La iglesia de la Vera Cruz está rodeada de misterios y leyendas. Situada a las afueras de Segovia, se le atribuyen similitudes con la Cúpula de la Roca, el supuesto templo de Salomón en Tierra Santa. En este sobrio edificio religioso, la realidad y la ficción se unen constituyendo un atractivo extra para el visitante.
La magia del 12
La edificación de esta iglesia templaria también la convierte en un lugar mágico y dotado de simbolismo. Sobre todo si tenemos en cuenta que la principal característica de la Vera Cruz es que está construida en una plata dodecagonal, a imagen y semejanza de la iglesia de Jerusalén donde se hallaba la tumba de Cristo. Pero además, la marca del número 12 nos conduce hasta los 12 apóstoles, las 12 tribus de Israel y 12 los signos del zodiaco.
Juramentos de fidelidad
Es una de las iglesias de este estilo mejor conservadas de Europa. En el centro tiene un pequeño templete de dos plantas. La segunda planta está coronada por una cúpula califal y en el centro se ubica un altar con decoración mudéjar. Era allí donde los caballeros de la orden de Malta realizaban sus juramentos de fidelidad y actos penitenciales.
El tesoro de los templarios
Como en otros tantos lugares de la España mágica, aquí tampoco pueden faltar las historias populares que se han ido repitiendo siglos tras siglos, como la creencia de que bajo el suelo de esta iglesia segoviana están enterrados no solo los caballeros templarios, sino también las fabulosas riquezas que estos trajeron de las Cruzadas y que ellos mismos guardan y protegen. Y la leyenda viene acompañada de una advertencia: si alguien intentara profanarlo, las almas que aquí descansan responderían con rayos fulminantes.
Dos conjunciones solares en fechas claves
Trabajos de investigación realizados en esta iglesia descubrieron que se producen dos conjunciones solares en su interior. Una, cada 15 de agosto, como resultado de la perfecta alineación de tres ventanas con el altar y el sol, coincidiendo con la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora. Una fecha clave para los templarios, a quienes se atribuye la construcción de la iglesia. Y la otra tenía lugar por las mañanas y esos mismos días, al entrar la luz por el ábside e iluminar el centro de la capilla inferior, aunque esta es difícil de apreciar por estar un crucifijo en medio.
La maldición de los grajos
Aunque está en medio de la naturaleza, no te extrañe que junto a esta iglesia no veas ni un solo grajo revoloteando, como sería lo habitual. La leyenda cuenta que recién inaugurada la iglesia murió uno de los caballeros de la orden y su cuerpo reposó toda la noche ante el altar, antes de ser enterrado. Ante un descuido de los religiosos que lo velaban, los grajos entraron y picotearon el cadáver. Al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, el prior, furioso, lanzó una maldición e inmediatamente los pájaros huyeron del lugar. Dicen que fue la última vez que se vio a este ave merodeando por la iglesia de la Vera Cruz.
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