"¡El cine se muere!": 85 años anunciando el fin del Séptimo Arte

En espera de que las profecías mayas se cumplan y el mundo se vaya al garete, recordamos todas las ocasiones en las que se ha anunciado una debacle para el cine: desde la llegada del sonoro hasta el auge del P2P, pasando por el triunfo de la TV. Por YAGO GARCÍA
"¡El cine se muere!": 85 años anunciando el fin del Séptimo Arte
"¡El cine se muere!": 85 años anunciando el fin del Séptimo Arte
"¡El cine se muere!": 85 años anunciando el fin del Séptimo Arte

Hola, lectores, ¿seguís ahí? Disculpad, es que, como ya llevamos 12 días de 2012, queríamos comprobar que el mundo no se ha acabado aún. Ah, ya: la profecía maya afirma que la catástrofe cósmica de rigor llegará el 21 de diciembre... Pues vale, porque nosotros venimos a hablaros de otro tipo de Apocalipsis: el fin del cine tal y como lo conocemos. Ahora que la industria, o parte de ella, no deja de profetizar la inminente muerte del Séptimo Arte si el público sigue así de despendolado, compartiendo películas vía P2P y subiendo vídeos a YouTube, no está de más recordar que esta debacle ya ha sido profetizada muchas otras veces. En concreto desde hace 85 años, más o menos. Como podréis ver, todas ellas quedaron en agua de borrajas, y aún podemos seguir viendo películas en pantalla grande, pero... ¿Llegará este año el fin del cine? El 21 de diciembre, si aún seguimos por aquí, podremos comprobarlo.

1927: ¡Llega el sonoro!

El Apocalipsis: Por mucho que nos esforcemos, no nos podemos ni imaginar el pasmo de los espectadores de El cantor de Jazz cuando Al Jolson miró a la cámara y gritó "¡Mammy!". Aunque pueda parecer una tontería, genios como Charles Chaplin anunciaron que la llegada de los diálogos y la música desvincularían al cine con el arte de la pantomima y, por tanto, acabarían convirtiéndolo en una mala copia del teatro.

¿En qué quedó la cosa? Pues, aparte de acabar con las carreras de actores y actrices como Buster Keaton, Theda Bara o un tal Harrison Ford (no así con la de Chaplin, que acabó aceptándolo a regañadientes), el sonoro prosperó... Y, así, hasta hoy. Aunque, claro, siempre nos quedará The Artist...

1930: El Código Hayscodigo_hays

El Apocalipsis: Tras una sucesión de escándalos (la muerte de una joven actriz en casa del comediante Fatty Arbuckle, las drogadicciones de Clara Bow...) el gobierno de EE UU y asociaciones como la Liga Católica de Decencia presionaron a la industria para que adoptase normas de censura. Las cuales culminaron en 1930 con la adopción de este código represor, bautizado en 'honor' del pastor presbiteriano William W. Hays. Algunos afirmaron que el código salvaría al cine de la inmoralidad, la depravación y los boicots. Y otros, más realistas, pensaron que al Séptimo Arte se le había acabado toda la gracia.

¿En qué quedó la cosa? Además de por el ingenio de muchos directores para saltarse sus reglas (Hitchcock, Preminger y Hawks, por ejemplo, eran unos expertos), el Código Hays quedó obsoleto gracias al cine europeo. Dado que los filmes extranjeros, sometidos a normas menos rígidas, ofrecían al público sexo, violencia y guiones con ambigüedades morales, las productoras de EE UU movieron ficha y, en 1968, este texto censor pasó a la historia. Ahora bien, la Motion Picture Association of America (el organismo creado para aplicarlo) sigue viva, bien y dictando sus calificaciones por edades.

1950: La TV, el enemigo en casatelevision

El Apocalipsis: En 1929, cuando comenzaron las primeras emisiones comerciales en EE UU, la televisión tenía una calidad de imagen pésima, resultaba carísima y apenas disponía de una infraestructura comercial. Pero en 1950, con la prosperidad posterior a la II Guerra Mundial, resultó que la 'caja tonta' habia entrado en 10 millones de hogares estadounidenses, y esa cifra no hacía sino aumentar, mientras decaía la venta de entradas de cine. Parecía que la pequeña pantalla iba camino de ganarle la partida a la grande, algo que (casi) se confirmó cuando Cleopatra (1962) acabó con la era dorada de las superproducciones: si el cine no podía ofrecer espectacularidad, ¿qué iba a ofrecer?

¿En qué quedó la cosa? Pues el cine ofreció buenas películas, ni más ni menos. Las cuales, para más INRI, vinieron muchas veces firmadas por grandes como Alan J. Pakula, Sydney Lumet y otros grandes que habían velado armas en los platós de la TV. La reputación de la tele como cantera de grandes cineastas se confirma si pensamos en qué medio dio sus primeros pasos un tal Steven Spielberg... Pero aun hoy sigue habiendo una competición (¿amistosa?) entre ambos medios.

1980: El vídeo domésticovideo_vhs

El Apocalipsis: Tras una dantesca guerra de formatos, la compañía JVC impuso su cinta VHS de vídeo doméstico durante los primeros años ochenta. Dotado con una pésima calidad de imagen, pero barato y de pequeño tamaño, el VHS se popularizó tanto, tantísimo que muchos agoreros afirmaron que a las salas de cine se les había acabado la cuerda para siempre. Y, para colmo, las cintas de vídeo se podían piratear... Las primeras víctimas fueron los cines de reestreno, locales 'de barrio' en los que se podían ver por poco precio películas que ya habían triunfado en las salas grandes y de más postín. ¿Has visto Cinema Paradiso? Pues eso.

¿En qué quedó la cosa? Lo cierto es que la venta de entradas de cine había caído ya desde la entrada de la TV en los 50, y la irrupción del vídeo doméstico no provocó la debacle que muchos anunciaban. Por otra parte, la industria sigue asegurándose buenos resultados en pantalla grande: por un lado, ellas mismas distribuían y editaban sus películas, multiplicando sus beneficios, amén de asegurarse el reparto del pastel. mediante las ventanas de exhibición, que retardan la llegada de las películas más novedosas al formato doméstico. De ahí que, en la actualidad, la taquilla más importante de un filme en salas comerciales sea la que tiene lugar durante su primer fin de semana.

1996: El dvd y el 'home cinema'home_cinema

El Apocalipsis: Desde finales de los 80, las cadenas de TV de pago habían facilitado al público la posibilidad de ver filmes recientes, en emisiones de buena calidad y sin cortes publicitarios. Para colmo, las pantallas se hacían más y más grandes, los equipos de sonido mejoraban en definición y potencia... Y, en 1996, Twister se convirtió en la primera película editada en dvd, un formato cuya calidad dejaba al VHS en mantillas y que resultaba mucho más cómodo de almacenar y manejar. ¿Cómo seguir llenando los cines, entonces?

¿En qué quedó la cosa? La guerra entre las salas de cine y los home cinema no es más que una prolongación del conflicto entre el cine y el vídeo doméstico. Si entonces las salas se defendieron multiplicando su oferta (con el auge de los multiplex con pantalla gigante), ahora tenemos formatos como el iMAX y el tan cuestionado 3D ofreciendo cosas que una TV doméstica no puede, por ahora, aportar. Por otra parte, parece que la implantación de las emisiones televisivas en tres dimensiones va para largo... Y que al modesto y eficaz dvd le quedan aún muchos años por delante.

2002: La pirateríapirateria

El Apocalipsis: Este tema está candente, levanta pasiones y hace dimitir a presidentes de academias de cine, con lo que mejor no meterse en jardines con él. Baste consignar que eMule, divulgado masivamente en 2002, no fue el primer programa P2P de intercambio de archivos, pero sí uno de los primeros que permitían descargar películas en cuestión de días, de horas. La industria afirma que esta tendencia acabará con el cine al eliminar la retribución a los creadores, y pugna por la creación de medidas restrictivas al respecto. ¿Nos lo creemos?

¿En qué quedó la cosa? Pronto es para decirlo. Lo cierto es que, si nos remitimos a fuentes que no sean las de las propias productoras o asociaciones de exhibidores, resulta que (según otros canales) los usuarios que más películas descargan son también los que más van al cine, que los filmes más pirateados son los que obtienen mayores ingresos en taquilla, o que asociaciones asociadas a la industria del cine como la MPAA (sí, la misma que aplicaba el código Hays de censura) resultan más costosas que la propia piratería. Al final va a ser todo cosa de los modelos de negocio...

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