Hablar de Jeanne Moreau es hablar de los años en los que el cine francés dejó de ser sinónimo de 'calidad' para equivaler a "vanguardia". Un universo de filmes en blanco y negro, peinados rectilíneos, vestidos elegantemente casuales e intelectualidad rive gauche, que sigue influyendo hoy (y seguirá influyendo) en la pantalla. Ahora que la actriz de Jules y Jim ha fallecido, a los 89 años de edad y (dónde si no) en París, tributos como este se multiplicarán en internet. Pero podemos estar seguros de que ninguno de ellos le hará justicia.
Nacida en la capital de Francia, hija de una bailarina y un profesional de la hostelería, Moreau debutó en el teatro en 1947, y llegó a la fama en el cine gracias a Ascensor para el cadalso y Los amantes, las dos primeras, polémicas y geniales obras de Louis Malle. Su transmutación definitiva en icono le llegó de manos de Michelangelo Antonioni, Jean-Luc Godard y François Truffaut, quienes le ofrecieron papeles memorables en La noche, Una mujer es una mujer y, por supuesto, Jules y Jim, entre otras muchas películas. Además de ser actriz, también tuvo una exitosa carrera como cantante.
Durante su larga carrera, Moreau se codeó con figuras cruciales tanto del séptimo arte (Luis Buñuel, Luc Besson, Tony Richardson ese Orson Welles según el cual era "la mejor actriz del mundo") como de la vida intelectual del siglo XX, en general. Jean Cocteau, Jean Genet, Pierre Cardin o Miles Davis fueron sus amigos, sus colaboradores y, en algunos casos, también en sus amantes. En su palmarés quedan un premio a la mejor actriz en Cannes, un César e infinidad de galardones honoríficos.
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