10 huracanes, ciclones y tornados de cine

14 víctimas mortales, Nueva York incomunicada y sin metro, daños materiales diversos... Aunque duras, las consecuencias del paso del huracán Irene por EE UU han sido mucho más leves de lo que, en principio, podría esperarse. Gracias todo ello a una política de catástrofes previsora, y sobre todo a una población civil avisada a tiempo y que supo tomar medidas contra el desastre. En el momento de escribir estas líneas, Irene ha rebajado su intensidad a la de una tormenta tropical, y en palabras de la secretaria de Seguridad Nacional Janet Napolitano, "lo peor ya ha pasado".

Con todo el respeto a los estadounidenses que han sufrido a Irene, nosotros reconocemos que los huracanes, tornados y demás catástrofes han ocupado un lugar preferente en los desastres de cine. Y, aunque nosotros no hemos llegado a notar ni una racha de viento en este finde de final de verano, hemos repasado nuestros archivos hasta dar con estos 10 huracanes de cine. Antes de leer este informe, recomendamos cerrar puertas y ventanas y ponerse el chubasquero, por si las moscas.

John Ford, director tormentoso donde los haya, inaugura nuestra lista a lo grande. Ojo: pese al nombre de su autor, este melodrama con racismo, despotismo colonial y Mary Astor (El halcón maltés) en el papel principal no cuenta entre sus mejores obras: al hombre de La diligencia le iban más las sequías de Monument Valley y, como mucho, las tempestades irlandesas de El hombre tranquilo.

Delirante y fantasiosa como ella sola, esta superproducción musical se tomaba con mucho humor las consecuencias del ciclón (¿o el tornado? los estudiosos aún no se ponen de acuerdo) que arrastraba a Judy Garland a un país fabuloso lleno de espantapájaros sin cerebro, leones cobardes, hombres de hojalata y brujas, muchas brujas. Ojo: en la vida real, las consecuencias de un verdadero ciclón son muy poco susceptibles de hacerte llegar Over the Rainbow.

Un grupo de gángsters, encabezados por Edward G. Robinson, secuestra un hotel costero justo cuando un huracán está a punto de llegar hasta él. Desgraciadamente para ellos, los malos no cuentan con que Humphrey Bogart, amigo del dueño, se ha acercado al lugar para una visita. Estando Lauren Bacall en el reparto, y John Huston en la silla del director, es inevitable que el resultado sea una tormenta de buen cine (negro).

De la misma moda setentera de 'pelis de catástrofes' que nos trajo Terremoto y Aeropuerto, llega este filme que pone a Mia Farrow en el ojo de... Lo habéis adivinado: un huracán. Hagamos notar, eso sí, que el filme está ambientado en el siglo XIX (una anomalía en este género tan apegado al presente), que la música corre a cargo de Nino Rota (El Padrino) que entre el habitual reparto de estrellas en decadencia hallamos a Jason Robards y el galán (algo ajado ya) Trevor Howard.

En meteorología, la diferencia entre un ciclón y un huracán es que el primero desarrolla vientos de velocidad inferior a 117 Km/h, mientras que el segundo (generado, por lo general, en zonas tropicales) supera este margen ampliamente. En cine, la diferencia entre Huracán y Cyclone es que este último filme es una obra de René Cardona Jr., el rey de la exploitation mexicana, que añade a la habitual catástrofe climática una horda de tiburones caníbales con mucha mala leche. Y, por supuesto, un presupuesto que tiende a cero.

Formados por la unión de masas de aire húmedas y secas (de ahí que sean tan frecuentes en el llano y árido Midwest de los EE UU), los tornados vienen a ser los primos pobres de las catástrofes climáticas. Claro que cualquiera le dice eso a Helen Hunt (tornadóloga vocacional desde que uno de ellos mató a su padre), Bill Paxton y al resto de audaces investigadores que protagonizan este filme, conocido entre los cinéfilos de la época como "la peli de la vaca volando".

Aunque su gusto por la destrucción a gran escala no llega a los extremos de su paisano Roland Emmerich, Wolfgang Petersen (Troya) también disfruta lo suyo con los panoramas de destrucción. Esta vez, y a falta de un Brad Pitt helénico, es la confluencia de un huracán con dos borrascas de gran intensidad la que amarga la navegación de George Clooney y Mark Wahlberg, pescadores ellos. En tierra firme, Diane Lane sufre en silencio.

¿Hay algo peor que una catástrofe climática? Sí: la codicia de unos empresarios hosteleros que degradan al huracán Jezabel a "tormenta tropical Jezabel" para no alarmar al público de un importante combate de boxeo. Al cual asiste Nicolas Cage, policía corrupto, que presencia un asesinato político en el que podría estar involucrado su mejor amigo, Gary Sinise. En plena posesión de su talento formal y su ironía asesina, Brian De Palma entrega un thriller de lo más digno.

Esta miniserie de TV firmada por Spike Lee ocupa un lugar anómalo en nuestra lista por dos razones. La primera: es un documental sobre las trágicas consecuencias del huracán Katrina en Nueva Orleans, y no un trabajo de ficción. La segunda: aquí los buenos no ganan, no hay mensaje redentor y todas las terroríficas catástrofes que aparecen en él son rigurosamente reales. Afortunadamente, en esta ocasión los neoyorquinos se han librado de sufrir un panorama tan dantesco.

En un repaso tan climático y catastrófico como este, no podía faltar Roland Emmerich, el rey hollywoodiense de la destrucción al por mayor. Justo es decir que aquí los huracanes son el menor de los problemas de John Cusack y de su familia, en un panorama lleno de terremotos, erupciones volcánicas y todas esas cosas que los mayas ya profetizaron en su momento (o eso dicen), pero cobran una importancia inusitada cuando el grupo decide huir volando de la catástrofe.