Cine

Carmelo Gómez y Hugo Silva, con agallas

Carmelo Gómez (izquierda) y Hugo Silva.
Jorge París

Uno cuenta con una sólida trayectoria en el cine español; el otro se consolida en la gran pantalla tras una exitosa carrera televisiva. Carmelo Gómez y Hugo Silva se encuentran ahora en Agallas, que se estrena este viernes: a medio camino entre el cine negro y el esperpento, la cinta narra el ascenso y la caída de un par de narcotraficantes.

CARMELO GÓMEZ

"Nos rodean los mafiosos, y los alabamos"

Un papel de los que dejan huella: encarnar a un narcotraficante gallego permite al actor mostrar su lado más oscuro y perverso. Acaba de llegar de unas vacaciones en la República Checa, y se relame: gracias a Agallas, ha descubierto el placer de interpretar a un villano.

¿Qué pretende provocar la película?

Es puro cine de género. Tiene un marco social y trata un problema real, el del narcotráfico, pero busca que el espectador se pregunte, cada diez minutos, qué va a pasar.

¿Y su personaje?

Es malo, malísimo. He hecho pocos así: los papeles románticos tienen más conflictos internos, pero menos espontaneidad. Éste es muy divertido.

Y comparable a...

Al protagonista de Los Soprano. Tuve que trabajar mucho su ambigüedad, su ironía despectiva hacia la vida y el prójimo. Tiene odio y resentimiento, y por eso hace las cosas que hace. Está fatigado de esa forma de vida y lleno de miedo y rencor.

¿Conoce a gente así en la vida real?

Sí, estamos rodeados de mafiosos. A veces hasta los alabamos y premiamos; en Italia incluso los eligen presidentes. Son animales fanáticos de la corrupción y la desigualdad que, encima, van de simpáticos.

¿Cómo actúa cuando se cruza con uno?

Me dan náuseas, pero no puedo dejar de mirarlos. La ventaja es que son fáciles de identificar.

¿Por qué ser así?

Está en la esencia del ser humano. Todos hemos soñado con vivir como ellos: mujeres, viajes, cochazos... Y, por desgracia, estos sujetos tienen mucha ambición. Por eso suelen llegar más lejos que los humildes y los generosos, y no les da miedo tomar decisiones que afectan a mucha gente.

Pero tampoco vivirán tranquilos, ¿no?

Está en la película: si la vida ya está llena de traidores, imagínate en esos ambientes. Son tipos que terminan muy solos y, cuando eso ocurre, se les viene el mundo abajo. Mira cómo ha terminado Francisco Correa...

Agallas desmitifica a esos personajes...

Los traslada a España y, como se dice en la película, éste es el país de la chapuza. Muchos son torpes, pero se libran de terminar entre rejas.

Por último, ¿qué puede decir de Hugo Silva?

Que envidio su seguridad ante la cámara. Es un actor valiente, arriesgado y lleno de frescura... Un hombre de cine.

BIO. Carmelo Gómez nació en Sahagún, un pueblo de León, en 1962. Ha trabajado con Julio Medem, Pilar Miró o Imanol Uribe, y ha ganado dos Goyas por Días contados y El método. Ahora sale de gira teatral con Días de vino y rosas, basada en la homónima película de Blake Edwards.

HUGO SILVA

"Me gusta jugármela en mi trabajo"

En Agallas le pasa de todo: sale de la cárcel, recibe varias palizas, liga con una heredera fornida y asciende en la mafia por su carencia de ética. Silva es guapo, y lo sabe. Hasta las periodistas (escotadas, minifalderas, arregladísimas) se lo hacen notar. Pero delante del micro se muestra tan reservado como satisfecho por su papel en la película.

¿Cómo se interpreta a un trepa sin escrúpulos como Sebastián?

A base de mucha composición. No se parece a mis personajes anteriores, ni tiene nada de mí. Necesité un trabajo muy elaborado de búsqueda.

¿Y dónde se busca eso?

En la calle y, sobre todo, fijándome en animales. Mi personaje no es inteligente, sino instintivo, un superviviente, un perro sin raza que saca el colmillo al estar acorralado.

Habla de él como de alguien real...

Aunque cuentes algo ficticio tienes que ponerle verdad. Ahí está la raíz de la interpretación.

Es un papel muy excesivo, arriesgado.

Extremo, por eso tuve que tener cuidado de no pasarme. Pero lo prefiero:_no me interesan los personajes que se la cogen con papel de fumar. Me gusta jugármela.

Y hasta canta...

Era un tema ya compuesto que acepté interpretar. En realidad no lo canto yo, sino mi personaje: no me veo grabando un disco ni ganando un Grammy, la verdad.

¿Qué ha aprendido de Carmelo Gómez?

Que es un compañero maravilloso que no para de cuidarte. Para ser actor hay que ser muy humano, y él lo es. No tuve un compañero, sino un amigo.

¿Propone usted una solución al narcotráfico?

Legalizarlo, convertir el mercado de la droga en algo normal y corriente como la venta de alcohol. Si no, el narcotráfico seguirá existiendo.

¿Son los narcotraficantes de la película como los de la vida real?

El guión está inspirado en ellos, pero no creo que vayan vacilando como los de Agallas. Los pillarían enseguida. Y a los narcos gordos, a los listos, no se les coge tan fácilmente.

Tras triunfar en la televisión, ¿cómo ve su carrera en el cine?

De momento, vivo más tranquilo que con Los hombres de Paco. Pero más allá del éxito y de lo mediático, lo que siento es que cada vez disfruto más con mi trabajo y me llegan personajes más interesantes y atractivos. Y sólo puedo pedir una cosa: ¡que dure mucho tiempo!

BIO. Hugo Silva nació en Madrid en 1977. Tras varios papeles secundarios en televisión, alcanzó la fama gracias a la serie Los hombres de Paco, que abandonó la pasada temporada. Centrado ahora en el cine, participó recientemente en Mentiras y gordas y acaba de rodar Que se mueran los feos, una comedia romántica dirigida por Nacho G. Velilla.

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