Por qué 'La invención de Hugo' no debería ganar el Oscar

Argumentando los motivos por los que sería un error histórico premiar a Martin Scorsese por su cuento tridimensional para niños sobre los orígenes del cine. Por MANUEL PIÑÓN
Por qué 'La invención de Hugo' no debería ganar el Oscar
Por qué 'La invención de Hugo' no debería ganar el Oscar
Por qué 'La invención de Hugo' no debería ganar el Oscar

Continuando con nuestro serial pre Oscar 2012, pero en CINEMANÍA seguimos buscando razones por las que las nueve candidatas de este año en la categoría de mejor película de los Oscar no merecen llevarse la preciada estatuilla. Después de encontrar motivos para que no ganen favoritas como The Artist o Los descendientes, alguna inexplicablemente nominada como Tan fuerte, tan cerca, la peli arty (Midnight in Paris), la deportiva (Moneyball), la sureña y femenina Criadas y señoras y ese ejemplo de cine exigente que representa El árbol de la vida, llega el turno de La invención de Hugo. ¿O es que creíais que se iba a librar por ser la película de Martin Scorsese? Recién llegada a la cartelera española, acumula el mayor número de nominaciones (11, incluídas película, director y guión adaptado), ni eso la salva. Estos son los motivos por los que La invención de Hugo no debería llevarse el Oscar.

1. ¿Hugo o Amelio?

Desde el primer momento La invención de Hugo se ha presentado como un homenaje al gran Georges Méliès, pero ¿no lo será en realidad a Jean-Pierre Jeunet? Martin Scorsese parece haberse quedado mucho más cerca buscando referentes en su filmoteca, porque el tono, algunos de los personajes (el gendarme que interpreta Sacha Baron Cohen y los comerciantes de la estación) e incluso la estética parecen sacados de Delicatessen, La ciudad de los niños perdidos o Amélie. Jeunet podría pedir una compensación a Marty por "apropiación indebida".

2. Los viejos como los niños…

Nando Salvá consideraba en su elogiosa crítica para CINEMANÍA de La invención de Hugo "una aventura infantil". Se le olvidaba decir que es en realidad para niños viejos, o mejor dicho para el chaval que fueron hace 50 años muchos espectadores maduros. Con la narración más lineal, tradicionalista y exenta de sorpresas de las nueve películas nominadas al Oscar, está concebida para que no haya ni un sólo pensionista en el patio de butacas que se pierda algo aunque medien cabezaditas durante la proyección. Lo hace José Luis Garci y le crucifican, pero Scorsese tiene bula de la Academia y hasta de la crítica, que unánimemente se ha tragado el anzuelo sensiblero del neoyorquino.

Por qué 'La invención de Hugo' no debería ganar el Oscar

3. ¡Qué grande es el cine!

Y ya que ha salido el nombre de Garci, al que tampoco se le perdonan su sermonería peliculera, Scorsese no se cansa de ejercer de gran profesor de historia del cine. Los que justifican La invención de Hugo por su reivindicación del pionero Méliès y sus maravillosas películas mudas creen que es suficiente para convertirla en buena película. Entonces Buenos días, Babilonia, la película de los hermanos Taviani sobre el rodaje de Intolerancia, o Nickelodeon, de Peter Bogdanovich, ambientada en la época que Griffith filmaba El nacimiento de una nación, ¿es que eran malas o simplementes las han olvidado? O todos o ninguno, compañeros.

4. Errores del pasado, errores del futuro

Como esos arbitros que saben que se equivocaron pitando un penalti e intentan compensar al equipo perjudicado durante el resto del partido, la Academia en 2012 aún necesita subsanar la injusticia histórica que supuso no haber premiado en su día al director de Toro salvaje, Uno de los nuestros o La última tentación de Cristo. Se lo dieron finalmente por ya un lustro pero no parece que sea suficiente. ¿Por qué la Academia celebra cualquier peliculilla suya? ¿No ven que no le están haciendo un favor ni al Scorsese de los clásicos ni tampoco al de 2012?

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5. Actores en busca de director

Quizá estaba demasiado pendiente de las exigencias de rodar en 3D, o simplemente se encontraba como un pez fuera del agua con un material tan bienintencionado y almibarado; el caso es que Scorsese no parece dirigir a los actores. Todo están caricaturescos, con mención especial a la sobreexctiada Chloë Moretz, que después de deslumbrar como Hit-Girl o la niña vampiro del se transforma en francesita repolluda y repelente. Sólo Ben Kingsley, Méliès en la película, se salva del desajuste interpretativo, imponiendo su distinción sobre el tono blandurrio que adoptan el resto de actores.

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