
Muchas veces, los viajes que se realizan en vacaciones son un desenfreno de monumentos, visitas guiadas, búsquedas de restaurantes, fotos y playas o zonas masificadas. El deseo de disfrutar y aprovechar al máximo las vacaciones hace que, en ocasiones, este periodo de descanso se acabe mucho más cansado de lo que se empezó.
"¡Basta ya de estrés y prisas!", se puede leer en una web dedicada al Slow Travel, un concepto que hace referencia a los viajes de desconexión, disfrutando del trayecto, de la gente y de cada rincón.
Así, el Slow Travel es un movimiento que implica una forma de viajar tranquila, sin prisa y con calma, abriendo la mente y conociendo la esencia de los destinos, sin centrarse únicamente en visitar los monumentos más representativos para tacharlos del mapa y seguir con el viaje de prisas y estrés.
Por esto, esta corriente trata de "descubrir la riqueza de la diversidad y los pequeños placeres de la vida, conocer a fondo un lugar, mezclarse con sus gentes, comida, lengua o cultura". De este modo, el Slow Travel trata de anteponerse a esos viajes en los que se trata de visitar muchas cosas en el menor tiempo posible.
Los turistas hoy en día no se paran a comunicarse con las personas autóctonas del lugar visitado. Tampoco se emplea tiempo en conocer su forma de vida o costumbres, sino que programan el trayecto, incluso por horas, para poder ver la mayor parte de cosas posibles, hacer las fotografías oportunas y compartirlas en las redes sociales.
Consejos para convertir tu viaje en 'slow'
Para conseguir realizar un verdadero viaje slow, con calma y sin estrés, para conseguir el verdadero descanso y desconexión que todo el mundo necesita durante el periodo vacacional, pero que pocos consiguen, se pueden seguir una serie de recomendaciones:
- Elige un destino viable para los días de vacaciones con los que se cuenta, de forma que tenga suficiente tiempo para disfrutar del lugar.
- Ir caminando a todas partes en la ciudad para que nada escape a los ojos, sobre todo, aquellos rincones que no se encuentran en las guías. Todo esto hace que el viajero se mezcle con los locales y a la cultura.
- No mirar el reloj ni programar todas las horas del día. Tampoco hay que planificar rutas interminables que impiden disfrutar del destino de forma tranquila.
- Hay que integrarse con la cultura e idiosincrasia del lugar. Una buena recomendación es probar la gastronomía y platos típicos del lugar.
- Un viajero slow prefiere encontrar una casa rural, situada en un enclave autóctono y agradable, con dueños de la zona que indiquen lugares y costumbres locales, en vez de hacerlo en hoteles.
- Tampoco hay que tratar de hacer turismo, sino simplemente viajar y conocer los lugares, viviendo y saboreando los momentos, sin ir todo el rato acompañado de una cámara de fotos o una guía.
Comentarios