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Los milagros de Jesús

Jesucristo . Obra de Aguijarro (Antonio Guijarro Morales), pintor y cardiólogo natural de Guadix (Granada) Wikimedia Commons

Cristo es una traducción del término hebreo «Mesías», que significa «ungido», y que se emplea como título o epíteto de Jesús de Nazaret en el Nuevo Testamento.

En el cristianismo, Cristo se utiliza como sinónimo de Jesús. Aquí, algunos de los milagros que se le atribuyen. Lista creada por la usuaria Giugi

  • La mujer que toca el manto, se sana


    He aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto,porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
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  • La curación de un ciego


    Llegan a Betsaida y le traen un ciego suplicándole que lo toque. Tomando de la mano al ciego lo sacó fuera de la aldea, y poniendo saliva en sus ojos, le impuso las manos y le preguntó: ¿Ves algo? Y alzando la mirada dijo: Veo a los hombres como árboles que andan. Después puso otra vez las manos sobre sus ojos, y comenzó a ver y quedó curado, de manera que veía con claridad todas las cosas. Y lo envió a su casa diciendo: No entres ni siquiera en la aldea.
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  • La Resurrección de Lázaro


    Había un enfermo llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro había enfermado. Entonces las hermanas le enviaron este recado: Señor, mira, aquel a quien amas está enfermo. Al oírlo, dijo Jesús: Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios, a fin de que por ella sea glorificado el Hijo de Dios.
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  • Caminar sobre las aguas


    Inmediatamente Jesús mandó a los discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirla, subió al monte a orar a solas. Cuando se hizo de noche seguía él solo allí. Mientras tanto la barca ya se había alejado de tierra muchos estadios, sacudida por olas, porque el viento era contrario. En la cuarta vigilia de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar, se asustaron y dijeron: -¡Es un fantasma!- y llenos de miedo empezaron a gritar. Pero al instante Jesús habló: - Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo. Entonces Pedro le respondió: - Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. - Ven- le dijo él.
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  • La Resurrección de la hija de Jairo


    Viene uno de los jefes de la sinagoga de nombre Jairo, y, al verlo, se echa a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: mi hija esta en las últimas. Ven, impón tus manos sobre ella para q se salve y viva.Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas ya al Maestro? Jesús, al oír lo que hablaban, dice al jefe de la sinagoga: No temas, tan sólo ten fe.
    Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto, y a los que lloraban y a las plañideras. Y al entrar, les dice: ¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme. Y se reían de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: Talita qumi, que significa: Niña, a ti te digo, levántate. Y en seguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro. Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que dieran de comer a la niña.
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  • Multiplicación de los panes y de los peces


    Jesús se alejó en una barca hacia un lugar apartado él solo. Cuando la gente se enteró le siguió a pie desde las ciudades. Al desembarcar vio una gran muchedumbre y se llenó de compasión por ella y curo a los enfermos. Al atardecer se acercaron sus discípulos y le dijeron:

    -Este es lugar apartado y ya ha pasado la hora; despide a la gente para que vayan a las aldeas a comprarse alimentos.

    Pero Jesús les dijo:

    - No hace falta que se vayan, dadles vosotros de comer.
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