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Bruselas plantea que países de la UE como España envíen gas a otros cuando tengan una emergencia por desabastecimiento

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Europa Press

Llega el invierno y aunque de momento el almacenamiento de gas de la UE supera el 90%, los países más dependientes del gas ruso podrían afrontar situaciones de desabastecimiento si Moscú termina cortando del todo el grifo. Ante esta posibilidad, la Comisión Europea quiere que cuando un país pase por una emergencia por este motivo, otros salgan en su rescate, haciéndole llegar gas "a cambio de una compensación justa". España se situaría entre los países 'donantes' de gas, ya que la Comisión dice que no solo lo serán los que estén unidos por gasoducto, sino también los que tengan receptores de gas natural licuado, aunque no estén directamente vinculados.

Así lo plantea la Comisión en el borrador con nuevas medidas para capear la crisis energética y los elevados precios que aprobará este martes y que el jueves presentará a los jefes de Estado y de Gobierno en el  Consejo Europeo marcado por los altos precios del gas y de la luz. También plantea intentar controlar los precios obligado mediante la compra conjunta de al menos el 15% del gas necesario para rellenar las reservas de los Veintisiete, un límite dinámico al precio del gas en el volátil mercado de futuros holandés y ayudas por 5.000 millones de los fondos de cohesión para ayudar a pymes, hogares y trabajadores. 

Como consecuencia del sabotaje que ha dejado inutilizable el gasoducto NordStream 1 y ha dañado seriamente el NordStream 2, la Comisión pedirá apoyo a la OTAN para asegurar las infraestructuras críticas de la UE.

De acuerdo al documento provisional, que unos Estados miembros abastezcan a otros de gas sería la tercera etapa de una situación de emergencia. En primer lugar, la Comisión advierte de que vigilará las medidas en cada país para reducir el consumo de gas y que está "preparada para desencadenar una alerta o incluso revisar los objetivos voluntarios de reducción de consumo -un 15% en general, en España un 7%- si se ve que son insuficientes". 

Ante una situación de emergencia, el Estado miembro en cuestión debería reducir "excepcionalmente" su consumo no esencial -que ejemplifica con la calefacción exterior- para asegurarse de que el gas se emplea en sectores que sí lo son, como servicios y hogares. "Los Estados miembros pueden redefinir quiénes son consumidores protegidos, siempre que los hogares lo sean en todas las circunstancias", dice el documento.

En tercera instancia se activaría una cláusula de solidaridad para "reaccionar rápidamente en caso de emergencia acordando reglas de solidaridad, que asegurarán que un Estado miembro con una emergencia recibirá gas de otros a cambio de una compensación justa", dice el borrador, que aclara que los países que salgan en ayuda no solo serán aquellos unidos por un gasoducto con el país con problemas, sino también "países con infraestructuras de gas natural licuado aun cuando no estén conectados directamente". 

Esta condición incluiría a España, uno de los países de la UE con menor dependencia del gas ruso y, por tanto, con menos riesgo de desabastecimiento y que, por el contrario, alberga siete de las 20 regasificadoras de gas natural licuado que hay en la UE. Precisamente, su capacidad para transportar gas que recibe por barco a otros países es algo que el Gobierno ofreció a Bruselas hace meses para rebajar su objetivo de ahorro y en el plan de contingencia que aprobó la semana pasada, contempla los envíos en metaneros más pequeños desde Barcelona a Livorno, en Italia.

Compras conjuntas y tope dinámico

Esta medida de solidaridad forma parte de una propuesta de la Comisión a los Veintisiete para mitigar la crisis energética no solo este invierno sino el que viene e incluso el de 2025. Con las reservas actuales de gas al 91%, Bruselas considera que si Rusia deja totalmente de bombear gas a la UE será todavía más difícil rellenarlos en marzo de 2023 de lo que ha sido hacerlo este año. Calcula que serán necesarios 100.000 de toneladas métricas de gas.

También más caro y para intentar rebajar el precio del gas y, con él, el de la electricidad, Bruselas se inclina por dos medidas menos intervencionistas de otras dos que descarta. Su borrador no pone sobre la mesa extender a toda la UE la 'excepción ibérica' -"ha bajado los precios en España y Portugal", reconoce, pero también que los países son diversos y no hay que dar pie a que aumente el consumo- ni tampoco el límite al precio de todo el gas que importa la UE que hace semanas reclamaban al menos 15 de los 27 Estados miembros.

En su lugar, apuesta por "hacer realidad las compras conjuntas y revisar los precios de mercado, incluso mediante la introducción de un límite extraordinario a los picos de precio".

En su intento de alejarse de Rusia -a la que ya no importa más que el 9% del gas, frente al 40% el año pasado-, la UE ha intensificado sus lazos con "productores confiables", como Noruega, Argelia o Estados Unidos y ahora propone activar finalmente la plataforma de compras conjuntas en la que los Estados miembros estarían obligados a comprar "al menos" el 15% del gas que necesitan para rellenar sus reservas. Más allá, el umbral de compra conjunta sería voluntario, mediante un mecanismo con el que quiere hacer valer su peso negociador, asegurando la transparencia en los precios y que los Estados miembros no elevan el precio compitiendo unos con otros. De nuevo, la compra conjunta será tanto de gas de gasoducto como de gas natural licuado.

La Comisión también descarta poner un tope al precio de todo el gas que importa la UE y en su lugar plantea un "tope dinámico" del precio que se paga en el mercado de futuros holandés, TTF, que ya no refleja la realidad, porque está demasiado influido por el gas ruso y el manejo de su precio por parte de Moscú. A medio plazo, propone crear un índice específico para fijar el gas natural licuado y hasta entonces, fijar un precio límite que se activará "cuando sea necesario". En concreto, con este "mecanismo temporal de corrección de precios" Bruselas busca reducir la volatilidad extrema y los picos de precios que se dan ahora.

5.000 millones de fondos regionales

En el plano económico, la Comisión sigue dispuesta a abrir la mano en la concesión de ayudas de estado a empresas y sectores, apoyará a aquellas compañías que reduzcan su consumo de electricidad y promete estudiar lo más rápidamente posible todas las peticiones que hagan los Estados miembros para dar excepciones y deducciones fiscales para las compañías más necesitadas. Además, destinará 5.000 millones de euros de fondos regionales para que los países ayuden a pymes, hogares vulnerables y al mantenimiento del empleo.

En el plano económico hay también un ligero tirón de orejas a Alemania por comprometer 200.000 millones que otros países no tienen para ayudar a su economía. "Es crucial buscar soluciones comunes en la UE evitando soluciones nacionales que dependan del diferente margen fiscal de los Estados miembros", dice el borrador.

Infraestructuras críticas

El penúltimo Consejo informal de Energía se celebró a finales de septiembre poco después de los sabotajes contra los gasoductos NordStream 1 y 2. Ya entonces, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, recordó a los Estados miembros que desde hacía años había regulación europea para reforzar la seguridad de sus infraestructuras críticas y que la Comisión plantearía propuestas también en este aspecto.

En el borrador que aprobará este martes, pide a los gobiernos que mejoren la seguridad y que la UE intensifique el apoyo a estas infraestructuras y que haga test de estrés para saber si están preparadas. Empezando por el sector energético para continuar después con el de las comunicaciones, el transporte y el espacial. 

Se hará un mapa de "incidentes y crisis" ocurridas y, además de cooperar dentro de la UE, Bruselas se dispone a pedir también apoyo de la OTAN.