5G rural: estos son los planes del Gobierno para superar las barreras de conexión de la España más remota

Una inversión de 500 millones de euros por parte del Gobierno sería útil para desplegar la infraestructura del 5G en todas las zonas rurales y remotas de España.
Ansó (Aragón) está instalando fibra óptica para sus habitantes.
Existe una brecha entre las áreas urbanas y rurales.
Javier Valero Iglesias/Flickr
Ansó (Aragón) está instalando fibra óptica para sus habitantes.
Verónica Ferrer Moregó

Verónica Ferrer Moregó

  • Partner y Directora de Estrategia en Pitaya // Profesora EAE Business School en Máster Big Data y Analytics

"El Gobierno convoca otros 500 millones de euros de cara a 2024 para el 5G rural" - leíamos este verano en los periódicos. Uno de los desafíos más apremiantes en la era digital es la brecha entre las áreas urbanas y rurales. Y, con casi un 83% de municipios rurales, España sabe que debe tomar acción.

Ciudades a una velocidad inalcanzable, mientras pequeños pueblos intentan adaptarse, como pueden, a este nuevo enfoque. Mientras que en las áreas urbanas se disfruta de una conectividad sólida y ultrarápida, las áreas rurales a menudo se enfrentan a la falta de infraestructura adecuada. Esto no solo limita el acceso a servicios esenciales como la telemedicina, la educación en línea o el trabajo remoto, sino que también puede suponer un obstáculo para el crecimiento económico y la calidad de vida en esos territorios.

En un mundo cada vez más interconectado, la tecnología 5G se ha convertido en una parte fundamental en nuestro día a día. Desde la velocidad mejorada de descarga de datos hasta la posibilidad de conectar dispositivos de manera más eficiente, el 5G ha prometido una revolución en la forma en que vivimos y trabajamos.

La apuesta es clara: 500 millones de euros (de fondos no ejecutados previamente en otros programas) para desplegar la infraestructura del 5G en todas zonas rurales y remotas de España. Esto permitiría a las comunidades rurales acceder a velocidades de Internet comparables a las de las ciudades. Nos preguntamos si será suficiente.

Pero, ¿por qué tanta diferencia?

Las razones detrás de esta brecha digital son diversas. En primer lugar, la densidad de población, mucho menor en áreas rurales, y lo que se traduce en una inversión poco atractiva para las compañías de telecomunicaciones. Además, la topografía de las zonas rurales, mayormente rodeadas de montañas u otras altimetrías, pueden presentar desafíos adicionales para la instalación de torres y antenas de 5G.

Por otro lado, el envejecimiento y la baja natalidad en estos territorios menos poblados, hace disminuir la media de edad de su población, la cual ya se sitúa, en algunas regiones, por encima de los 50 años, según el Instituto Nacional de Estadística. Es evidente que, sin una población joven, la revitalización de estas comunidades se convierte en un desafío significativo.

Pero no está todo perdido o, al menos, como potenciadora de negocio, así lo vemos en Pitaya. La llegada del 5G a estas áreas rurales podría tener un impacto significativo muy positivo para las diversas industrias implicadas, así como para los diferentes aspectos de la vida cotidiana de sus habitantes, incluidos los más mayores.

El 5G permitirá, entre otras cosas, consultas médicas en línea más eficientes, ayudando a la transmisión de datos médicos en tiempo real y mejorando la atención médica en áreas remotas. En este sentido, el acceso a servicios de telemedicina, deberá ir acompañado siempre de políticas y metodologías que fomenten su correcta aplicación para garantizar su funcionamiento.

En lo que respecta a la educación, que desempeña un papel fundamental en la adopción de nuevas metodologías de estudio por parte de las nuevas generaciones, se asegurará que sea de la más alta calidad.

El despegue del 5G también puede impulsar la economía de las zonas afectadas en diversos aspectos, como la digitalización de la agricultura (predominantemente en esas áreas), el aumento de turismo gracias a una conectividad mejorada o la oportunidad de estimulación del trabajo en remoto.

En cualquier caso, la inversión de 500 millones de dólares en el 5G rural representa un paso significativo en la dirección correcta. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el éxito de esta iniciativa no está garantizado y dependerá íntegramente de su aplicación y la colaboración entre gobiernos, empresas de telecomunicaciones y comunidades locales que la impulsan. Como decimos en Pitaya, en la materialización de los planes reside el éxito.

Es innegable que las comunidades rurales requerirán educación sobre los beneficios del 5G, cómo adoptar esta nueva tecnología y cómo aprovecharla al máximo. La forma en que se gestione esta inversión será determinante para determinar si se convertirá en la solución definitiva o no, aunque, sin duda, permitirá pasos agigantados para que el futuro de la España vacía ya no sea el de olvidada.

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