Fassbender 'killer'
El asesino, en Netflix
Michael Fassbender es un 'killer' en tránsito en la última y magnífica película de David Fincher, El asesino, que llega a Netflix después de pasar por salas de cine seleccionadas. Como toda buena película del género, nuestro protagonista va a ser traicionado y esa premisa le sirve al director de Se7en o La red social para dejarse fascinar por los procesos y la ejecución ritual de hombre ligado a unos códigos.
Es probable que los códigos del asesino de Fincher y Fassbender poco tengan que ver con los de los sicarios imaginados por Jean-Pierre Melville (aquí nuestro protagonista es fan de The Smiths y más bien parece un turista alemán), pero no hay duda de lo mucho que le debe el estadounidense al maestro francés. Si quieres saber las razones, te aconsejamos que acabes la lectura del blog de esta semana, con una última recomendación para un programa doble 'high class'.
A vueltas con el género de 'tacitas'
The Bucaneers: aristócratas por amor, en AppleTV+
Una nueva adaptación de la exquisita Edith Warton llega esta semana para hacer las delicias a las y los amantes del género de 'tacitas', esto es, el cine y las series de época, casi todas adaptaciones de clásicos ingleses, en el que las tribulaciones del corazón se debaten entre sorbitos del té de las cinco y los bailes con lo más granado de la sociedad del momento.
En esta ocasión se trata de The Buccaneers: aristócratas por amor, un grupo de hijas de la nueva burguesía del Estados Unidos decimonónico que son enviadas a Reino Unido como 'castigo' a su rebeldía. Allí su naturaleza indomable chocará con la rigidez de la alta sociedad británica, pero, por supuesto, a lo largo de los ocho episodios de su primera temporada el amor acabará por convertirse en el motivo de sus suspiros, mientras suena Sharon Van Etten, Warpaint o Lucius.
Una comedia romántica británica para el siglo XXI
Amor en Rye Lane, en Disney+
Con pasaporte británico se presenta una de las sensaciones indies de la temporada, Amor en Rye Lane, en la que la debutante Raine Allen-Miller demuestra que viene con la lección aprendida y, sobre todo, que de encanto va sobrada.
De aliento generacional y carta de amor al Londres de debajo del Támesis, esta fantasía romántica en la que un chico y una chica se conocen y acaban pasando un día juntos intentando olvidar a sus ex parejas, tiene todo lo que hay que pedirle al género: color, inocencia, insertos musicales, carisma y tontería. Además, es imposible que una película en la que suenan A Tribe Called Quest no pueda ser cool. Palabra.
El asesino Delon
El silencio de un hombre, en Filmin
Esta semana, como avanzábamos en la primera entrada, proponemos un programa doble de 'killers' cinematográficos. Después de los 'cinc cèntims' sobre el asesino de David Fincher, toca volver la vista atrás y fijarse en el el asesino mas imperturbablemente triste de la modernidad cinematográfica, creado Jean-Pierre Melville en la magistral El silencio de un hombre.
"La profunda soledad del samurái solo es comparable a la de un tigre en la selva", encabeza la película de Melville, mientras vemos a Alain Delon, en el papel de Jeff Costello, fumar estirado en la cama. Todavía no lo sabe, pero va a ser traicionado, y la película le sigue, parapetado tras la gabardina y el sombrero fedora, en su misión de dar con el origen y los motivos de tan fea jugada.
Bajo la sombra de Costello han crecido los asesinos de Nicolas Winding Refn, Jim Jarmusch y John Woo, 'ronin' urbanos que se rigen por el código de la muerte y por su influencia. Pero El silencio de un hombre es mucho más que la matriz de un arquetipo, es, tal vez, todo lo que uno le puede pedir al cine. Imprescindible.
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