Tanto los humanos como los macacos son capaces de reconocer los rostros de amigos y animales de forma inmediata gracias a mecanismos de procesamiento holístico. Un estudio reciente, realizado por científicos de Alemania, Corea y Reino Unido, ha revelado sin embargo que estos mecanismos no son efectivos cuando las caras observadas se invierten, según publica Tendencias 21.
Los investigadores explican que los humanos, como los monos, aprendemos a reconocer las pequeñas diferencias que contribuyen a distinguir a los individuos desde la infancia. Este reconocimiento se consigue de un modo holístico, es decir, procesando el rostro como un todo perceptual y no como una serie de características independientes.
En el estudio realizado los científicos invirtieron los ojos y la boca en retratos, constatando que los humanos apenas pueden distinguir y reconocer los rostros si éstos están al revés. Los mecanismos de procesamiento holístico que poseen los individuos de nuestra especie nos permiten detectar, incluso, los cambios más leves en las características faciales.
Sin embargo, esta capacidad resulta considerablemente mermada cuando los rostros se colocan invertidos. Los investigadores afirman que el ser capaces de reconocer los rostros de nuestra especie y también de desarrollar mecanismos de procesamiento similares ha supuesto una enorme ventaja evolutiva, cuyos secretos se están intentando desvelar.
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