Los cambios de temperatura del otoño multiplican las visitas de niños asmáticos a urgencias

El otoño es una mala noticia para muchas patologías. Sucede con el asma, y especialmente con los más pequeños. De hecho, los cambios de temperatura frecuentes en otoño multiplican el número de visitas de niños asmáticos a las urgencias.

La razón está en que la humedad y los cambios de temperatura hacen que haya una mayor exposición a los virus, los ácaros de polvo y los hongos aerógenos. Así lo explica la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP).

Un estudio publicado este verano por la revista Allergy and Asthma Proceedings mostraba como los mayores episodios de sibilancias (pitos) y tos debidos a una infección viral respiratoria se producen con los cambios de clima o de estación, siendo los niños con asma los más afectados por estos factores desencadenantes y los que tardan más tiempo en recuperarse de un virus.

Los niños con asma de origen alérgico tienen una mayor hiperreactividad bronquial y unas vías aéreas más sensibles con lo que tienen más probabilidades de desarrollar crisis de asma en esta época, según explica el doctor Javier Torres, alergólogo pediátrico del Hospital Reina Sofía de Córdoba y coordinador del grupo de alergia respiratoria de SEICAP.

Otra de las causas que hacen aumentar el riesgo es la suspensión de la medicación preventiva durante el verano debido a la ausencia de síntomas. "Los alergólogos pediátricos aconsejamos esta interrupción pero también advertimos de que es importante retomar la medicación con la llegada del otoño, incluso antes de que cambien las temperaturas", asegura el doctor.

Las mayores visitas a urgencias por crisis de asma se producen en las semanas posteriores al inicio del colegio. Los primeros en requerir atención urgente son los niños en edad escolar, después los adultos y los hermanos pequeños.

En esta época también son frecuentes los resfriados y a menudo son confundidos con alergia. "Las crisis de asma de origen alérgico vienen causadas por una mayor exposición a alérgenos como los ácaros de polvo o los hongos aerógenos y entre sus síntomas se incluyen la congestión, los estornudos o sibilancias, pero en ningún caso fiebre, que es lo que provocan los resfriados", aclarado Torres.