Televisión

Las redes estallan contra Telecinco por "blanquear" a Julián Muñoz y por centrar su 'docuserie' en culpar a Isabel Pantoja

Julián Muñoz, en un fotograma de su 'docuserie'.
Mediaset

Este viernes 14 de enero, Telecinco estrenó No es hora de la venganza, es hora de la verdad, la docuserie de Julián Muñoz. En este primer capítulo, el exalcalde de Marbella comenzó narrando los inicios de su idilio con Isabel Pantoja y se rompió al recordar la manera en la que se desentendió de su hija Elia

Desde que se anunció la docuserie se produjo un debate al respecto que rescató la dicotomía sobre hasta qué punto es aceptable y deseable dar cobertura mediática e incluso pagar a una persona que ha ejercido la corrupción. En el caso de Muñoz, además, interpela a alguien parte de la Operación Malaya, que estalló en 2006 y se considera el mayor episodio de corrupción urbanística en la historia de España.

De hecho, el entrevistado fue condenado por malversación de fondos, delitos de cohecho, prevaricación urbanística y fraude. Esto, sumado a la violencia con la que el también empresario trató a la prensa en algunas ocasiones, convirtió a Mediaset en un foco de críticas.

Como era de esperar, los comentarios al respecto cobraron intensidad cuando la entrevista al expolítico se emitió. Y es que, algunos espectadores recogieron que el enfoque del programa no era el adecuado, pues "blanqueaba" a Muñoz

Además de enfatizar en el arrepentimiento del político, que se desdijo de la mayoría de las acciones que llevó a cabo meses antes de entrar en la cárcel, se culpó de muchas de ellas a Isabel Pantoja y se le dio más protagonismo a su participación en el episodio de corrupción que a la del propio Muñoz.

Tanto es así, que el capítulo emitido se llamó Hechizo en alusión al ensoñamiento del expolítico con la tonadillera, algo que lo dejaba como un sujeto pasivo y, a ella, como verdugo. En esa línea, el protagonista de la serie dibujó a una Isabel Pantoja ambiciosa, calculadora, fría y egoísta. 

En esa línea, algunos calificaron la docuserie, -o al menos su primer capítulo- como un producto misógino que se basa en una única voz narrativa para redimir al político y denostar, aún más, a la cantante bajo el propósito de reflotar las maltrechas audiencias de la cadena, que no se encuentran en su momento más boyante.