Descubren que la exposición a un pesticida usado en el pasado se relaciona con un mayor riesgo de padecer alzhéimer

El uso de metam-sodio estará prohibido hasta finales de enero de 2019.
Una persona fumigando un campo.
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El uso de metam-sodio estará prohibido hasta finales de enero de 2019.

El alzhéimer es una de las enfermedades más complejas que conocemos en la actualidad y, debido a su elevadísima incidencia (que, además, aumenta década a década) uno de los principales retos actuales de la medicina. Afortunadamente, cada día es más lo que sabemos sobre esta afección y disponemos de mejores herramientas para detectarla y combatirla.

Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Florida ha encontrado un mecanismo que relaciona la exposición al pesticida DDT (Dicloro difenil tricloroetano), usado extensivamente hace algunas décadas en el control de epidemias transmitidas por mosquitos, con un mayor riesgo de padecer alzhéimer.

Una generación expuesta

Tal y como desarrollan en un artículo publicado en la revista especializada Environmental Health Perspectives, el DDT, desarrollado por el químico galardonado con el premio nobel Paul Hermann Müller, es un eficaz insecticida que se empleaba frecuentemente en el control de enfermedades transmitidas por insectos hematófagos tanto a las personas como al ganado entre la década de los 40 y comienzos de los años 70.

Posteriormente, no obstante, ciertas voces comenzaron a denunciar el carácter contaminante del producto, que tendía a acumularse en el ambiente y en la cadena trófica. Esto, unido a los riesgos que se descubrió que tenía para la salud humana (se determinó que es carcinógeno y que afecta al sistema nervioso y al hígado) supuso la prohibición de su uso en Estados Unidos y muchos otros países desarrollados, en una decisión que no estuvo exenta de polémica.

Con todo, el DDT se continuó usando en países en vías de desarrollo durante décadas: la OMS, incluso, lo incluía en sus programas de control de brotes de malaria tan tarde como en 2006. Actualmente se sigue empleando en ciertas zonas del mundo.

Cabe señalar que la generación que, en vista de lo anterior, se vio más intensamente expuesta en los países desarrollados es la que en la actualidad se encuentra en la franja de edad con mayor riesgo de desarrollar alzhéimer.

Efecto del DDT en los canales de sodio

Así, este nuevo descubrimiento se suma a la lista de efectos deletéreos del DDT sobre la salud humana. Tal y como apuntan los autores, el DDT parece provocar un aumento en los niveles de las proteínas tóxicas beta-amiloides, cuya acumulación en el tejido cerebral es una de las principales características del alzhéimer.

El estudio se llevó a cabo sobre tres modelos diferentes (células cultivadas, moscas transgénicas y ratones). En todos ellos se replicó el mismo efecto, junto a un aumento en la proteína precursora del amiloide.

Esto sucede, dicen, porque el DDT mantiene abiertos los canales de sodio que las neuronas emplean para comunicarse entre ellas. A su vez, esto incrementa su activación y la secreción de péptidos de beta-amiloide.

Una hoja de ruta para tratar la enfermedad

El equipo de científicos, además, experimentó con un método potencial para contrarrestar el efecto de la exposición al DDT. En base al principio descrito, comprobaron que tratar las neuronas con el compuesto tetrodotoxina (una sustancia presente en un buen número de organismos acuáticos, como el pez globo o el pulpo de anillos azules, y en ciertas bacterias), que precisamente bloquea los canales de sodio, lograba evitar el exceso en la producción de péptidos de beta-amiloide propiciada por el DDT.

Por ello, creen que estos resultados se pueden interpretar como una hoja de ruta destinada al tratamiento y la prevención de una buena proporción de los casos de alzhéimer. 

En esta línea, señalan que una buena parte del volumen de la investigación actualmente dedicada al alzhéimer se enfoca en el aspecto genético de la enfermedad pese a que los genes que se han relacionado con la patología tienen una frecuencia relativamente baja en la naturaleza.

Al contrario que la genética, argumentan, la exposición al DDT sería un factor de riesgo modificable, y, por tanto, uno sobre el que cabe la posibilidad de actuar.

Referencias

Aseel Eid, Isha Mhatre-Winters, Ferass M. Sammoura, Melissa K. Edler, Richard von Stein, Muhammad M. Hossain, Yoonhee Han, Miriam Lisci, Kristina Carney, Mary Konsolaki, Ronald P. Hart, Joan W. Bennett, and Jason R. Richardson. Effects of DDT on Amyloid Precursor Protein Levels and Amyloid Beta Pathology: Mechanistic Links to Alzheimer’s Disease Risk. Environmental Health Perspectives (2022) 130:8 CID: 087005 https://doi.org/10.1289/EHP10576

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