La torre que transforma la polución en diamantes

Una nueva construcción ocupa las calles de Pekín. No es un rascacielos pero sí, con sus siete metros de altura, el purificador de aire más grande del mundo, y está dispuesto a mancharse para luchar contra la contaminación.Su creador, un artista holandés, está convencido de que también sirve para que la gente se sienta parte de la solución y no del problema. Especialmente en la segunda parte del proyecto, en la que este odiado esmog se transforma en un tesoro. Sí, diamantes, hechos a partir del carbón recogido.