Málaga

«Mi vida es el aeropuerto, pero nunca voy a volar»

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Desde hace cinco años anda con su cochecito de un lado a otro en la terminal Picasso transportando a ancianos, discapacitados y hasta a los escayolados que van y vienen. Antonio, policía hace 34 años, tiene además la misión de evitar los robos. Hace poco, la asociación siglo XXI le entregó el premio Sentir Málaga.¿Por qué a usted?

Por ayudar a las personas a moverse en mi cochecito. Fue un detalle muy bonito, también premiaron al alcalde y a don Paulino Plata.

Con 60 años y todavía no quiere estar tranquilo en  casa. ¿Tanto le gusta esto?

Ser policía me gusta más que cualquier otra cosa del mundo. Con mi trabajo disfruto mucho, mucho.

Pero el suyo es un poco desagradecido. Ve mucha gente irse y a poca volver...

¡Qué va! La gente se acuerda de mí, sobre todo los extranjeros. Los que vienen cada año pasan a saludarme, y más si los he atendido.

Siendo tan malagueño, ¿qué le gustaría cambiar de su ciudad?

Nada, Málaga le gusta a todo el mundo como está. Seguro que hay que cosas por cambiar, pero la mejor forma de vivir es mirar siempre el lado bueno de todo.

Debe querer mucho al aeropuerto. ¿Estará todavía en la terminal en 2010?

Llevo 24 años trabajando aquí, pero no creo que me quede tanto tiempo.

Entonces, ¿no estará cuando termine la ampliación?

La veré como visitante.

Cuando se jubile, le harán pasajero de honor.

Nunca me he subido a un avión ni lo haré jamás. Prefiero el tren: no me gustan las alturas.

BIO

Malagueño del Arroyo de los Ángeles, dice que no cambiaría su ciudad por nada. Lo que más le gusta: las playas y la Alcazaba.

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