[Crónica TIFF 2011] Pérfidamente mediocre

Día para grandes nombres del cine inglés como Michael Winterbottom o David O’Hare. Ambos demuestran tener las reservas de talento al nivel de la gastronomía inglesa. Para compensar, sin embargo, Kill List ha gustado (y mucho). Por RUBÉN ROMERO
[Crónica TIFF 2011] Pérfidamente mediocre
[Crónica TIFF 2011] Pérfidamente mediocre
[Crónica TIFF 2011] Pérfidamente mediocre

Uno de los momentos más bochornosos que pueden vivirse como cronista de festival acontece cada vez que algo huele remotamente a la franquicia Crepúsculo. En Sitges, centenares de niñas pasaron y pasarán la noche al raso para ver (que no oír, porque el griterío es ensordecedor) apenas unos segundos de tráiler o centímetro de estrella. Bueno, alegra saber que en todas partes cuecen habas. Ayer estuvo por aquí Ashley Greene, que no debe ser Grace Kelly, pero como si lo fuera, oiga. Menudo jaleo. Les dejo la foto por si, como me pasa a mí, se la encuentran por la calle y no la reconocen…

[Crónica TIFF 2011] Pérfidamente mediocre

Con respecto a lo que pasó en la pantalla, ayer me pegué una panzada de cine británico. Empezando por Trishna, la nueva de Michael Winterbottom con el que no puedo ser objetivo. Creo que lo mío con él ya es algo personal. Juro y perjuro que no iré a ver sus películas y luego lo hago y me arrepiento toda la noche con ardores de estómago. Esta vez la justificación era ver cómo había adaptado la novela Tess de los Ubervilles, de Thomas Hardy, al situar la acción en India. Curioso que para hablar de pobreza haya de trasladarse de país, teniendo en cuenta cómo están las cosas en Reino Unido (a buen seguro que Ken Loach no se lo perdonará nunca), pero son estas cosas de Winterbottom. Como quiera que su mejor filme hasta la fecha es A Cock and Bull Story, adaptación de Tristam Shandy, pues tenía excusa. A los cinco minutos supe que me había equivocado. Básicamente, Winterbottom deja la historia de Tess en los huesos y está más preocupado en pasear su tomavistas por el exotismo indio. Así, vamos de planos del drama de Freida Pinto a esas clásicas panorámicas de documentales del canal Viajar sin orden ni concierto. Me quedo, de lejos, con la versión de Polanski protagonizada por Nastassja Kinski.

Page Eight, por su parte, es una película dirigida por el afamado autor teatral David Hare (The Blue Room o The Power of Yes). Una de espías, intrigas y denuncia de lo mal que huele la política británica. Nada que no hayamos visto. Sobre todo porque el porte siempre aristocrático de Bill Nighy nos recuerda que él estuvo en la mejor vivisección que sobre el tema se ha realizado: la portentosa serie de televisión escrita por Paul Abbott, State of Play.

Al final, por lo menos, pudimos disfrutar de Kill List, de Ben Wheatley, una película que nos reconcilió con el cine británico. Neil Maskell interpreta al mejor asesino a sueldo desde el Jack Carter de Get Carter (Mike Hodges, 1973). Cierto, no es tan cool como Michael Caine, pero da mucho más mismo miedo. Retengan el título porque va camino de ser un filme de culto.

Anterior: Festival de Toronto. Día 5.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento