Lo que no se ve en Movistar+: la verdadera prisión de la que escapó el conde de Montecristo

Vista desde una celda del castillo de If.
Vista desde una celda del castillo de If.
Steven Allan
Vista desde una celda del castillo de If.

Protagonizada por el actor William Levy, la historia de Montecristo, la nueva producción de Movistar+, está inspirada en la novela de Alejandro Dumas, aunque los escenarios son distintos. Quienes quieran conocer la fortaleza de la que de verdad huyó el universal personaje solo tienen que viajar a Marsella (marseilletourisme.fr).

La serie está inspirada en la famosa novela de Alejandro Dumas, pero con escenarios y épocas distintas

Ni es francés ni se le acusa de ser espía de Napoleón, pero el Edmundo Dantés que nos presenta esta serie vuelve a traernos a la memoria la que es una de las novelas de aventuras más famosas de todos los tiempos, “El conde de Montecristo”. Ambientada en la época actual y no en el siglo XIX, la historia del personaje creado por Alejandro Dumas cobra aquí una nueva dimensión, con un tesoro repleto de criptomonedas y un Faria que en vez de enseñar erudición al futuro vengador le pone a hacer pesas.

Castillo de If, cerca de Marsella.
Castillo de If, cerca de Marsella.
Getty Images/iStockphoto

Un curioso regalo

Aun así, hay cosas que no cambian: el personaje central fue encerrado por un crimen que no había cometido. El de esta versión sufre en una prisión de La Habana. Pero el original lo hace en una fortaleza, convertida hoy en toda una atracción turística. Quienes hayan disfrutado con la serie, que tomen nota: el lugar exacto del que escapó Montecristo, el castillo de If, está muy cerca. En concreto, en el archipiélago de Frioul, en la bahía de Marsella, ciudad portuaria del sur de Francia hasta la que llegan numerosos vuelos de bajo coste.

En la pequeña isla de If vivió el primer rinoceronte indio llegado a Europa

Desde el Vieux Port de Marsella parten cada día los ferrys hasta el archipiélago, formado por cuatro islas: Pomègue, Ratonneau, Tiboulen y, la más pequeña, If, repleta de leyendas. La más antigua es anterior a la existencia de su château: aquí vivió el primer rinoceronte indio llegado a Europa, ya que el barco donde viajaba el curioso regalo que el rey Manuel de Portugal quiso hacer al Papa León X naufragó en esta zona en torno al año 1513. Puede ser que llegara a verlo el mismísimo rey Francisco I de Francia, que decidió que aquí se construyera un baluarte para proteger a la ciudad y, de paso, vigilar a sus habitantes, de los que no se fiaba, ya que Marsella se había incorporado a la corona recientemente. Pero no fue hasta 1524 cuando, tras un ataque orquestado por Carlos V, se empezaron a levantar los muros del castillo, terminado en 1531.

Celda del castillo-prisión de If.
Celda del castillo-prisión de If.
Getty Images/iStockphoto

¿Realidad o ficción?

Para su construcción se emplearon piedras de iglesias en ruinas y sillares extraídos de una cantera en la propia isla, en la que aún hoy podemos ver restos de las marcas dejadas por las herramientas de los canteros. Pero el bastión en realidad no lo fue tanto. Como nunca fue atacado, con el paso del tiempo se transformó en cárcel. Entre sus ilustres prisioneros, que fueron dejando su rúbrica grabada en las paredes, figuran el caballero Anselmo, acusado en 1580 de un complot contra la monarquía; el conde de Mirabeau, líder en las primeras etapas de la Revolución Francesa, y, quizás, solo quizás, el marqués de Sade y el enigmático hombre de la máscara de hierro. El cuerpo sin vida del general Jean Baptiste Kléber, uno de los más grandes generales de la época revolucionaria, permaneció en el castillo de If durante 18 años tras ser repatriado desde El Cairo, donde murió asesinado en 1800.

Puerto de Marsella.
Puerto de Marsella.
Getty Images/iStockphoto

El túnel de escape

Fue precisamente por ser este un lugar de culto a Kléber por lo que Alejandro Dumas decidió situar aquí su novela. Durante nuestra visita alguien nos dirá, con total seguridad, que uno de los agujeros de los muros es el túnel por el que escapó el conde de Montecristo. Pero, ¿no era un personaje de ficción? Aquí resulta muy difícil distinguir lo que es verdad de lo que no. ¡Pura leyenda!

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