[Crónica Sitges 2011] Se acerca el fin

'El Callejón', 'El Páramo' y 'Juan de los muertos'. El festival muere a manos de los zombies. Por ANDREA G. BERMEJO.
[Crónica Sitges 2011] Se acerca el fin
[Crónica Sitges 2011] Se acerca el fin
[Crónica Sitges 2011] Se acerca el fin

Las señales de que el fin está próximo son ineludibles. Esta mañana los zombies han invadido La Habana (Juan de los muertos, Alejandro Brugués) y ahora andan cruzando el océano (zombies con aletas, un nuevo subgénero) para asistir a la marcha que cierra Sitges todos los años, la mítica Zombie Walk. Ana de Armas y su esposo Marc Clotet se hacen fotos con fans en la recepción del hotel, Carlos Areces pasea por los jardines taciturno y serio, y en el puesto de bocatas que hay frente al Auditori se escucha Cat Stevens. Cada vez hay menos espectadores en los pases (suponemos que ya han sido infectados) y los aplausos se van apagando como si fuesen un Furby sin pilas. Se escucha que los jurados ya tienen favoritas. Se dice, se comenta… que Hell, Livide y Kill List podrían llevarse algún premio. En las innumerables colas –Sitges tiene estas cosas, colas y ventanillas que ni Las doce pruebas de Axtérix), escucho llena de estupor que un individuo le pregunta a otro: “¿Qué vas a ver esta tarde?”, a lo que éste responde: “Mierda”.

Tampoco hay que ponerse así, hombre, que aún quedan películas por ver, como la colombiana El Páramo, terror bélico para supersticiosos. El filme, ópera prima de Jaime Osorio Márquez, narra la histeria colectiva de un escuadrón del ejército colombiano al encontrarse con una base militar abandonada en la que sus compañeros han sido masacrados. Si hasta ahora las mujeres no habíamos salido muy bien paradas, aquí directamente nos ponen de brujas. ¡A la mierda con la testosterona! Pensaba ir a ver esta noche Sleeping Beauty, –revisión del cuento a través de una red de prostitutas de lujo–, pero mira, paso. El Páramo es previsible, sí, pero su realización es impecable, y la atmósfera que crea, acojona. Tanto que he pasado miedo hasta con los ojos cerrados. ¿Es eso posible? Sí, si lo que estás escuchando es el cruch cruch cruch de un serrucho cortando un fémur. “Era lo que buscaba, que el espectador no pudiese escapar del terror”, me explica su director cuando lo entrevisto junto a la piscina del hotel –entrevista en tumbona, tumbono-entrevista–, y cuando le digo que no sé qué es el espanto, me cuenta un cuento, el de la llorona –leyenda latinoamericana de una mujer que ahoga a sus hijos y los llora hasta la eternidad–. También me da una pequeña lección de cine de terror. "Los personajes tienen que estar encerrados, porque si no, se van corriendo y no tienes película", me dice, conclusión a la que volveré un poco más tarde viendo El Callejón. Antonio Trashorras, crítico de cine y director de contenidos de (redoble) ¡Hill Valley! se ha pasado a la dirección con un filme de terror que transcurre en un callejón sin salida de Benidorm. Su ópera prima está plagada de referencias y guiños pero tiene una factura de TV movie que no termina de resultar. Eso sí, susticos da y Ana de Armas defiende la histeria con soltura.

Tras disfrutar de la mona A Letter to Momo, un viaje de Chihiro sin salir de casa, y acercarme a comprar tabaco al restaurante del cementerio (otro must de Sitges, como la playa nudista que hay debajo del Meliá), he sufrido un deja vú en el ascensor del hotel. No me ha pillado del todo desprevenida, hace días que todo es cada vez más raro, vago por el Meliá con una sensación extraña (por cierto, lo de ayer no era un delirio, esta mañana he desayunado frente a Juan Luis Galiardo), como anticipándome al fin del mundo, cual Kirsten Dunst en Melancolía pero sin bodorrio, resignada ante la llegada de los zombies (ya se ven llegar algunos con boquetes en la cabeza y sangre chorreando por sus cuellos). Esto está llegando a su fin (el palmarés saldrá mañana) y, ay, cuan efímero es el oficio de cronista en Sitges… Cualquier momento es bueno para que vengan los muertos vivientes, te peguen un muerdo y ya no puedas dedicarte a escribir crónicas porque tienes que mantener los brazos en alto.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento