrando, en el fondo, el mecanismo artificial de la representación. Como en The French Dispatch o Asteroid City, La maravillosa historia de Henry Sugar y los otros cuentos reflexionan sobre el arte del relato. ¡Y menudos relatos!
El hotel de los líos
The Continental, en Prime Video
Un universo tan específico y atractivo como el de John Wick (Keanu Reeves) merecía expandirse en otros formatos y era cuestión de tiempo que la serialidad que ya estaba en las películas saltara a la pequeña pantalla vía plataformas: The Continental, el hotel que acoge a los asesinos más despiadados del planeta, es también el lugar del primer spin-off de la saga creada por Derek Kolstad.
Dividida en tres episodios de entre 80 y 90 minutos, la serie, que llegará a su fin el próximo 6 de octubre, viaja a los años 70 para explicarnos, con Colin Woodell y Mel Gibson encabezando el reparto, los orígenes de este enigmático establecimiento. La ficción parte del personaje del joven Winston Scott (en la saga interpretado por Ian McShane) para explicarnos su escalada paulatina en el submundo criminal neoyorquino, mientras su pasado al otro lado del Atlántico parece dispuesto a cruzar el charco.
Una historia de violencia
Huérfanos de Brooklyn, en HBO Max
Lionel Essrog (Edward Norton) es en Huérfanos de Brooklyn un detective que sufre el síndrome de 'Tourette', que ocasiona múltiples tics físicos, y que se embarca en la misión de averiguar quien ha asesinado a su amigo y mentor Frank Minna (Bruce Willis).
Huérfanos de Brooklyn fue un proyecto largamente acariciado por Norton desde que en los años de El club de la lucha se apasionara de la novela de Jonathan Lethem. A pesar de que la taquilla no acabó de responder como se esperaba, la película logró el favor de la crítica, que valoró su contundencia, y hoy se recuerda, con el paso de los años y los giros de la vida, por ser el último filme que Bruce Willis estrenó en salas de cine antes de su diagnóstico de demencia frontotemporal.
Una Michelle Pfeiffer de comedia
Casada con todos, en Filmin
Antes de que Jonathan Demme abrazara el cine de prestigio y de Oscars, tuvo una fascinante trayectoria ahondando en la modernidad de los ochenta y su cultura pop: Stop Making Sense (1984), el increíble concierto de Talking Heads; Algo salvaje (1986), con Melanie Griffith; o esta Casada con todos (1988) con una Michelle Pfeiffer absolutamente maravillosa en el rol de Angela DeMarco, una mujer que huye de su pasado cuando asesinan a su marido mafioso.
Entre la comedia disparatada, el noir surrealista y el policíaco paródico sobre la cultura de la mafia, Casada con todos se consideró durante un tiempo un Demme menor, pero recuperarla ahora nos permite verla como una obra repleta de grandes ideas y de unos personajes muy bien construidos. Desde la protagonista, una mujer que no se resigna al estereotipo de 'mujer de mafioso' hasta la sucesión de secundarios y cameos que alimentan la película: Alec Baldwin, Matthew Modine, Dean Stockwell, Mercedes Ruehl o Chris Isaak.
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