¿Era gay el amigo de 'La chica de rosa'?

26 años después del estreno del filme, Molly Ringwald 'saca del armario' a Duckie, el compañero de su personaje en la película de John Hughes. Y el actor Jon Cryer ('Dos hombres y medio') dice que ni hablar. ¿Quién lleva la razón, y por qué? Por YAGO GARCÍA
¿Era gay el amigo de 'La chica de rosa'?
¿Era gay el amigo de 'La chica de rosa'?
¿Era gay el amigo de 'La chica de rosa'?

"Atención, lectores gays y treintañeros de CINEMANÍA, ¿a cuántos de vosotros os gusta La chica de rosa?". Desde aquí, apostamos a que esta pregunta resultaría en bastantes manos levantadas, algo que no nos extraña. Además de tener una banda sonora espectacular (y de basarse, a su vez, en una gran canción), la película escrita por John Hughes y dirigida por Howard Deutch en 1986 atesora muchos méritos para quedar alta en el ránking de cualquiera. Ahora, 26 años después de su estreno, el filme ha vuelto a la actualidad a través de su protagonista Molly Ringwald: la actriz pelirroja, de 44 años, ha declarado que Duckie (Jon Cryer), el mejor amigo de su personaje, era gay en realidad, y que ella siempre lo supo.

"Duckie no sabe que es gay", comentó Ringwald, que actualmente actúa junto a Shailene Woodley (Los descendientes) en la serie La vida secreta de una adolescente. "Él quiere a Andy [la protagonista femenina] de la misma manera que mi mejor amigo, que es gay, me quiere a mí". Estas declaraciones, realizadas a la revista gay Out, tienen más miga de la que parece: resulta que La chica de rosa no sólo marcó el punto álgido de la colaboración entre Hughes y Ringwald, sino que también fue la última de sus tres películas juntos tras 16 velas y El club de los cinco.

La razón de la discordia fue que Ringwald (quien había fracasado en su intento de asignar a Robert Downey Jr. el papel de Duckie) consiguió cambiar en el último minuto el final del filme, haciendo que su chica de clase obrera acabase emparejada con el niño pijo Andrew McCarthy en lugar de con su amigo. Algo que no sentó especialmente bien al cineasta, quien partió peras con su estrella antes de rodar su último gran filme, Todo en un día. Según explica Ringwald, La chica de rosa fue exhibida con su final original en preestrenos con público, pero (siempre en sus palabras) eso no cayó bien entre el público: "Ese final parecía muy plano, y no gustó a casi nadie".

Por otra parte, en 2010, y en el contexto de un homenaje a Hughes, la actriz defendió sus cambios en el guión ("No puedes escribir La Cenicienta y hacer que ella no se case con el príncipe") y apuntó más detalles sobre la historia íntima del filme. "Había un chico que trabajaba en la película de ayudante de producción, y Jon solía decirle 'Tú eres Duckie, eres como él'. Ese chico es gay", explicó, antes de proseguir: "Él tiene a Andie como un ídolo, de la misma forma en la que un adolescente gay mira a sus mejores amigas".

En su entrevista para Out, Ringwald afirmaba que Jon Cryer (quien, por cierto, es hetero) "me daría la razón si estuviese aquí y pudiésemos hablar". Pero ese tiro le ha salido por la culata, porque aunque Hughes falleciese en 2009, Cryer sigue vivo, coleando y protagonizando Dos hombres y medio junto a Ashton Kutcher. Y tiene cuatro cosas que decir acerca de la sexualidad de su personaje: "Molly dice que el chico en el que está basado Duckie es gay, pero de ahí a decir que el personaje es gay media un trecho", comentó el actor a la web Zap2It.

"Sé lo que ella piensa acerca de Duckie, y que a estas alturas el personaje habría salido del armario, pero, con todos mis respetos, debo disentir", apunta Cryer antes de comentar, con humor, que muchos espectadores piensan que él mismo es gay. "Quiero representar orgullosamente a todos los pringaos con pluma que, en realidad son heterosexuales. No tenéis nada de qué avergonzaros, chicos: sólo porque un detector de gays tenga una falsa lectura, no quiere decir que vaya a fallar siempre".

Prejuicios a un lado, prejuicios a otroCryer prosigue indicando que, mediante mensajes privados en Twitter, Ringwald y él ya han aclarado sus posturas, y que ella reconoce preferir al villano James Spader antes que a cualquiera de los dos héroes de La chica de rosa. Pero el interrogante queda en el aire, tanto en un sentido como en otro. ¿Estamos prejuzgando a Duckie como gay sólo porque viste raro y le gusta llamar la atención? ¿O todavía arrastramos las secuelas de un género y una época -el cine para adolescentes de los 80- en los que resultaba inconcebible que un personaje adolescente figurase como gay, y menos aún en una comedia?

Pensemos en ello. Aún en filmes más recientes, las salidas del armario de chicos homosexuales o chicas lesbianas en películas mainstream (y en las menos convencionales) apenas dan juego a no ser que se empleen como eje de un dramón (Beautiful Thing) o que sirvan para añadir matices trágicos a una historia, caso de las españolas Blog y Mentiras y gordas. Sabemos que el bullying homofóbico entre adolescentes es un problema considerable que cada vez recibe más atención en los medios, y que, en opinión de asociaciones LGTB, está agravándose. Pero, ¿no sería estimulante ver a personajes con 'otras' sexualidades protagonizar historias no condicionadas por ese detalle?

En cualquier caso, los hechos están ahí. La chica de rosa sigue siendo el filme que marcó la ruptura (amarga, dicen) entre John Hughes y una Molly Ringwald que, tras rodar King Lear con Jean-Luc Godard, vio como su carrera de ídolo adolescente se iba por el desagüe. El cineasta falleció desencantado con la vida y con Hollywood, pese a haber escrito éxitos de taquilla como Solo en casa. Cryer sigue lejos del cine y protagonizando una telecomedia. Y, le disguste a quien le disguste, los filmes ochenteros de Hughes son películas de culto. Un culto en el cual el atractivo para el público gay tiene mucho que ver.

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