La fiebre en Japón por este vehículo es tal que Nissan ha decidido traerlo por primera vez al viejo continente. Imagen aparte (para gustos, los colores) es un monovolumen menos amplio de lo que parece pero es cómodo, funcional, está bien equipado y tiene un comportamiento en carretera más que aceptable.
No, no es una broma. Aunque estoy seguro que el 99% de la gente que acabe de ver por primera vez el Cube en estas fotografías aún no salga de su asombro, este vehículo es una realidad pura y dura que circula por nuestras carreteras desde principios de año, momento en el que arrancó su comercialización en España. Pasen y vean, porque este vehículo no tiene desperdicio.
A lo hecho, pecho
El problema es que la cultura oriental y la occidental tienen más bien poco que ver y, a priori, parece como mínimo una apuesta más que arriesgada traer este vehículo por nuestros lares. En cualquier, Nissan no ha dudado ni un momento y, haciendo caso al dicho popular de que al fin y al cabo somos todos iguales (“comemos, bebemos, dormimos, nos reproducimos”…) se ha volcado en cuerpo y alma para introducir el Cube en el mercado europeo. De hecho, tienen previsto vender en España ni más ni menos que 1.000 unidades.
Dando el cante
Este pequeño monovolumen japonés es un espectáculo visual sobre ruedas, para bien y para mal, aunque normalmente, atendiendo a los comentarios de la gente, la balanza se inclina hacia el lado más negativo. En el primer caso, cuando la multitud lo ve por la calle, lo más positivo se traduce en alguna que otra sonrisa que se dibuja en el rostro de los allí presentes o la exclamación de algún o alguna “loc@ bajit@” que balbucea comentarios del tipo “-mamá, papá, ¡¿pero eso qué es?!-” lleno/a de asombro y felicidad.
Como su propio nombre indica, la silueta de este coche tiene forma de cubo; nada de formas angulosas o trazos elegantes, agresivas líneas rectas “de toda la vida” (eso sí, algo redondeadas) que le otorgan una personalidad única e intransferible. Quizás un Kia Soul y, en menor medida, un Toyota Urban Cruiser sean lo más parecido que hay hoy día en el mercado.
Apariencia aparte, su principal peculiaridad radica en el diseño de su luneta trasera asimétrica, según Nissan con una finalidad práctica. Al dejar un pilar C casi invisible en la parte derecha (queda prácticamente oculto por un vidrio tintado, dando la sensación de que toda la superficie está acristalada) tenemos mucha mayor visibilidad a la hora de realizar maniobras hacia ese lado, facilitando el aparcamiento por ejemplo. Una solución lógica al menos, ya que en los Cube con el volante a la derecha la asimetría de la parte trasera está invertida.
Calidad aceptable
El salpicadero presenta una forma ondulada muy característica pero su aspecto general es más simple y sobrio de lo que cabría esperar. Tiene algunos detalles originales como la agrupación en círculo de los mandos del sistema de climatización. Por su parte, se ha instalado una pantalla en la consola central de pequeño tamaño pero está situada en una posición elevada, lo cual no desvía la atención de la carretera. El cuadro de instrumentos hace gala de un cuentarrevoluciones en color blanco (que simboliza la luna) y un velocímetro con fondo azul (que simboliza el planeta Tierra), dos peculiaridades de las que ya les hablamos en nuestro primer contacto con el vehículo.
La calidad de los materiales es aceptable pero por lo que cuesta el Cube se podría esperar algo más. No hay zonas acolchadas por ninguna parte, abundan los plásticos duros (incluido el volante y la palanca de cambios) y se echan de menos algunos detalles, como por ejemplo una guantera iluminada y/o con llave. De cualquier forma, el ajuste de las diversas piezas está bien resulto y en general todo el conjunto presenta un tacto agradable.
Espacio y maletero
Puede que algunas personas no encuentren una posición ideal de conducción, no tanto por los reglajes que permite el asiento sino porque el volante sólo se regula en altura (por cierto, me sorprendió sobremanera y hasta me asustó, que al liberar el anclaje para regularlo, éste cayera bruscamente de golpe, supongo que debido a que pesa muchísimo). Una cosa muy positiva; el acceso al habitáculo es muy cómodo. Dos negativas: los asientos no sujetan prácticamente nada y los parasoles, excesivamente grandes, quedan lejos y nos obligan a estirarnos cual serpiente para cogerlos.
Detrás, es menos espacioso de lo que parece desde fuera. En cualquier caso, dos adultos de más de 1,80 pueden viajar con normalidad. Peca en anchura; la persona que vaya en el centro irá incómoda por la presencia de los anclajes de los cinturones, aunque en general salvan el hueco para las piernas y, de nuevo, la altura.
En cuanto al maletero, ofrece una capacidad algo pobre, con sólo 255 litros. Eso sí, gracias a la banqueta trasera corredera podemos aumentar este volumen hasta los 403. Es muy hondo, pero sus formas son algo irregulares y le restan practicidad. Mención aparte merece el portón, con una original forma de apertura parecida a la de una nevera. Un detalle poco práctico puesto que, para poder abrirlo, obliga a disponer de suficiente espacio respecto al coche que tenemos aparcado detrás.
Motor y sensaciones a bordo
El Cube sólo está disponible con dos motorizaciones, una diésel y otra de gasolina, las dos con 110 CV. Ambos bloques (1.6 G y 1.5 dCi), aunque con potencias ligeramente distintas merced a retoques menores, se utilizan en otros modelos de Nissan, como por ejemplo el Qashqai (donde ofrecen 115 y 106 CV respectivamente). La variante de gasolina, que es la que nosotros hemos probado, lleva asociada de serie un cambio manual de cinco relaciones (opcionalmente por 2.200 € podemos equipar una transmisión automática de variador continuo).
El fabricante anuncia 175 km/h de punta, un 0 a 100 en 11,3 segundos y un gasto medio de combustible en ciclo mixto de 6,6 litros a los 100 Km. Si somos exigentes con el acelerador y rodamos con cierto tráfico en ocasiones el ordenador de abordo marca registros medios por encima de los 8 litros. También es cierto que, en un recorrido tranquilo a una velocidad constante y sin ir necesariamente a punta de gas es factible bajar de los 7 litros con suma facilidad (6,8 / 6,7).
En marcha, se percibe desde el primer momento que se desenvuelve con mucho más garbo en la ciudad que fuera de ella. Es más ágil de lo que se puede esperar a priori y maniobrar con él es mucho más sencillo de lo que parece, facilitándonos sobremanera la labor a la hora de afrontar recorridos urbanos. Su dirección, excesivamente blanda, está pensada para ello. Por encima de todo, es un coche con una suspensión muy cómoda que absorbe bien las irregularidades del asfalto. La cara; viajando a ritmo sosegado trata “con mucho cariño” a sus ocupantes. La cruz; en cuanto forzamos lo más mínimo el ritmo, la carrocería comienza a tener unos movimientos demasiado acusados, tanto de cabeceo como de balanceo.
Algo a lo que nos deberemos acostumbrar una vez que abandonemos el casco urbano. En este sentido, deja claro su carácter y que no es un coche pensado para que le busquen las cosquillas. En cambios bruscos de apoyo o frenadas fuertes el “ajetreo” es mucho más que evidente. Hay que decir que la propia estructura del Cube le penaliza en cuestiones aerodinámicas; a partir de 120 Km/h al vehículo le cuesta muchísimo ganar velocidad con facilidad y, por su parte, cuando hay fuertes rachas de viento las sacudidas bastante más palpables que en cualquier otro vehículo. No he tenido la ocasión de probar a fondo un Note, con el que comparte plataforma y estructura, pero la mayoría de compañeros coinciden en que en éstos ámbitos el Cube es menos eficaz.
Equipamiento y precio
A su vez, encontramos dos packs de opciones no excesivamente caros y muy recomendables. Por un lado tenemos el paquete “Premium” (800 €), que añade navegador con pantalla táctil de 5 pulgadas, entrada USB y un interesantísimo sistema de aparcamiento trasero con cámara y por otro el “Urban” (1.200 €), que suma el climatizador automático, los sensores de luces y lluvia, llave inteligente y botón de arranque, llantas de aleación de 16” y las lunas traseras tintadas.
También encontramos multitud de accesorios “sueltos” para dejar el Cube a nuestro gusto, como unas barras laterales cromadas (592 €) o un alerón para el techo (256 €). Con motivo del lanzamiento del vehículo, se creó una edición especial de sólo 25 unidades con una terminación llamada “Limited Edition” que incluye el paquete “Urban” e incorpora una exclusiva tapicería “Lounge Brown” con el interior en beige y los distintivos “Cube” presentes en las alfombrillas y otras partes del vehículo. Tiene un precio de 18.860 € y a fecha de esta publicación, aún quedan 6 unidades.
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