Para empezar, podemos decir que no existe ninguna similitud estética entre el carismático Mazda3 de 4,49 cm de longitud (la versión Sport Line es tres centímetros más larga debido a unos parachoques diferentes) y el diseño cuadrado y práctico del Golf, de tan sólo 4,21 cm.
Más centímetros, pero menos espacio
La cosa se iguala en lo que al equipamiento de ambos se refiere. Los acabados del Mazda3 son buenos y los materiales elegidos se encuentran en gran medida al nivel que cabría esperar en un vehículo de unos 30.000 euros. Éste es el precio que se ha de desembolsar en ambos casos por las mecánicas diésel más potentes de la serie.
La ergonomía del habitáculo del Mazda es buena, las opciones de ajuste del volante y de los asientos son bastante aceptables y únicamente el escaso espacio existente entre el parabrisas y las cabezas de conductor y acompañante es algo a lo que hay que acostumbrarse primero. Sin embargo, la disposición de conjunto no se acerca ni de lejos a la perfección objetiva del interior del Golf GTD. Los asientos GTI son perfectos y el margen de ajuste del volante enorme.
En el asfalto
Ya en las pruebas realizadas con anterioridad advertimos sobre la configuración poco armónica del chasis del Mazda. Por un lado, resulta demasiado dura y las irregularidades del piso se transmiten de forma directa a los ocupantes el vehículo. Por otro lado, tiene tendencia a subvirar en todo momento antes de que el ESP (desactivado parcialmente) entre en funcionamiento.
En caso de emergencia, sus frenos estables desaceleran la marcha de forma rápida y segura. Tras el décimo intento, el Mazda (con gomas Bridgeston Turanza) precisó 37,8 metros para detenerse, mientras que el Golf (con gomas Dunlop SP Sport01 dos centímetros más grandes) se detuvo 60 centímetros antes. No obstante, cabe mencionar que a lo largo de los kilómetros posteriores a la realización de esta prueba los discos de 300 mm del Mazda daban síntomas de cansancio. Al contrario que los discos de 312 mm del Golf, los cuales permanecieron inalterables.
Motores diésel potentes
El que frena rápido a menudo también acelera con avidez. Esto resulta muy importante para ambos motores diésel deportivos. El GTD viene equipado con el TDI Common Rail de dos litros y 170 CV que en los demás modelos del grupo no tienen nada que ver con deportividad. Un par motor de 350 Nm parece proporcionar el impulso necesario, rindiendo honores a las siglas GTD. Para disgusto de aquellas personas que recorren muchos kilómetros, los ingenieros de VW han incorporado al Golf con el motor diésel más potente del momento un gruñido y un bramido artificiales que terminan sacando a uno de quicio y que a 160 km/h pone de manifiesto el ruido de la combustión.
Allí, donde el Golf GTD equipado con DSG continúa ocupado buscando la marcha adecuada, el Mazda empuja hacia adelante en sexta y deja tirado al Golf sin ningún esfuerzo. Incluso a 190 km/h se sigue notando la potencia de este nipón. A velocidades más elevadas también se disimula el efecto turbo existente, que resulta evidente en marchas más bajas. El Golf oculta cualquier posible defecto con ayuda del cambio automático de 6 velocidades.
El Mazda es más rápido
¿Y el consumo? Si bien el Golf GTD consume 7,0 litros de combustible a los 100 km/h, en el caso del motor del Mazda, más potente y más grande, su consumo es 0,4 litros superior. En el peso son casi idénticos. VW cifra el peso del GTD con DSG en 1.430 kilos, mientras que el Mazda3 MZR-CD alcanza los 1.470 kilos.
Conclusión
Si fuéramos malos diríamos que el Golf GTD con el motor del Mazda sería la combinación perfecta. El propulsor de la casa nipona nos ha convencido gracias a su estilo suave, su exacerbada potencia y su bajo consumo. Aunque el gasto de combustible del GTD también sea muy ajustado para su potencia, su propulsor es sumamente deportivo y, por lo tanto, ruidoso.
Por lo demás, el Golf resulta convincente gracias a todas sus virtudes de sobra conocidas: los acabados, la imagen, la economía de espacio y el bastidor. En estos dos últimos puntos es donde el Mazda pierde más puntos. Al menos lo del chasis podría cambiar a corto plazo. En 2011 está prevista la primera revisión del Mazda3. Estaría bien que los japoneses se planteasen introducir un chasis con dos configuraciones: Comfort y Sport.
* Nota importante: Las versiones y los precios reflejados en el texto corresponden al mercado alemán.
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