Vizcaya

Ibarra dice que la rebelión contra el franquismo enseñó que no se puede conquistar el futuro con "ajustes de cuentas"

El recién elegido nuevo presidente del TSJPV, Juan Luis Ibarra, afirmó hoy en el VIII Congreso del sindicato de la Ertzaintza, ErNE, que "la rebelión juvenil contra el franquismo enseñó que no hay forma de conquistar el futuro" si se agotan los esfuerzos "en un perpetuo ajustes de cuentas con un pasado desgraciadamente irredimible".

Además, aseguró que fue en los años 80 cuando se interiorizó que, "sin Constitución, no puede haber Estado de Derecho" y que "la democracia no habita fuera ni al margen de la legalidad establecida por parlamentos integrados en elecciones libres".

En su primera intervención pública tras su designación el pasado 24 de marzo, ya que después de conocer su elección tan sólo dirigió unas breves palabras a los medios de comunicación, Ibarra reconoció que atraviesa "unas semanas de un cierto vértigo personal" por su reciente nombramiento y recordó que hasta el próximo 10 de mayo no tomará posesión de su nuevo cargo.

En su discurso, titulado 'Un nuevo estado naciente', el magistrado subrayó que ErNE cumplió 25 años el pasado mes de noviembre, y un año antes de su constitución, en mayo de 1983, nació en Bilbao la sección territorial de la asociación Jueces para la Democracia. "De esos años data la ininterrumpida relación entre los padres fundadores de ErNE y los del asociacionismo judicial de corte socialista", señaló.

En este sentido, destacó "el sueño de que la Ertzaintza, la primera policía judicial autonómica, instituida por el Estatuto de Gernika, fuera un acabado referente en el sistema de garantía y protección de los derechos humanos y las libertades públicas; singularmente, en el régimen de garantías procesales de las personas acusadas de la comisión de delitos y en la tutela de los derechos de las víctimas de la acción delictiva".

"Desde la Policía y desde la Judicatura, participamos activamente de la experiencia restauradora de la democracia en España, después de 40 años de dictadura. Queríamos una policía vicaria del principio de ciudadanía, de los valores cívicos, de la civilidad. Reclamábamos una Judicatura comprometida con el garantismo procesal que tuviera un lugar independiente en el sistema de división de poderes", apuntó.

En su opinión, "visto desde la distancia de estos 25 años", resulta "innegable que, en el curso de esta participación en la construcción de nuestra actual democracia, las policías, los jueces, las magistradas adquirimos, como personas, la ciudadanía real y efectiva".

Por ello, defendió que se trató de "la experiencia de la lucha colectiva profesional por el derecho, donde policías, jueces y magistrados" aprendieron "a ser demócratas". "Porque, debemos reconocerlo: la resistencia al franquismo no fue una escuela adecuada de democracia; por más que nos rompiéramos la garganta gritando 'libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía'", dijo.

Asimismo, reconoció que, "fue después, en los años 80, cuando llegamos a interiorizar que, sin Constitución, no puede haber Estado de Derecho; que sin Estado de Derecho, las libertades se mantienen en el mundo de la utopía; que la democracia no habita fuera ni al margen de la legalidad establecida por parlamentos integrados en elecciones libres".

La consolidación de la constitución

Juan Luis Ibarra recordó que, entonces, aprendieron que, "en aquella realidad del último tercio del siglo XX, reclamar la garantía y la efectiva tutela en el ejercicio de los derechos humanos y las libertades públicas comportaba, inescindiblemente, cooperar en el esfuerzo colectivo que ha permitido la consolidación de la Constitución de 1978"."Y descubrimos que nuestro ferviente progresismo era, en realidad, un constitucionalismo 'avant la lettre'", indicó.

Asimismo, añadió que, "en la primera mitad de los años 80, tanto los integrantes del sindicalismo policial como los del asociacionismo judicial constitucionalista" experimentaron "ese fenómeno social que Francesco Alberoni denominó 'estado naciente'".

"Probablemente no fuimos totalmente conscientes de ello, pero cuando reclamábamos una Judicatura renovada para la democracia o una Policía integral civil al servicio de toda la sociedad vasca, estábamos explorando las fronteras de lo posible y no de la utopía ucrónica", dijo.

En esta línea, señaló que se proponían "maximizar" lo que "era ya realizable como resultado de la experiencia fundamental de la constitucionalización de nuestra democracia". "25 años después, nuestro sindicalismo policial y judicial ha alcanzado un estado de institucionalización madura, bueno, en el caso del asociacionismo judicial de izquierdas no sé si no nos hemos pasado de maduros de tanta exposición al sol del poder", indicó.

El todavía presidente en funciones de la Sala de lo Contencioso-Administrativo emplazó a ser "tan respetuosos con la institucionalización conseguida como con el relato que va configurando la memoria de aquel estado naciente que algunos nunca podremos olvidar".

"Porque, siguiendo a Alberoni, las instituciones tienen la doble función de extinguir el estado naciente y de asegurar, de otro modo, su continuidad. El estado actual de institucionalización del asociacionismo ochentayochista debe verse como una pérdida respecto de aquel movimiento naciente; y, al propio tiempo, debemos considerarlo como su heredero", señaló.

A su juicio, estas asociaciones y sindicatos "sólo merecen seguir viviendo si conservan ese núcleo de valor que definieron al nacer, que brotó desde el compromiso de vinculación a las dos lealtades mayores, el Estado constitucional de derecho y el servicio a la sociedad".

Según apuntó, ahora "quienes acceden al grupo, entran en efervescencia colectiva" y reprochan "lo que critícabamos a nuestros mayores".

A su entender, "está pasando en la Judicatura de forma evidente desde el pasado 8 de noviembre de 2008 y, quizá, también" se

experimente en el sindicalismo policial. En este contexto, subrayó que "hace pocos meses, se presentaba a los medios de comunicación social un documento suscrito por 1.500 jueces en el que se denuncia la ocupación política, 'desde arriba', del Poder Judicial, y en el documento "se diagnostica que se está produciendo un sustancial debilitamiento de las garantías de la independencia judicial".

"Personalmente, no estoy de acuerdo con el núcleo de las líneas de solución, estrictamente reactivas, que se apuntan en el documento. La rebelión juvenil contra el franquismo nos enseñó que no hay forma de conquistar el futuro si agotamos nuestros esfuerzos en un perpetuo ajuste de cuentas con un pasado desgraciadamente irredimible", afirmó.

No obstante, precisó que lo importante es que "una tercera parte de la Judicatura, coincidente con el grueso de la generación de las jueces que aún no han cumplido los 45 años, está poniendo pie en pared respecto del actual estado de la Justicia en España".

"Lo están haciendo porque coinciden en la apreciación de un sustancial debilitamiento de la independencia judicial. Y están señalando que la institucionalización del gobierno de los jueces a la que contribuimos los sesentayochistas hace aguas por todas partes, mientras una parte significativa de nuestras cúpulas, tanto corporativas como asociativas, se empeñan en tapar los ojos para no enfrentarse a la realidad", destacó.

Por ello, considera que "se acerca la hora en la que los padres fundadores" hagan "gala" de su "sonrisa más socarrona porque, aunque todavía no lo sepan los jóvenes castores, ellos están buscando el sitio donde asentar un proyecto nuevo destinado a convertirse, él mismo, en institución y cotidianeidad". "Será responsabilidad de aquellos jóvenes ochentayochistas no jubilarnos sin llegar a contribuir al nacimiento del proyecto que supere al que fue nuestro", apuntó.

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