Si algo destaca de la Semana Santa de Toledo es el maravilloso escenario en el que se desarrolla. Un decorado repleto de estrechas y empinadas calles, donde tienen lugar las procesiones, la mayoría nocturnas, y que, además, son una invitación a visitar tesoros de gran valor artístico.
1. Procesión de Nuestra Señora de la Soledad
La Semana Santa toledana cuenta con una veintena de cofradías y hermandades que recorren las calles estrechas y empedradas del casco antiguo, por la noche y en silencio. El pistoletazo de salida tiene lugar el Viernes de Dolores con la Procesión nocturna de Nuestra Señora de la Soledad, a cargo de la Cofradía del mismo nombre, una de las más antiguas de la ciudad (del año 1644). Arranca en la parroquia mozárabe de las Santas Justa y Rufina.
2. La imponente imagen de los armados
El Viernes Santo es el día que mas procesiones se celebran. Una de las que mas llama la atención de los toledanos sale también desde la parroquia de las Santas Justa y Rufina. Una marcha procesional en la que la virgen de la Soledad es escoltada por 27 hombres ataviados con armaduras del siglo XVII. Todos ellos custodiando el paso del Santo Sepulcro y con el sonido de las trompetas de fondo.
3. El casco antiguo, el protagonista
Durante toda la semana, la ciudad se impregna de una atmósfera muy especial, sobre todo por la noche cuando el silencio inunda las calles. Pero si hay un protagonista en esta ciudad, ese es el casco antiguo, uno de los mas bellos de nuestro país. Durante las celebraciones religiosas, esta zona de Toledo es todo devoción y magia. Además, hay que destacar la similitud del casco histórico toledano con el de Jerusalén, lo que de alguna manera traslada a los asistentes al escenario original, dos mil años atrás.
4. Toledo en la oscuridad
El Sábado Santo, a las 01:00, se apagan todas las luces del casco histórico para que los cofrades, alumbrados tan solo por la luz de sus farolillos, procesionen la imagen del “Cristo de la buena muerte”. Un destacado momento de la Semana Santa toledana, ya que la habilidad de los cofrades avanzando los pasos por las estrechas calles es todo un espectáculo de pericia y devoción que no hay que perderse.
5. Una Semana Santa marcada por la sobriedad
A diferencia de otras Semana Santas que se celebran en nuestro país, la de Toledo se caracteriza por una marcada sobriedad y austeridad, conservando fielmente la esencia de la tradición cristiana. Aquí el espíritu de recogimiento y la devoción se refleja tanto en las procesiones como en el sentimiento con el que los toledanos viven estas fechas.
6. Ruta por el patrimonio del Toledo conventual
Toledo en Semana Santa se convierte en un museo abierto y en una gran oportunidad para los visitantes de descubrir nuestro patrimonio y las joyas de los conventos de clausura. La tarde de Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo conventos y monasterios exponen su patrimonio sacro en los altares efímeros conocidos como los monumentos de Semana Santa. Una ocasión única para conocer el interior de estos edificios religiosos, que el resto del año permanecen cerrados, como el convento Padres Carmelitas, Santo Domingo el Real, el de las Agustinas Gaitanas o el de las Comendadoras de Santiago.
7. Dulces de Semana Santa
La apertura de los conventos al público durante estos días es también la ocasión perfecta para degustar los exquisitos dulces que preparan las religiosas. El dulce mas conocido de los conventos toledanos es el mazapán, uno de los más afamados de nuestro país. Su elaboración consiste en almendra y azúcar al igual proporción. Otros dulces típicos de Toledo en estas fechas son los pestiños, los buñuelos de cuaresma, las flores y por supuesto, las torrijas tradicionales.
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