Televisión

Entrevista

María Lo: "Tras salir de 'MasterChef, tuve una semana para compartir la experiencia con mi padre antes de que falleciera"

Era la favorita desde el primer programa de MasterChef 10 y no decepcionó. El pasado lunes noche, la gaditana de ascendencia china María Lo se proclamó ganadora del popular concurso de cocina. Lo hizo con un menú que comenzaba con una oda a Cádiz, continuaba con una fusión gallego-catalana y culminaba en un postre con aromas de oriente.

Ahora, aunque ya han pasado muchos meses desde la grabación del programa, la joven sigue tratando de asimilar su victoria.

¿Cómo se encuentra ahora que todo el mundo sabe ya que es la ganadora?Pues la verdad es que todavía estoy intentando bajarme a la tierra. Me ha costado mucho aguantar ese secreto, pero fíjate que lleva como tres meses grabado y yo aún no me lo acabo de creer. El lunes lo viví como si estuviese en plató haciendo el duelo final. Así que feliz, felicidad total y gestionando todas esas emociones.

Bueno, secreto a medias. Usted era la favorita desde el principio, ¿nunca llegó a creer que ganaría?
Ostras, ¿sabes qué pasa?, que yo tengo esa parte que siempre que está en mí que es la duda. Pensaba: ‘bueno, a lo mejor puedo ganar', porque a nivel de conocimientos gastronómicos soy una tía muy friki y me encanta la cocina real y creo que eso se transmite, y sí que sé cocinar, he cocinado muchísimo en casa.

Pero claro, no es solo lo que cocines, es cómo gestionas las pruebas, cómo te puede la presión o no te puede... Hay muchísimos factores. Eso era lo que a lo mejor en los primeros programas me hacía pensar: ‘pues igual no llego’. Luego, a medida que se acercaba la final, decía ‘oye, ojo, que igual sí que me veo con esta chaquetilla’. 

Algo así le pasó a Teresa, su ex, que un fallo la dejó fuera del concurso.Sí. Yo creo que Teresa es una de las que mejor nivel tenía en las cocinas de MasterChef, cocina de locos. 

¿Cómo fue esa situación surrealista de estar las dos juntas en el programa? 
Fue bastante heavy. La verdad es que cuando nos enteramos no nos lo podíamos creer. Decíamos ‘es que es imposible que estemos las dos aquí dentro’.

Para mí ha sido superguay. Yo llevaba cuatro años sin hablar con ella porque no acabó bien la relación. Ya había pasado mucho tiempo, cada una fue por su camino, y como ella estaba en Madrid y yo en Barcelona, pues tampoco teníamos contacto más que el estrictamente necesario, en fechas especiales.

Y MasterChef vino a cambiar eso.De repente verla ahí y decir: ostras, que vamos a compartir la experiencia que va a ser muy importante para las dos y al mismo tiempo vamos a retomar esa relación tan bonita que tuvimos y vamos arreglar todo esto que pasó... Y te das cuenta de que todo lo que hice con ella, que viví cosas maravillosas, ese amor queda ahí.

En el programa, Teresa era casa, y eso ha sido una ventaja enorme para mí. Todo lo que estuvo Teresa en el programa fue un apoyo brutal. Tanto yo para ella como ella para mí.

¿Al final siempre queda lo bueno?Eso lo tengo clarísimo, la verdad. Hay gente que no lo entiende, pero yo sí lo pienso. Si has estado con alguien en la vida es por algo y ese algo bonito ahí queda.

¿Qué tal con el resto de compañeros?Yo creo que ha sido una edición donde nos hemos respetado muchísimo y nos hemos llevado superbien. Somos todos bastante jóvenes y la verdad es que se ha creado un grupo muy guay, y se ve porque en redes estamos continuamente comentándonos los unos a los otros.

Todos sabemos lo que hacen los demás, tenemos un grupo de chat con todos los del programa y estamos todo el rato subiendo tonterías y tal... Nos llevamos superbien y la verdad que ha sido un grupo muy guay, y creo que se ha transmitido a través de las cámaras.

¿Ha tenido especial conexión con algunos? 
Pues la verdad es que me llevo, aparte de obviamente con Tere, con Patri. Con ella me he llevado siempre muy bien, somos el día y la noche, pero yo creo que por eso nos llevamos tan bien, aparte me río muchísimo con ella.

David es un tío que me ha encantado siempre currar con él y conocerle como persona. Y Vero, mi Vero, mi duelista final, que ha compartido conmigo esta experiencia hasta el final, también es la pera. La admiro y me siento muy identificada con ella, hemos creado ahí una relación muy, muy especial.

En la final no pudimos ver a su padre, ¿cómo fue cuando le contó su victoria tras acabar el concurso?Él falleció el 7 de mayo y yo había salido de MasterChef una semana antes. No pudo asistir a la final porque estaba enfermo. Me protegieron mucho porque mi padre fue el primero que dijo: ‘no le digáis nada a la niña, que está viviendo su sueño y sé que le va a afectar en su camino'. Pero me dio mucha pena que mi padre no estuviese en la final porque de alguna manera sí que le dediqué ese menú final a mi madre y a mi chica, pero sobre todo a mi padre, porque la pasión me viene de él.

Pero bueno, salí y tuve la suerte de poder estar con él una semana y explicarle toda la experiencia, todo lo que había vivido y lo que había conseguido y verle esa cara de orgullo que tenía. La verdad es que fue muy bonito. Por lo menos lo pude compartir con él, que eso para mí era fundamental. 

En la final, la única objeción que recibió fue de Pepe, que echó de menos algo más de sus raíces asiáticas en el menú...Sí que es verdad. ¿Sabes qué pasa? Mi padre fue del primer grupo de chinos que vino a España, con casi 20 años, así que era un raro aquí, la gente lo miraba y le llamaba la atención. Entonces creo que de alguna manera me traspasó eso. Él había renegado un poquito de China y creo que eso lo he mamado yo.

Ahora mismo estoy como redescubriendo, gracias a MasterChef, esa parte asiática que está tan profunda en mí, que yo creo que es un ochenta por ciento. Me gustó mucho por ejemplo meterle ese toque asiático al postre de la final. Pueden salir platos chulos y hay mezclas muy interesante. 

¿Qué es lo que más le sorprendió de MasterChef?La producción que tiene ese programa, que es una barbaridad: cómo montan esos exteriores, el equipazo que tienen... Y luego me ha sorprendido que son pruebas superexigentes con las que se aprende muchísimo. Aprendes tantísimo a nivel profesional y a nivel personal… Eso te lo llevas para toda la vida.

Y luego, me pareció superinteresante estar con 15 personas más con las que tienes que convivir 24/7 y que son de su padre y de su madre y con los que tú no has elegido estar... Es bonito conocer gente que no eliges tú y que son tan diferentes a ti, que luego, fuera de la convivencia, fuera del programa, coincides con ellos y aprendes muchas cosas precisamente porque no tienen nada que ver contigo. Eso es algo muy chulo que me llevo. 

¿Y en qué momento lo pasó peor durante el concurso?Con el maldito suflé, que no salía ni pa’trás. Sí que lo pasé bastante mal esa semana, porque además yo venía también de unos días con bajoncillo a nivel de inseguridad por la exigencia que tengo conmigo misma y lo perfeccionista que soy, y eso se notó.

Fue un momento muy emocionante, me removió mucho, pero también fue un momento superbonito porque fue el punto de inflexión en el que dije: ‘tía, María, no puede ser, no es para tanto, te has equivocado y es normal equivocarse, de los errores se aprende y son oportunidades'. Y eso lo conecté ahí dentro y es las cosas que me llevo más grande de MasterChef, ese desarrollo personal y esa conciencia repentina. 

Y no han faltado las emociones...A mí me emocionó mucho el día que vino mi madre, que fue el mismo día que mi padre me mandó un video, desde casa ahí sentado con su corbata y con su chaqueta, y me dedicó ese mensaje tan mono. Normalmente no solemos entre padres e hijos decirnos cosas tan bonitas y fue un programa muy emotivo porque, oye, hay que decirse más las cosas en el día a día. Vi el apoyo ese de mis padres, todo lo que me querían y, jolín, es muy guay.

¿Cómo ha sido ver el programa en televisión y con el revuelo de las redes sociales?Es muy heavy. Yo, sinceramente, lo de mis redes sociales todavía a día de hoy no me lo creo, porque ha habido una aceptación tan grande del tipo de contenido que subo y sobre quién soy... Me escribe tanta gente, tantos niños y niñas que se sienten superidentificados y que los ayudo, por ejemplo del colectivo LGTBI, a salir del armario o a normalizar la situación en su casa porque ven MasterChef junto con sus padres y los padres no lo llevaban bien.

Lo normalizo de una manera natural, que es mi manera de entender esto, y es muy guay que los niños me vean como un apoyo y como un referente y que ayude a los padres a entender algo que debería estar muy normalizado, pero cuando no lo está... pues me parece algo que me emociona un montón.  

¿Cómo se presenta el futuro de María Lo?Esto es un cambio de vida cien por cien. Vaya oportunidad me ha dado MasterChef para poder dedicarme finalmente a la cocina, algo que tanto ha durado: ‘¿me cambio o no me cambio?, ¿lo hago o no lo hago?, que es mi pasión, pero no lo tengo claro, pero, uh, qué miedo’. Jolín, esto ha sido una lanzadera... Ahora a corto plazo evidentemente me voy a ir al Basque Culinary Center porque quiero seguir aprendiendo y porque para mí es el mejor premio. Estoy deseando irme a Donosti y volver a estudiar.

Y luego sí que tengo algunos proyectillos míos personales como abrir una delivery en Barcelona de platillos míos que me identifiquen y que lleguen a las casas de la gente. Y bueno, el futuro de María Lo, que no es tan inmediato, un poquito más a largo plazo, sería montar mi propio restaurante, que es lo que siempre ha sido mi sueño.