El motivo por el que la inteligencia artificial no va a sustituirte en tu puesto de trabajo

  • La tecnología puede ser un medio de inspiración y un vehículo hacia la optimización de tiempo, pero necesita ser supervisada y controlada. La IA no puede reemplazar el capital humano.
La inteligencia artificial propiciará a que aparezcan nuevos trabajos, como ocurrió en otros grandes cambios tech.
La inteligencia artificial va a convertirse en un apoyo más que en un sustituto.
Geralt de Pixabay
La inteligencia artificial propiciará a que aparezcan nuevos trabajos, como ocurrió en otros grandes cambios tech.

El auge de la inteligencia artificial (IA) es un hecho incontestable. La tecnología se encuentra en el centro del debate y las empresas ya están aprovechando sus ventajas e implantándolas en su día a día. 

En efecto, el estudio 'Uso de inteligencia artificial y big data en las empresas españolas', realizado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (Ontsi) este año, asegura que un 11,8% de las compañías privadas en España hacen uso de la IA, lo cual supone un aumento del 3,5% respecto al año anterior.

Daniel Asensio

Daniel Asensio

  • Country Manager de Wildix
Juan García

Juan García

  • Head of Technical Support de Wildix

Según este informe, los dos sectores líderes en el uso de la IA son el de la información y las comunicaciones, donde un 41,9% de las empresas con más de diez empleados la utilizan; y el de las TIC, con un 41,3% de usuarios. Aquí es donde esta herramienta adquiere su máximo potencial, pues ofrece ayuda en la automatización de servicios que permiten a los empleados enfocarse en tareas más creativas o estratégicas, aumentando así la productividad y reduciendo los costes operativos. 

¿Y de qué servicios hablamos? Fundamentalmente, la IA permite desarrollar asistentes virtuales que ofrezcan una atención al cliente las 24 horas del día a partir de respuestas rápidas, concretas y personalizadas. De esta forma, la IA funciona como una automatización de tareas, tales como la respuesta de preguntas frecuentes, la clasificación de correos electrónicos o la programación de reuniones y mensajes de voz.

Este avance tecnológico y digital, cuyas posibilidades se han popularizado gracias al servicio gratuito que ofrece el laboratorio de investigación OpenAI, ChatGPT, supone una nueva oportunidad para la población mundial, pero también plantea una nueva incógnita: ¿puede la IA arrebatar puestos de trabajo a sus propios creadores? 

Si bien es cierto que esta herramienta anima a la contratación de especialistas tecnológicos en inteligencia artificial, puede poner en riesgo a otros profesionales si no entendemos bien sus limitaciones. En este sentido, el World Economic Forum estima que la IA creará 90 millones de empleos. De hecho, ya están empezando a surgir nuevas profesiones relacionadas con esta herramienta, como es el caso del prompt engineering, que consiste en establecer una buena comunicación con los algoritmos, con el objetivo de que las máquinas logren satisfacer de manera óptima los requerimientos de los usuarios. 

Sin embargo, el grupo Goldman Sachs, líder en banca de inversión, calcula que puede destruir hasta 300 millones de puestos de trabajo, lo que plantea un horizonte incierto.

En este punto, es necesario comprender que la IA debe servir como un complemento cuyo objetivo sea aumentar la cantidad de trabajo realizado y la efectividad, pero no debemos utilizarla para reemplazar al conocimiento que poseen las personas, que ofrecen perspectivas particulares y únicas al día a día del negocio. Recordemos que los humanos somos capaces de analizar información de forma heurística, algo que los ordenadores todavía son incapaces de hacer. 

Somos nosotros quienes podemos utilizar la tecnología para aumentar el valor que ofrecemos a las organizaciones. Somos nosotros quienes comprobamos datos y tomamos decisiones, aunque la IA sirva como apoyo.

De esta forma, el riesgo al que nos enfrentamos es el de utilizar las ventajas que ofrece la IA como una excusa para reducir plantilla, algo que supondrá un error. La tecnología puede ser un medio de inspiración y un vehículo hacia la optimización de tiempo, pero necesita ser supervisada y controlada; por tanto, no puede reemplazar el capital humano que ofrecen personas con experiencias, opiniones y capacidad crítica. 

En este aspecto, hay que tener en cuenta el margen de error de esta herramienta, ya que puede ofrecer información incorrecta sin ser consciente de ello. Tampoco es capaz de analizar prioridades o de tomar decisiones aleatorias en un momento decisivo, y mejor que siga siendo así, pues la Asociación para la Ciencia de la Conciencia Matemática (AMCS) ya alerta del peligro que podría suponer que la IA adquiriera conciencia.

Así, las máquinas ayudan en procesos de automatización de flujos de trabajo o de toma de decisiones, pero esto no significa que puedan sustituir la mano de obra humana y, ni mucho menos, que sea posible delegar todo el trabajo que realiza una persona a la IA. 

A pesar de sus beneficios, hay tareas que siempre serán realizadas de una forma más personal y eficaz por parte de las personas, como ocurre en la creación artística de cualquier forma o en los servicios de atención al cliente. Por tanto, la clave para contribuir con el progreso y mejorar la calidad del trabajo está en combinar el potencial humano con la tecnología con el fin de sacar el máximo provecho de las tareas cotidianas, usando la IA como un apoyo y nunca como un sustituto.

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