Si siempre quisiste ser un samurai. Y si no, también
Shogun, en Disney +
Fue una serie en los 80 y antes una novela. ¿Por qué rescatarla en pleno siglo XXI? se preguntarán los haters de los remakes. Pues esta vez no tienen razón. La miniserie de diez episodios acaba de aterrizar en Disney + y ya tiene más fans que detractores. Y no solo entre los amantes de las historias de capa (o kimono) y espada niponas.
Shogun arranca en el siglo XVI cuando un marinero británico (Cosmo Jarvis) naufraga en Japón y acaba convertido en samurai en plenas guerras de los daimios por el puesto de shogun. La miniserie nos arroja al Japón feudal desde su primer episodio, con su buena carga de grandiosidad y salvajismo. La han comparado con Juego de tronos pero, con tan solo un episodio visto, diría que es mucho mejor.
Una de fantasía con vuelta de tuerca feminista
Damsel, en Netflix
“Abundan las historias de caballería en las que el heroico caballero salva a la damisela en apuros. Esta no es una de esas historias”, reza una cartela al comienzo de Damsel. Y poco más necesita esta vuelta de tuerca feminista al género para presentarse ante sus espectadoras como una inteligente obra de fantasía muy consciente de los tiempos que corren.
Aquí la damisela en apuros tiene que salvarse a sí misma. No solo del dragón que echa llamas por la boca, también de la sociedad patriarcal que la quiere casar por conveniencia. Súmale a eso que la damisela es Millie Bobby Brown (Eleven de Stranger Things), que Robin Wright se burla de su princesa prometida y que detrás de la cámara está Juan Carlos Fresnadillo, autor de esa maravilla que es Intacto. Si te gusta la fantasía no te la pierdas.
Una de Spielberg nunca falla, aunque sea menor
Los archivos del Pentágono, en Filmin
“Asumí que las mujeres éramos inferiores a los hombres. Que no éramos capaces de dirigir nada que no fuesen nuestras casas o nuestros hijos”. Habla Katharine Graham, poderosa editora de The Washington Post a quien Steven Spielberg inmortaliza en su película número 32.
Los archivos del Pentágono encaja a la perfección en el reciente enamoramiento de Hollywood con la prensa. Como ya hicieron Al descubierto, La verdad o Spotlight, la última película de Spielberg vuelve a encumbrar al cuarto poder a la vez que el periodismo agoniza. Mientras los nuevos lectores prefieren titulares clickeables y textos cortos –más que este–, en Los Ángeles parecen empeñados en recuperar la épica de las rotativas a pleno funcionamiento, de las linotipias, de las redacciones tecleando con euforia, de los becarios intrépidos y hasta de los lápices de los correctores, figuras, a juzgar por el habitual festival de erratas, que aquí la crisis se llevó por delante.
Lo que, al parecer, no resulta obvio para legendarios directivos de medios de comunicación sí lo es para Steven Spielberg. Su tradicional cuidado por los detalles, esos que cimentan un cine de emoción, valores y planos largamente recordados, se despliega en Los archivos del Pentágono en un melódico montaje de estos tótems con los que Spielberg celebra una victoria del periodismo. A saber, la publicación por parte de The Washington Post de unos archivos sobre la guerra de Vietnam filtrados durante la administración Nixon.
Tom Hanks es el adalid de tal provocación al poder, interpretando al director del periódico, Ben Bradlee, con una chulería heredera de Walter Matthau en Primera plana o Cary Grant en Luna nueva. Pues, aunque Spielberg fichase a Josh Singer para redondear el guion de la debutante Liz Hannah, y a ratos la minuciosidad documental de Spotlight se deje sentir en Los archivos del Pentágono, esto es una película de Spielberg y lo que prima es la emoción.
Premio de consolación si no te toca la lotería
To Leslie, en Movistar Plus+
To Leslie acaparó la atención de los medios de una forma bastante desafortunada cuando varios miembros de su equipo tiraron de amigos estrellas de Hollywood para que la recomendaran y nominaran en los pasados Oscar a su actriz protagonista, Andrea Riseborough.
Paradójicamente, Riseborough se merecía todos los halagos y votaciones. Su interpretación de una alcohólica que se ha bebido el dineral que le tocó jugando a la lotería es lo mejor de este drama correcto (aunque quizás vaya de más a menos) que habla sobre segundas oportunidades.
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