En el caso del cine, nos llama poderosamente la atención el cartel español de Tenemos que hablar de Kevin, la incómoda película de Lynne Ramsay que desmenuza la perturbadora relación de una madre (Tilda Swinton) con su violento hijo. Frente a otras propuestas más conceptuales, el póster de la película en España presenta a madre e hijo con la misma división de colores y rostros que en Hable con ella, sólo que en vez de estar superpuestos aparecen como dos imágenes distintas. ¿A qué viene esto? En teoría, la única similitud entre ambas propuestas que se nos ocurre es el uso del verbo "hablar" en el título.
También nos ha recordado al caso de Diario de un escándalo, de Richard Eyre, que tanto en su versión internacional como española presentaba a Judi Dench y Cate Blanchett con una composición en la superposición de sus rostros muy similar a la de Leonor Watling y Rosario Flores. La comparación visual habla por sí misma.
¿Acaso debemos asumir que el enfrentar los rostros de dos personajes, uno de azul y otro de rojo, se ha convertido en una nueva incorporación para el carrusel de topicazos repetidos una y otra vez en los carteles de cine?
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