6 joyas de Atlántida Film Fest que no te puedes perder

Al festival 'online' de cine inédito de Filmin todavía le queda hasta el 4 de mayo para que navegues entre su rica programación. Aquí tienes seis recomendaciones. Por DANIEL DE PARTEARROYO
6 joyas de Atlántida Film Fest que no te puedes perder
6 joyas de Atlántida Film Fest que no te puedes perder
6 joyas de Atlántida Film Fest que no te puedes perder

La segunda edición de Atántida Film Fest, el festival de cine online organizado por Filmin con títulos inéditos en el circuito comercial español, está trazando un particular mapa de películas interesantes y sugerentes que no llegan hasta nuestras carteleras. Y eso sin tratarse de exigentes experimentos implacables con los límites del lenguaje cinematográfico, sino algo tan simple y llano como buen cine sin el respaldo de una franquicia o gran estudio detrás.

En la Sección Oficial se pueden encontrar largometrajes españoles tan recomendables como la juvenil Amanecidos (Pol Aregall, Yonay Boix) o el documental La Roca (Raúl Santos) sobre Gibraltar, pero a continuación nos centraremos en recomendar 6 joyas internacionales de la Sección Atlas que no puedes dejar escapar:

The Myth of the American Sleepover (David Robert Mitchell, 2010)

Pertenece a la estirpe de cine teen que podríamos etiquetar como crepuscular dado su ambiente de fin de una era, del retiro de los héroes indomables de la adolescencia que se resisten a desaparecer sin una última fiesta (notables ejemplos son Dance Party USA, Remember the Daze o los momentos más pochos de Supersalidos). La opera prima de David Robert Mitchell, que ganó el Gran Premio del Jurado en el festival SXSW, sigue las andanzas de cuatro adolescentes que viven en un suburbio de Detroit sostenido en un momento atemporal (son jóvenes actuales, pero sin whatsapp ni redes sociales) y se enfrentan a las fiestas de la última noche del verano (a las que siempre llegan cuando están acabando) con desiguales intereses sobre el amor, la amistad y el aburrido futuro.

El mal del sueño (Ulrich Köhler, 2011)

Köhler se encuadra dentro de la conocida como Escuela de Berlín, movimiento heterogéneo (como lo son las diferencias entre el cine de Angela Schanelec o Christian Petzold y Benjamin Heisenberg) que viene a representar la renovación del cine alemán proponiendo historias inéditas, narración abierta y formalismo bien engrasado. Con El mal del sueño, además de conseguir el premio de Mejor Dirección en el pasado Festival de Berlín, el cineasta vuelve a su infancia, cuando vivió con su familia en el Congo colonial. Con dos médicos destinados a África como protagonistas, la película lidia con los problemas y fraudes de la ayuda internacional con un humor desinhibido que recuerda a M.A.S.H. y concluye como una (nueva) reescritura de El corazón de las tinieblas. Imprescindible.

Cold Weather (Aaron Katz, 2010)

Aaron Kartz empieza a ser conocido en España gracias a la edición en dvd de sus películas. Figura clave en los inicios del mumblecore, con su tercer largometraje el director de Quiet City estiliza un poco más sus formas pero se mantiene en el registro naturalista para contar una intriga de espíritu rivettiano en la que un par de hermanos de Portland se embarcan, cuales detectives privados, en la búsqueda de una chica joven que podría (o no) haber sido secuestrada. Pero mejor es eso que quedarse en casa sin nada que hacer.

Bellflower (Evan Glodell, 2011)

Al contrario que otras declinaciones recientes del género pre-apocalíptico (de Melancolía a Take Shelter, pasando por The Turin Horse), el debut de Evan Glodell, que también escribe y protagoniza, pone el acento más en el prefijo "pre-" que en lo que podría o no podría venir después. Woodrow y Aiden son dos amigos entre lo hipster y lo vagabundo, cuyo gran proyecto es construir un coche con lanzallamas a lo Mad Max que les permita ser fuertes una vez que el Fin llegue al planeta. Problema: la enérgica Milly entra en la ecuación, enamorando al primero y convirtiendo todo el asfixiante clima pre-catastrófico en la cuesta abajo de una relación.

Shit Year (Cam Archer, 2010)

Resulta tentador colgar a Shit Year la etiqueta de versión accesible y para todos los públicos de Inland Empire, pero sería completamente injusto. Vale que Cam Archer utilice a una portentosa Ellen Barkin como su Laura Dern particular, filmando en exquisito blanco y negro la espiral de locura y esquizofrenia de una actriz retirada, y que las secuencias de inspiración lynchiana sean numerosas, pero también hay aportaciones personales entre el bosque de imágenes sugerentes y la dedicación a filmar cada (impagable) diálogo con un planteamiento de puesta en escena diferente y absorbente.

Dragonslayer (Tristan Patterson, 2011)

Documental fragmentario, rugoso y musical (Best Coast, Bipolar Bear y Thee Oh Sees, entre otros, gotean por la banda sonora) sobre la figura del skater Josh 'Skreech' Sandoval siguiéndole con su monopatín por una California grisacea de piscinas vacías, recogiendo testimonios y grabando ollies y kickflips con una dedicación e inmediatez que sonrojaría a Gus Van Sant. Mejor Documental y Mejor Fotografía en el festival SXSW.

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