¿Fin de una era?
Larry David, en HBO Max
¿Es Larry David la mejor comedia de la televisión actual? Sin duda. ¿Es una catástrofe que esta temporada sea la última? También. El creador de Seinfeld nos deja huérfanos tras esta entrega, la número 12, en la que sigue explorando los límites más incómodos de la autoficción y bombardeando a cañonazos los del humor.
A Larry David le ha dado igual que, en plena ola Woke, ya no se pudiesen hacer determinados chistes. Ya los hacía todos él en su show. En los últimos 24 años, la serie solo le ha debido su fidelidad a una cosa: hacer la comedia más inteligente posible. O como diría él mismo, “pretty pretty good”.
Solo nos queda confiar en las palabras de Jeff Schaffer, productor ejecutivo de la serie, que recuerda que no es la primera vez que Larry David quiere poner fin al show. “Larry pone sus mejores ideas en cada entrega y solo él piensa que no se le van a ocurrir más”, dijo recientemente. Hay esperanza.
Auge y caída del Pequeño Nicolás
(P)Ícaro: El pequeño Nicolás, en Netflix
Era cuestión de tiempo que alguna plataforma contase su historia. Uno de los casos más mediáticos de los últimos años y quizás también de los más reveladores de la idiosincrasia española, tan picaresca ella, merecía una película.
¿Qué puedes esperar de la serie documental sobre Francisco Nicolás que estrena Netflix? Más salseo que reflexión o perspectiva, la verdad. Algo que, en el fondo, también dice mucho de la cultura imperante en nuestro país.
La plataforma que ha rescatado a los Sálvame apuesta por un tono en la dirección y en el montaje que busca más la sonrisa cómplice en el espectador ante las fechorías del Pequeño Nicolás que una reflexión profunda sobre las élites disfuncionales que sostenían a Francisco Nicolás. Lo mejor de la serie es el tercer capítulo en el que el comisario Villarejo se revela como el gran personajazo que es. ¿Para cuándo un documental sobre él?
Anna Kendrick tiene una relación tóxica
Alice, cariño, en Movistar Plus+
Este es uno de esos estrenos que en el cine pasan sin llamar demasiado la atención pero que merece la pena rescatar en su vida en plataformas. No solo por Anna Kendrick, actriz que se gana a pulso las mayores alabanzas en todos sus trabajos.
Este es un retrato realista y terrorífico sobre el maltrato psicológico en una relación de pareja. Y mejor aún, es un relato sobre la importancia de la amistad y de tener un entorno cercano que nos salve de situaciones dañinas cuando nosotros estamos tan dentro que somos incapaces de hacerlo.
En su ópera prima, Mary Nighy apuesta por una dirección realista y sencilla que hace justicia a un montaje de elipsis inteligentes y a un guion de diálogos nada subrayados. Y sí, la directora es la hija de ese actor simpatiquísimo llamado Billy Nighy.
Por una vez las chicas están bien
Las chicas están bien, en Filmin
Gracias a la política de cuotas, estos han sido unos años muy buenos para el cine dirigido por mujeres, con algunos títulos excelentes que sumar a la historia del cine español. Pero también es cierto que muchas de estas películas han reflejado temáticas o parcelas femeninas más cercanas al drama que a cualquier otro género.
Por eso se agradece este debut que se aleja de ese tipo de historia intimista ya desde su propio título. En la ópera prima de Itsaso Arana las chicas están bien, sencillamente. Son un grupo de actrices (entre ellas Irene Escolar y Bárbara Lennie jugando a ser dos intérpretes muy parecidas a ellas) que ensayan en medio del campo una obra de época. Sencilla, divertida, sin pretensiones, delicada, como un soplo de aire fresco. Como también somos a veces las mujeres.
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