Pontevedra

El Casco Vello saldrá a la calle si no se acaba con destrozos y ruidos

La movida ha vuelto al Casco Vello y, con ella, su cara menos divertida, especialmente para los vecinos de la zona. Peleas nocturnas, portales reconvertidos en urinarios o destrozos en el mobiliario son algunas de las consecuencias del vandalismo de fin de semana.

El descanso y la tranquilidad se ha acabado para los vecinos, tras varios años de pelea para convertir la zona histórica en un lugar apacible. La afluencia cada vez mayor de jóvenes a los locales nocturnos de la zona y la presencia cercana de puntos de botellón, como en la plaza de O Berbés, propician el repunte del vandalismo.

«Sabemos que es una moda», explica el presidente de la asociación vecinal Casco Vello, Henrique Macías, refiriéndose al aumento de la movida. «Pero la Policía también debe vigilar el horario de cierre de los locales y cuáles tienen licencia para poner música», añade.

El incremento de la presencia policial en la zona en las noches del fin de semana es la principal reclamación de los vecinos. Esperarán a ver si el refuerzo anunciado por el Concello se cumple y, si no, optarán por salir de nuevo a la calle a protestar, como hace años.

«Lo que no podemos permitir es que la movida se apropie del Casco Vello», afirma Henrique Macías. Y más si la situación se traduce en destrozos. El pasado fin de semana, las cristaleras de dos establecimientos comerciales fueron destrozadas con una tapa de alcantarilla.

Una cuarta parte, en ruinas

El Casco Vello vigués está formado por 2.134 inmuebles, de los que prácticamente una cuarta parte están en estado ruinoso, según datos del consorcio que se encarga de rehabilitar la zona. El precio de una casa en la zona histórica se ha duplicado en poco tiempo. Si el coste medio era de 750 euros/m2 en 1999, ahora se se paga entre 1.200 y 1.800 euros/m2 en una vivienda de segunda mano. En el caso de un inmueble rehabilitado, la cuantía puede llegar hasta 3.600 euros.