¿Qué llevo a ver a los niños?

La cartelera se muestra hostil con los espectadores más pequeños. Escasez de estrenos destinados al público infantil, películas con contenido inadecuado, incapacidad para vender algo más allá de la animación norteamericana… ¿es que nadie piensa en los niños? Por MANUEL PIÑÓN
¿Qué llevo a ver a los niños?
¿Qué llevo a ver a los niños?
¿Qué llevo a ver a los niños?

Si últimamente has buscado una película que ir a ver con niños, la reflexión que hay a continuación te la puedes ahorrar casi por completo. Si no, haz la prueba: coge la cartelera de tu ciudad y señala películas destinadas al público infantil. En CINEMANÍA lo hemos hecho con la de Madrid y los resultados son desalentadores. Los espectadores más pequeños se tienen que conformar con una oferta tan limitada como poco estimulante. ¿En qué momento se olvidó la industria de los chavales?

Entre películas que resisten en horarios marginales –sesión matutina y/o primera hora de la tarde– como Alvin y las ardillas 3, Copito de nieve, Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa o Los Muppets, y otras como Blancanieves (Mirror, mirror), Lorax. En busca de la trúfula perdida, El pez de los deseos y Los cachorros y el código de Marco Polo, sale un total de nueve títulos. "No está mal", pensarán algunos. El problema es que sólo cinco de ellas se han estrenado en lo que va de año. Si se pretende llevar a un crío al cine una media de una vez al mes, lo más probable es que acabes teniendo que repetir película.

De las nueve en cartel seis son de animación, una está coprotagonizada por marionetas (Los Muppets) y otra por criaturas generadas por ordenador (Viaje al centro de la Tierra 2), dejando al descubierto que a la hora de concebir películas para niños se sigue creyendo que la acción real sigue siendo terreno adulto. ¿Qué fue de aquellos tiempos en los que estudios como Disney producía con regularidad títulos con personajes de carne y hueso, de Chitty Chitty Bang Bang a Flubber?

¿Y qué fue de esos cines que mimaban la programación infantil, renovándola periódicamente y hasta ofreciendo programas dobles? Hay ejemplos estimulantes, como el de los Cines Verdi de Madrid y Barcelona, que con Verdi Kids traen cine para niños de todas las latitudes y géneros, pero no parece suficiente.

Quizá una solución a falta de películas sería explorar otros circuitos, como el de la versión original. Sin ir más lejos, Kiseki, de Hirokazu Kore Eda, parece una excelente alternativa para iniciar a los más pequeños en otras maneras de concebir el cine. Sin embargo, cuesta imaginar a espectadores que aún están aprendiendo a leer disfrutando de una película con subtítulos. Aunque, insistimos, puede que sea sólo cuestión de probar. Si lo vas a hacer, un visionado previo sin niños te puede ahorrar el disgusto de descubrir que Profesor Lazhar no era la típica película sobre un inspirador maestro de primaria.

Al final, ante la ausencia de oferta, no extraña que muchos padres acaben llevando a sus hijos a ver películas cuya publicidad presenta como infantiles, pero que son productos pensados para el público adolescente y adulto. Ahí está Sombras misteriosas, que parece una versión simpática de La familia Addams, pero que está plagada de referencias a la cultura de los setenta y en la que Helena Bonham-Carter regala una felación a Johnny Depp, mientras una explosiva Eva Green se esfuerza en seducirle. También Men in Black 3, que se sirve del gancho entre la chavalada de su protagonista Will Smith, o El canguro, con la que Jonah Hill se pasa bastante de la raya que delimita las películas toleradas para todos los públicos.

La cuestión está planteada, resulta complicado ver cine infantil en la cartelera de cierta calidad, pero ya es directamente misión imposible llevar a tus hijos o sobrinos a ver una película con algo de periodicidad. ¿Te has encontrado con este problema? ¿Ves alguna solución para no perder a estos futuros espectadores? ¿Es que nadie piensa ya en los niños?

Todos los días noticias de películas y series en CINEMANÍA.

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