Muere Sylvia Kristel, la actriz que fue 'Emmanuelle'

Entre las intérpretes que revolucionaron el cine erótico en los años 70 se da una constante algo perturbadora: todas ellas, desde Linda Lovelace (Garganta profunda) hasta Maria Schneider (El último tango en París), sentenciaban que sus papeles al desnudo les habían arruinado la vida. El caso de Sylvia Kristel, la actriz holandesa que acaba de fallecer en Amsterdam a los 60 años a causa de un derrame cerebral, no era una excepción. Por Emmanuelle (1974), la cinta que hizo dar la vuelta al mundo a su imagen (desnuda, con collar de perlas y en sillón de mimbre), Kristel siempre se quejó de haber cobrado una cantidad ridícula. Máxime tratándose de uno de los mayores éxitos de taquilla del cine francés, que aguantó la friolera de 11 años en exhibición en los cines de los Campos Elíseos.

Hija de un campeón de tiro al plato y modelo en su juventud, Sylvia Kristel también se quejó de que Emmanuelle la había encasillado de por vida. Así, encontramos su nombre tanto en secuelas del filme que la hizo famosa (Emmanuelle 2: La antivirgen -1975-, Adiós, Emmanuelle -1977- y Emmanuelle IV -1984-) como en otros productos que, a buen seguro, hicieron estragos en los cines 'S' de la Transición: véanse Una mujer de la vida, Camas calientes y El amante de Lady Chatterley. Irónicamente, el mayor éxito de taquilla de su carrera fue una película que hoy en día no hubiese podido estrenarse, La primera lección, donde su personaje daba clases de sexo a un chaval de 15 años.

Durante los 80, el auge del vídeo doméstico y el porno duro asestó un golpe mortal al softcore europeo, y de rebote también a la carrera de Kristel. En los 90, la actriz se mantuvo a flote interpretando a su personaje más famoso en telefilmes, así como capeando diversas adicciones y un cáncer de garganta, trances de los que daría cuenta en Desnuda, su autobiografía de 2006. Ese mismo año, recibiría un premio del festival neoyorquino Tribeca por codirigir el largometraje de animación Topor and Me, en el que contaba su amistad con el escritor francés (compañero de Arrabal y Jodorowsky en el movimiento Pánico).